Hormiguita: Circular Ceceda - Corona de Castro - La Encrucijada (Asturias)

Iniciamos la ruta en la plaza del pueblo naveto de Ceceda. Seguimos como nos indica el panel la PR. AS - 147. Vamos por la carretera local hacia los caseríos de La Faya y Fresnadiello al otro lado del Río Faya. En el Cruce del Cantón nos dirigimos a la derecha y conocemos la pequeña Ermita de Nuestra Señora de los Dolores. Tras pasar Fresnadiello se acaba el asfalto y una pista de tierra avanza hacia la descuidada área recreativa.
Una fuerte remontada nos eleva en sucesivas revueltas por El Mosquín hasta la Corona de Castro. A nuestras espaldas contemplamos numerosos pueblos de la comarca de Nava con la Sierra de Peñamayor cerrando el horizonte. Hacia el Norte tenemos vista de Cercanías del Cielo, Pico Fario y Peña Careses y Sariego y Cabranes.
Corona de Castro: modesta montaña que se eleva entre los concejos de Nava, Piloña y Cabranes y cuya cimera constituye un asentamiento fortificado de forma elíptica de la época castreña. La verdad es que no vemos nada por la gran cantidad de eucaliptos y pinos existentes en la zona.
Continuamos por el cortafuegos y descendemos por la pista de la derecha rumbo a La Heria y al Alto de la Encrucijada con su antiquísima venta; por este punto pasaba el antiguo camino real entre Tarna y Villaviciosa.
Retornamos hasta Corona de Castro y torcemos a la derecha de nuevo para descender por el cortafuegos del Monte La Trapa con fuerte pendiente. Ya abajo, cerca del caserío del Cantu nos encontramos en un entorno de praderas y cabañas pastoriles.
Volvemos al firme hormigonado por el valle que forma el Arroyo del Cabo cruzando el caserío de La Trancada. Llaneamos hasta La Faya y un corto repecho nos sitúa en el Cruce el Cantón donde conectamos con el camino de ida que recorremos ahora dirección Ceceda. Al terminar la circular nos acercamos a visitar la capilla de Santa Lucía (siglos XVII y XVIII) y la iglesia consagrada a San Miguel reconstruida tras la Guerra Civil Española.


Curiosidad: a los naturales de Ceceda se les conoce como escabecheros debido a un barril de sardinas e escabeche que llegó a la oficina de correos, tras pasar un tiempo y no ser reclamado, los lugareños decidieron abrirlo y repartirlo, la sorpresa fue al descubrir un cadáver dentro.