Hormiguita: Ida y Vuelta Llamo - Minas de Rioseco - Minas de Texéu - Minas Neolíticas El Arrebolleu (Asturias)

Dejamos el coche junto al lavadero y la fuente, a la entrada misma del pueblo de Llamo, perteneciente al Concejo de Riosa. Callejeamos entre sus casas siguiendo las indicaciones de la ruta a las Minas de Rioseco. Por buena pista caminamos un tramo, valle arriba, tras cruzar el Rio Llamo.
Un fuerte repecho y nos situamos en el Poblado Minero de Rioseco, donde encontramos tres edificios restaurados destinados a viviendas y cuadras allá por el año 1897. Tomamos algo más de altura y topamos con las ruinas de la planta de tratamiento mineral. Un poco más arriba nos asomamos al Mirador que el Ayuntamiento de Riosa construyó en 2015 sobre las antiguas tolvas de las minas de Texéu desde donde se contempla todo el conjunto minero, el Valle de Riosa cerrado al fondo con El Monsacro, bajo nosotros una chimenea de 2o metros de altura rescatada también del olvido, y a nuestra derecha la Foz del Averón.
Más arriba, una zona recreativa junto a viejas bocaminas del Piso 1º,Transversal de la Casa Candanal. Tomamos el viejo camino que sin descanso en su pendiente y tras 47 revueltas, nos saca del denso bosque a unos 400 metros de desnivel más arriba, a la Campa Texéu. Nuevas bocaminas y ruinas de los antiguos edificios del Piso 2º de la Mina de Malaquita y Azurita, nos vamos encontrando por el camino mientras buscamos el sendero hacia las minas prehistóricas.
Junto a la Fuente la Espinera, en el Piso 3º, parte un sendero a la izquierda de una bocamina, dirección al Pico Villuriz, que va girando y adentrándose en un pequeño bosquete. Salimos a otra campera, ya en el nivel 4º, a casi 1150 metros de altitud, y voilá
ante nosotros el inmenso Socavón de la Campa Les Mines: minas que podrían situarse en el año 2500 a.C y que en 1888 fueron encontradas por el ingeniero belga Alejandro Van Straalen. Impresionante yacimiento prehistórico considerado el más importante y antiguo de Europa en su género, donde se hallaron variadas herramientas de trabajo y hasta 26 esqueletos que formaron parte de ofrendas a la montaña llevadas a cabo en rituales paganos, algo sumamente singular y limitado a la cornisa cantábrica. Increíblemente sobrecogedor!!
Caminamos un poco más, encontramos otra bocamina y lo que parece la entrada al Arrebolléu pero imposible de ver nada con tanta maleza, así que damos media vuelta y volvemos a las minas neolíticas. Unas fotucas más y volveos a la Campa Texéu desde donde de frente a nosotros observamos el Cordal de las Segadas y poco más porque las nubes están muy bajas e impiden las buenas vistas.
Sin prisa pero sin pausa descendemos por el mismo camino ya recorrido.