Hoces del Río Riaza

El río Riaza ha excavado en las duras rocas calizas de los páramos segovianos uno de los mayores conjuntos de hoces, cañones, acantilados y desfiladeros que se pueden contemplar en el interior de la Península Ibérica.
En este solitario espacio geográfico se localiza una importante concentración de aves rapaces entre las que destacan alrededor de 200 parejas de buitres leonados. Las laderas y los escarpes rocosos están cubiertos por bosques relictos de un árbol, la sabina albar, que es un auténtico fósil viviente del terciario. En un ensanchamiento del cañón aparecen situados los solitarios restos románicos del convento de Casuar.
Un espacio protegido cuyo objetivo principal es la conservación del paisaje y de la biodiversidad que habita en este elemento geomorfológico de primera magnitud. Un cañón calcáreo en cuyos cortados anida una de las colonias de buitre leonado más grandes de Europa.
Continuamos y a unos 600 metros llegamos a la base del Cortado de Peña Rubia cubierto de numerosas buitreras. En este punto ya se escucha el sonido del agua, la hilera de chopos nos insinúa su curso. En breve llegamos a un puente que dejaremos a mano izquierda para proseguir recto.
Llegamos al final de la pista y a mano derecha iniciamos una pronunciada ascensión por una senda estrecha de la ladera.
Tras superar un repecho y continuar la subida llegamos al final de la misma. El esfuerzo ha valido la pena, las vistas del cañón son impresionantes.
Justo antes de empezar el descenso, un panel interpretativo nos explica la evolución de los cortados. A pocos metros, ante nuestros pies, aparecen las ruinas de la Iglesia de Santa María del Casuar, situada en uno de los parajes más bellos de la provincia de Segovia.
Nos detendremos un momento a visitar las ruinas del convento e iglesia del Casuar.
Su nombre proviene de la villa de Covasuar, en la que se hallaba originalmente. Esta fue donada por Fernán González y su madre al monasterio de San Pedro de Arlanza en 913. La iglesia se construyó en el siglo XI.Tras la fundación de la iglesia quedó en manos de los benedictinos como priorato de San Pedro de Arlanza.
Retomamos el camino principal, dejando el río siempre a mano izquierda para adentrarnos en un encinar frondoso.
Seguimos caminando cómodamente por el sendero y pasaremos por debajo de un gran viaducto (actualmente en desuso).
Continuamos caminando siempre al lado del río, nos vamos acercando al final del trayecto, hasta llegar a los pies de la Presa del Embalse de Linares.
El camino de vuelta se hará por el mismo sitio pero antes nosotros haremos un descanso cerca de la casa del encargado (según mapas) donde atravesaremos un bonito puente de madera.