Hoces del río Rudrón. Castro Siero. Ribera y páramo. Entre Valdelateja y San Felices del Rudrón.

Circular con salida desde el aparcamiento de Valdelateja para remontar el río Rudrón por su margen derecha hasta llegar a San Felices del Rudrón.

De ahí se vuelve por un camino ascendente hasta colocarnos por encima de los farallones calcáreos que acotan este magnífico espacio de las Hoces del río Rudrón.

La bajada a Valdelateja se realiza por un portillo precioso que nos va a embocar en el despoblado de Siero y su ruinosa iglesia para luego llegar hasta el castro Siero, que sustenta en su cima la iglesia mozárabe de las mártires Santa Centola y Santa Elena, víctimas del Imperio Romano durante la invasión de la Península.

Salimos desde la entrada al pueblo de Valdelateja para atravesar su casco urbano y vadear el puente que une las dos partes del poblado.
Nada más cruzarlo giramos a la derecha y por el sendero que marca la cascada del molino nos encaminamos por la margen derecha remontando el río Rudrón.

Llama la atención el tono nacarado de sus aguas.
Se justifica este hecho por la cantidad de soluto calcáreo que es capaz de contener en sus aguas.

El sendero por el que llevamos nuestros pasos es mágico.
Un continuo bosque de galería es el protagonista durante la práctica totalidad del tramo que tenemos hasta la localidad de San Felices del Rudrón.

A lo largo del paseo por la ribera vamos descubriendo rincones mágicos como la cascada del molino de Valdelateja al poco de entrar en el sendero.
Más adelante nos ponemos frente al balneario y la presa de este lugar preparado para utilizar de manera medicinal el agua.

A partir de ahí se van descubriendo los imponentes farallones calcáreos que flanquean el cañón, con varias pedreras o derrubios por gravedad, fruto de la importante erosión que se produce en la caliza cuando se combina con CO2 y agua, elementos abundantes en la zona.

El río suena a lo largo de su remonte debido a los continuos saltos que se localizan en el cauce.

Un refugio de pescadores junto a la orilla indica la importancia del arte de la pesca sin muerte que por este espacio se realiza.

La exuberante vegetación forma un continuo bosque de galería con encinas, chopos, salces y alisas.

Llegamos a la altura del barrio de Nápoles o del Norte de San Felices del Rudrón.
Una pasarela junto a unos imponentes chopos del país que se encuentran en la otra marcan esta referencia.