Hoces del Rudrón

Esta ruta transcurre por el parque natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Iniciamos nuestro trayecto desde la localidad burgalesa de Hoyos del Tozo, en donde aparcamos en una campa próxima a la ermita de Santa María y junto a la cascada de La Coladera, pequeña pero coqueta y que en la época en la que realizamos la ruta corría agua cristalina y transparente.
Visitando la cascada iniciamos la ruta y ascendimos por una pista camino del depósito de aguas en dirección a La Curacada, en lo alto de los páramos y con formaciones geológicas de interés. Seguimos la caminata por una pista de tierra entre los campos labrados y que permite asomarse a la geología superior del cañón del Río Rudrón pudiéndose apreciar perfectamente los meandros. Hicimos una pequeña visita a los restos del pueblo abandonado de Ceniceros, del cuál quedan algunas piedras y dejan patente la fuerza de la naturaleza al recolonizar los terrenos que anteriormente fueron ocupados por los seres humanos. Para visitar estas ruinas hay que realizar un breve desvío del recorrido.
Continuamos por la pista forestal para llegar hasta el pueblo de San Andrés de Montearados. Nada más llegar al pueblo tomamos el camino rural asfaltado. Al cabo de un par de kilómetros, cuando nos topamos con el río tomamos la senda de vuelta a Hoyos, siguiendo la ribera, en el fondo del cañón y que nos permite ver el río mucho más de cerca. El río quedará en todo momento a nuestra derecha. Empezamos por un sendero estrecho, que a ratos se hace un poco más amplio camino hacia La Fuentona. Ésta es una importante surgencia de agua desde una cueva junto al río. Hay que cruzar este cauce por unos trancos de piedra y desde ellos se puede ver el gran caudal que surge de la roca. Allí tomamos un refrigerio admirando el movimiento y escuchando el murmullo incesante del interior de la cueva.
Seguimos por un camino en una zona donde se hace más estrecho el cañón y dónde se pueden apreciar mejor las formaciones Kársticas. Hay que estar atento en un paso en el que hay que bajar casi hasta el cauce para continuar el camino. En la ruta encontramos los restos de un molino y también los de una antigua central hidroeléctrica abandonada.
Llegamos al azud del molino y una pequeña zona de picnic desde dónde apreciamos a corta distancia la entrada de una cueva en el cortado de la roca. Al acercarnos a ella pudimos admirar las imponentes formaciones rocosas de este sistema kárstico de cortes verticales de gran altura con una interesante coloración rojizo-anaranjado.
Después de la visita a la cueva tomamos de nuevo el camino a Hoyos y a su entrada pudimos ver la conjunción entre el antiguo y el nuevo urbanismo. También los restos de madera de un “potro de herrar” junto a las ruinas de la fragua del herrero. El potro era una estructura utilizada para elevar a los bueyes de tiro y facilitar la labor de colocarlos las herraduras.
Finalizamos nuestra ruta visitando el atrio de la ermita de Santa María con un pórtico románico muy bello por su sencillez.
Es una ruta sencilla para poder hacer en familia sin grandes desniveles y quizá con algún punto más estrecho en el camino junto al río Rudrón.