Hoces del Júcar y el Huécar. Ermita de San Julián. Cuenca
near Cuenca, Castilla-La Mancha (España)
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Itinerary description
Cuenca es una ciudad muy bonita, con un casco antiguo que ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1996, junto a los arrabales y las hoces de los ríos Júcar y Huécar, objeto de nuestra ruta de hoy. Aunque en la provincia existen restos de ocupación humana desde el Paleolítico Superior tales evidencias no se han encontrado en Cuenca, que siguió estando poco (si algo) poblada en época romana. Los primeros restos claros de población aparecen en la época musulmana, estando integrada en la Cora de Santaver, junto a las regiones vecinas, acabando por convertirse en capital de la cora. Tras la caída del califato de Córdoba quedó integrada en la Taifa de Toledo, pasando luego a manos del rey de Sevilla y más tarde de los almorávides, tras la batalla de Uclés. En 1177 fue conquistada por Alfonso VIII, y a continuación la población se distribuyó dentro de la ciudad de acuerdo con su religión: musulmanes, judíos y cristianos ocuparon barrios separados. En época de Alfonso XI y Don Juan Manuel, sus diferencias llevaron a Cuenca a ser parte del señorío de Villena, volviendo a pertenecer al rey cuando este dio la amnistía al señor de Villena. La ciudad fue asediada varias veces por los aragoneses, que nunca pudieron tomarla.
En la edad moderna Cuenca tuvo una producción textil y ganadera muy importante, con una gran industria de la lana, pero la peste de 1588 inició un progresivo declive aumentado por sequías y plagas, descendiendo la población a menos de un 10% de lo que era. Durante la Guerra de la Independencia la ciudad fue saqueada repetidamente, y la población diezmada. Durante las guerras carlistas la ciudad fue saqueada de nuevo, y durante una batalla en 1874 la ciudad fue incendiada y se causó gran mortandad. A partir de 1883 llegó el ferrocarril desde Aranjuez, comenzando una recuperación económica y poblacional, volviendo a superar los 10 000 habitantes hacia 1900. Durante la Guerra Civil, Cuenca quedó del lado republicano, pero aunque hubo muchos destrozos al principio Cuenca vivió bastante al margen de la guerra los años subsiguientes, siendo tomada por las tropas franquistas el 29 de marzo de 1939. A partir de entonces se acelera el desarrollo de la ciudad nueva mientras la parte antigua sigue languideciendo, aunque afortunadamente en los últimos años esta situación se ha revertido bastante.
Hemos llegado a Cuenca desde Valencia, por la A-3, con desvío a la altura de Minglanilla por la CM-211, que en Almodovar del Pinar se une a la N-320 para llegar a Cuenca. Aunque se puede comenzar la ruta en cualquier punto, decidimos iniciarla en el aparcamiento del Castillo, en el punto más alto de la Ciudad Antígua, donde dejamos el coche (es recomendable llegar pronto, porque el aparcamiento se llena con frecuencia).
Comenzamos a andar en dirección a la Hoz del Júcar, a la que descendemos inicialmente por una senda escalonada, en la zona vecina a las murallas, para luego seguir por un precioso sendero (uno de varios en ese punto), que va descendiendo lentamente por la ladera derecha de la Hoz en dirección a la huerta de Uña y las ruinas de la Ermita de San Juan de la Ribera. Pasadas estas, la Hoz gira a la derecha, y encontramos varias edificaciones del Club de Piraguas de Cuenca, en el paraje de Las Grajas, debajo de una notable cresta de roca conocida como la Buitrera; a ese nivel hay un pontón por el que cruzamos hacia el otro lado del río, para encontrar la carretera CM-2105, que se dirige hacia la Boca de la Hoz y luego hacia la Ciudad Encantada.
Aquí giramos a la izquierda, para volver por la Hoz en dirección a Cuenca. Durante algo más de 1 km. nuestra ruta coincide con la carretera, en cuyo lateral hay un carril bici, con un carril adicional (asfaltado) para peatones. Al cabo encontramos a nuestra derecha el comienzo de una pista asfaltada que asciende por la montaña en dirección a los Miradores y la Ermita de San Julián el Tranquilo; hace bastante frío, aunque ya es media mañana, y la noche ha visto bajar el termómetro a -8º, quedando una buena capa de hielo como resto en el inicio de la pista. No es un problema para el caminante y el paisaje, como lo ha sido y seguirá siendo en toda la ruta, es fantástico. Al cabo de unos pocos cientos de metros llegamos al primer Mirador (San Lesmes), y algo después al de San Julián, igualmente con excelentes vistas. De aquí seguimos progresando hacia el cenobio, para ver la Ermita y la Cueva del Santo, junto al área recreativa. En la parte más alta encontramos el sendero que continúa desde aquí, por las alturas de la Hoz, hasta llegar a la zona de La Playa, pasando por el Mirador de Emiliano, y más adelante por El Batán, donde se inicia el rápido descenso que nos llevará al nivel del río por debajo de la plaza de la Catedral. Cruzamos aquí hacia la izquierda del río por el puente que a ese nivel existe, y seguimos por el camino ribereño para llegar a una cascada formada por el agua que sale de una gran cueva o túnel a nuestra izquierda, para alcanzar de inmediato el río. Poco más adelante, aunque fuera de nuestra vista por la altura de la pared rocosa, está la Torre Mangana.
Seguimos al borde del río hasta encontrar las gradas por donde el Huécar baja para desembocar en el Júcar. Atravesamos un pequeño puente y subimos unas escaleras para alcanzar el nivel de la carretera que sube, a la izquierda, hacia la Ciudad Antígua. Aquí deberíamos simplemente cruzar esa carretera y bajar hacia el cauce del Huécar hacia el otro lado, pero nos entretenemos un rato viendo las vistas a uno y otro lado. Luego volvemos a la ruta que seguimos, y empezamos a ascender al lado del Huécar, cruzado por numerosos pequeños puentes y viales de acceso a las casas del entorno, protegido en buena parte por una bien conservada muralla. El río lleva limpias aguas, en las que nadan abundantes patos, que distraen nuestro camino, por si las vistas no fuesen suficientes, hasta que llegamos a las cercanías del Auditorio. Aquí la Hoz del Huécar se abre por un momento, mostrando algunas huertas y el saliente rocoso en el que fué edificado el magnífico Convento de San Pablo, o Los Paules, de estructura gótica y decoración renacentista, y donde se asienta el Parador Nacional, de obligada visita por esas razones. Al parador se puede subir por un camino que se abre a la derecha una vez pasado el Auditorio, pero para el caminante es preferible tomar el sendero que por la izquierda sube hacia la Ciudad Antígua, dejando de lado la salida hacia la plaza de la Catedral, para ir a encontrar un pontarro que por la derecha cruza la Hoz del Huécar para llegar directamente al Convento/Parador; las vistas desde ese puente, situado bajo las Casas Colgadas y a la altura del Parador, son muy bellas.
Nosotros ya lo conocemos, aunque paremos un rato para hacer fotografías, así que seguimos adelante, remontando por un sendero estrecho por la ladera de la Hoz hasta, pasado un pequeño laberinto rocoso, llegar a la zona de aparcamiento de El Castillo, donde hemos dejado el coche.
En conjunto, una ruta memorable, una de las que debe aconsejarse a todo turista. Puede no ser del total agrado del senderista deportivo, que encontrará demasiado asfalto y trayecto urbano, pero la belleza del lugar y los aspectos culturales del itinerario son un plus demasiado importante. Para nosotros es un itinerario de obligado conocimiento, fácil en general y realizable con niños. Muy, muy, muy, muy recomendable.
En la edad moderna Cuenca tuvo una producción textil y ganadera muy importante, con una gran industria de la lana, pero la peste de 1588 inició un progresivo declive aumentado por sequías y plagas, descendiendo la población a menos de un 10% de lo que era. Durante la Guerra de la Independencia la ciudad fue saqueada repetidamente, y la población diezmada. Durante las guerras carlistas la ciudad fue saqueada de nuevo, y durante una batalla en 1874 la ciudad fue incendiada y se causó gran mortandad. A partir de 1883 llegó el ferrocarril desde Aranjuez, comenzando una recuperación económica y poblacional, volviendo a superar los 10 000 habitantes hacia 1900. Durante la Guerra Civil, Cuenca quedó del lado republicano, pero aunque hubo muchos destrozos al principio Cuenca vivió bastante al margen de la guerra los años subsiguientes, siendo tomada por las tropas franquistas el 29 de marzo de 1939. A partir de entonces se acelera el desarrollo de la ciudad nueva mientras la parte antigua sigue languideciendo, aunque afortunadamente en los últimos años esta situación se ha revertido bastante.
Hemos llegado a Cuenca desde Valencia, por la A-3, con desvío a la altura de Minglanilla por la CM-211, que en Almodovar del Pinar se une a la N-320 para llegar a Cuenca. Aunque se puede comenzar la ruta en cualquier punto, decidimos iniciarla en el aparcamiento del Castillo, en el punto más alto de la Ciudad Antígua, donde dejamos el coche (es recomendable llegar pronto, porque el aparcamiento se llena con frecuencia).
Comenzamos a andar en dirección a la Hoz del Júcar, a la que descendemos inicialmente por una senda escalonada, en la zona vecina a las murallas, para luego seguir por un precioso sendero (uno de varios en ese punto), que va descendiendo lentamente por la ladera derecha de la Hoz en dirección a la huerta de Uña y las ruinas de la Ermita de San Juan de la Ribera. Pasadas estas, la Hoz gira a la derecha, y encontramos varias edificaciones del Club de Piraguas de Cuenca, en el paraje de Las Grajas, debajo de una notable cresta de roca conocida como la Buitrera; a ese nivel hay un pontón por el que cruzamos hacia el otro lado del río, para encontrar la carretera CM-2105, que se dirige hacia la Boca de la Hoz y luego hacia la Ciudad Encantada.
Aquí giramos a la izquierda, para volver por la Hoz en dirección a Cuenca. Durante algo más de 1 km. nuestra ruta coincide con la carretera, en cuyo lateral hay un carril bici, con un carril adicional (asfaltado) para peatones. Al cabo encontramos a nuestra derecha el comienzo de una pista asfaltada que asciende por la montaña en dirección a los Miradores y la Ermita de San Julián el Tranquilo; hace bastante frío, aunque ya es media mañana, y la noche ha visto bajar el termómetro a -8º, quedando una buena capa de hielo como resto en el inicio de la pista. No es un problema para el caminante y el paisaje, como lo ha sido y seguirá siendo en toda la ruta, es fantástico. Al cabo de unos pocos cientos de metros llegamos al primer Mirador (San Lesmes), y algo después al de San Julián, igualmente con excelentes vistas. De aquí seguimos progresando hacia el cenobio, para ver la Ermita y la Cueva del Santo, junto al área recreativa. En la parte más alta encontramos el sendero que continúa desde aquí, por las alturas de la Hoz, hasta llegar a la zona de La Playa, pasando por el Mirador de Emiliano, y más adelante por El Batán, donde se inicia el rápido descenso que nos llevará al nivel del río por debajo de la plaza de la Catedral. Cruzamos aquí hacia la izquierda del río por el puente que a ese nivel existe, y seguimos por el camino ribereño para llegar a una cascada formada por el agua que sale de una gran cueva o túnel a nuestra izquierda, para alcanzar de inmediato el río. Poco más adelante, aunque fuera de nuestra vista por la altura de la pared rocosa, está la Torre Mangana.
Seguimos al borde del río hasta encontrar las gradas por donde el Huécar baja para desembocar en el Júcar. Atravesamos un pequeño puente y subimos unas escaleras para alcanzar el nivel de la carretera que sube, a la izquierda, hacia la Ciudad Antígua. Aquí deberíamos simplemente cruzar esa carretera y bajar hacia el cauce del Huécar hacia el otro lado, pero nos entretenemos un rato viendo las vistas a uno y otro lado. Luego volvemos a la ruta que seguimos, y empezamos a ascender al lado del Huécar, cruzado por numerosos pequeños puentes y viales de acceso a las casas del entorno, protegido en buena parte por una bien conservada muralla. El río lleva limpias aguas, en las que nadan abundantes patos, que distraen nuestro camino, por si las vistas no fuesen suficientes, hasta que llegamos a las cercanías del Auditorio. Aquí la Hoz del Huécar se abre por un momento, mostrando algunas huertas y el saliente rocoso en el que fué edificado el magnífico Convento de San Pablo, o Los Paules, de estructura gótica y decoración renacentista, y donde se asienta el Parador Nacional, de obligada visita por esas razones. Al parador se puede subir por un camino que se abre a la derecha una vez pasado el Auditorio, pero para el caminante es preferible tomar el sendero que por la izquierda sube hacia la Ciudad Antígua, dejando de lado la salida hacia la plaza de la Catedral, para ir a encontrar un pontarro que por la derecha cruza la Hoz del Huécar para llegar directamente al Convento/Parador; las vistas desde ese puente, situado bajo las Casas Colgadas y a la altura del Parador, son muy bellas.
Nosotros ya lo conocemos, aunque paremos un rato para hacer fotografías, así que seguimos adelante, remontando por un sendero estrecho por la ladera de la Hoz hasta, pasado un pequeño laberinto rocoso, llegar a la zona de aparcamiento de El Castillo, donde hemos dejado el coche.
En conjunto, una ruta memorable, una de las que debe aconsejarse a todo turista. Puede no ser del total agrado del senderista deportivo, que encontrará demasiado asfalto y trayecto urbano, pero la belleza del lugar y los aspectos culturales del itinerario son un plus demasiado importante. Para nosotros es un itinerario de obligado conocimiento, fácil en general y realizable con niños. Muy, muy, muy, muy recomendable.
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Comments (22)
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Otra gran ruta si estas hospedado en el maravilloso Parador de Cuenca.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
¡Maravillosa ruta y maravillosas vistas!
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Easy
Cultura y naturaleza. Impresionante lugar.
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Scenery
Moderate
Se disfruta paseando por este contorno,único en los límites de nuestra comunidad
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Moderate
Ruta sencilla y bonita
Gracias por tu valoración y comentario.
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Scenery
Easy
Una ruta muy entretenida para pasar la mañana
Si muy bonita y a mediados de Octubre más bonita. Gracias
Gracias a vosotros.
Nos ha gustado mucho. La hemos hecho en verano y del revés, así da más sombra. Muy recomendable ;)
Me alegro de que os haya gustado.
Pues en otoño está preciosa esta ruta
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Easy to follow
Scenery
Easy
Bonita ruta para una tarde Conquense
Me gustó su recorrido
Gracias por compartir
Gracias por tu valoración
Me ha encantado la ruta! Gracias por compartirla👍👍
Gracias por tu valoración.
Muy bonitala ruta, gracias por compartir
Gracias a ti.
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Easy to follow
Scenery
Easy
Ruta accesible y por un paraje muy agradable.
Gracias por tu comentario.
Una ruta extraordinaria, para conocer mejor Cuenca. Disfrutamos mucho. Hubiese añadido la subida al Monumento al Sagrado Corazón de Jesús desde el río Huécar para añadir un Plus a la ruta. El Itinerario perfecto. Muchas gracias. Un Saludo.
Gracias por tu valoración.