Homenaje a Josetxo Mayor por la senda Talaia (Ulia-Pasaia)

Esta caminata mañanera con mi hija Marina por la senda Talaia de Donosti a Pasaia, es un pequeño homenaje al popular Josetxo Mayor que gracias a su labor de acondicionamiento de una parte del camino, hoy podemos caminar en condiciones seguras.
Josetxo, hoy con más de 80 años, se dedicó desde hace más de 30 a limpiar y acondicionar los caminos del monte Ulía , al principio los “findes” y ya jubilado, todos los días hasta hace 3-4 años.
Todavía me acuerdo cuando en mis innumerables caminatas mañaneras me topaba con él en plena faena y dejaba sus herramientas para contarte amena y amigablemente lo que estaba haciendo mientras encendía un cigarrillo y echaba un trago de la botellita de vino que sacaba de entre la maleza y así de paso se tomaba su pequeño respiro.
El reportaje fotográfico recoge varios de los tramos de pasos de escalera que acondicionó con un generoso esfuerzo para su edad y siempre con sus inseparables herramientas manuales: azada, rastrillo, escoba, cincel, martillo...
Desbrozaba, desmontaba piedras, las cortaba, las daba forma, las colocaba de nuevo... y así construyó infinidad de escaleras, por algunas de las cuales hoy hemos caminado y fotografiado.
Una de las veces me contó que su lógica le decía que faltaba un tramo de camino.
En su búsqueda fue cuando descubrió la larga calzada empedrada que estaba totalmente cubierta de maleza, en la que sobre la base de un pitón de roca erosionada de la calzada alguien colocó una placa: Avenida Josetxo.
Por esta calzada se transportaba la arenisca procedente de las canteras del litoral, piedra con la que se construyeron muchos de los edificios del barrio de Gros, incluida la iglesia de San Ignacio.
Por su ingente labor de dedicación al monte, Josetxo recibió la medalla al mérito ciudadano de la ciudad.
Pasada la cala Murgita abandonamos la senda Talaia para tomar la de los Acantilados que desciende hasta el litoral, por el camino balizado por los entusiastas del Vasco Camping.
Para ello se pasa un túnel y dos pequeños acueductos, antiguas instalaciones por las que transcurría el agua captada de varios manantiales y que a través de un depósito, se suministraba a parte de la población de Donosti.
La senda baja hasta un impresionante acantilado vertical, al que afortunadamente dejaron de llegar hace unos años ,con la puesta en marcha de la depuradora de Loiola ,los vertidos urbanos de la comarca de Oarsoaldea.
Tras las correspondientes fotos al borde de este bello acantilado, se pasa por dos fondos de barranco para ascender finalmente por una senda de pronunciada pendiente al Faro de la Plata.
En el descenso por la carretera, después de sacar una foto a una curiosa estalactita de agua congelada que colgaba de una roca y volver a hacer otra, se me fue la señal del GPS y se acabó el track.
Así que a los 6,5 km habría que añadirle 1,5 más, bajando las escaleras a la bocana del puerto y llegar al final de etapa, que esta vez coincide en el control de avituallamiento del bodegón Muguruza, en el que combatimos rápidamente el frío reinante con unos ricos“pescaitos”del día y su buen vino a inmejorable precio.
Y en bus vuelta a casa.