Hornillos del Camino-Castrojeriz (Camino de Santiago)

Continuo con el relato de las impresiones de mi particular Camino a Compostela realizado andando en tandas de 2 días cada cierto tiempo, después de la anterior etapa: Burgos – Hornillos del Camino.
Hornillos del Camino-Castrojeriz (Camino de Santiago) en TRACKSRIOJA
Tras adecentarme y desayunar tranquilo, salgo cuando empieza a salir la luz del alba desde el buen albergue municipal de Hornillos del Camino (823m.) con destino en Castrojeriz , a unos 20 Km.
Junto a la simpática hospedera voluntaria nacida en la maravillosa Tierra de Pinares en Soria, mantuvimos una entretenida tertulia la noche anterior después de la cena y esta nos advirtió a los 5 peregrinos que nos alojamos en estas solitarias fechas (una coreana, dos italianos uno con orígenes colombianos, un alemán de ascendencia japonesa y un servidor) que no vamos a encontrar nada abierto hasta el final de ruta, que en “invierno” la mayoría de los negocios en Hontanas (y lugares próximos) están cerrados, ya que aprovechan para irse de vacaciones en temporada baja (5-12-2023).
Así que, nos ha hecho a los que hemos querido, unos generosos bocadillos de tortilla “a la carta”, el mío con queso y beicon. El hospedaje en litera con calefacción y con duchas de agua caliente. La cena de lentejas con morcilla con postre de peras ecológicas al vino o dulces y café con leche. Desayuno caliente de máquina con dos muffins y bocadillo para el viaje, me ha salido por unos 30 euros. Para mí, acostumbrado a pedregosos vivac y refugios de montaña, es todo un lujo que se agradece y que ante las masificaciones algunos no saben valorar…

Abandono entre sombras con la primera luz del alba las calles del pueblo con una helada cojonuda, la temperatura ronda -3ºC, por suerte no sopla viento.
El principio en subida de unos 3,5Km ayuda a ir entrando en calor aunque yo no tengo frío, voy equipado casi como cuando subí al Mont Blanc. La luz a mi espalda da un tono rosáceo al entorno de campos de cereal segados, pastizales, muretes de piedra y algún solitario árbol de este sobrio granero castellano.



Me entretengo pinchando con la punta del bastón los charcos congelados mientras atravieso tierras de Iglesias y de Castellanos de Castro, dos pequeñas localidades de la comarca del Odra-Pisuerga.
La palabra páramo: terreno raso, yermo y desabrigado, más elevado que los que le rodean…es la mejor definición de este tramo burgalés del Camino, que acometo con un sentimiento íntimo entre sencillos pueblos con ambiente medieval. A lo lejos, como una aparición veo la silueta colorada del místico alemán y poco a poco me voy acercando a él. Le saludo haciendo gestos del frio que hace, él me sonríe, no habla español, mi inglés está oxidado y soy nulo en alemán. Al rato lo paso y me despido adentrándome en la niebla que va dejando una fantasmagórica cencellada en el suelo. De entre la gélida nebulosa despuntan las aspas de los aerogeneradores, la mayoría parados ahora.
Después de 6Km de andar por esta espartana meseta, en un cruce se indica un alberge unos 260 metros hacia la izquierda (que no consigo distinguir), sigo y más adelante después de unas cruces entre los montones de piedras, a la derecha veo una reciente construcción que pertenece a otro albergue que se encuentra también cerrado ahora. Y por fin, tras una cruz Teutona viene la escarchada bajada de la ladera hacia Hontanas (867m.) y el paisaje cambia.

Tras la ermita de Santa Brígida, la Calle Real atraviesa este pequeño pero bonito y cuidado caserío de 73 hab. declarado Conjunto Histórico Artístico, con la iglesia de La Inmaculada Concepción que fue torre fuerte, algún palacio, el Hospital de San Juan hoy albergue de peregrinos y diferentes casonas, etc.

Prosigo pasando las piscinas y cruzo el arroyo Garbanzuelo, afluente del río Odra. Avanzo por un entretenido camino al pie de unas lomas entre campos y pinares de repoblación. Saludo a un lugareño que pasea esta gélida mañana y al preguntarme por mi origen, mantenemos una alegre conversación sobre los magníficos caldos de Rioja.
Continúo, fijándome a mi izquierda en las ruinas del viejo molino harinero Del Cubo donde aún se distinguen sus piedras de moler y la presa que lo alimentaba, pero sobre todo, me impactan más adelante las ruinas que hacen equilibrio de lo que parece una torre. Es lo que queda de un esquinal de la iglesia de San Vicente que fue parroquia de un desaparecido poblado medieval y que milagrosamente aún se tienen en pie ante las inclemencias. En los muretes de piedra cercanos se pueden observar algunas cruces grabadas.

Prosigo y abandono el viejo camino para incorporarme a una pista nueva paralela a la carretera BU-P-4013.Así por encima de la línea de chopos del camino, veo otras ruinas impactantes, estas relativamente conservadas.



Es el antiguo monasterio de San Antón con sus mágicas ruinas. Estas se sitúan en el despoblado de San Antón y dan fe de lo imponente que llegó a ser este edificio gótico regentado por la enigmática Orden de los Antonianos. Estos monjes en un principio eran laicos atendían a los peregrinos y se habían especializados en tratar el llamado Fuego de San Antón o Fuego Sagrado que aquejaba las extremidades de los viandantes que se habían intoxicado por comer centeno parasitado con el hongo del cornezuelo. Este magnífico cenobio tuvo su fin en 1791 tras ser suprimida la orden por el Papa y disuelta en nuestro país por Carlos III. Hoy es un coqueto albergue de peregrinos protegido por la Cruz de Tau, que se asemeja a un escenario de película y es de las pocas cosas que encuentro abiertas en estas fechas.

Continuo mi camino viendo en la lontananza el final por una temporada de mi particular Camino “en fascículos”, no es otro que la preciosa localidad de Castrojeriz (808m.), uno de los llamados Pueblos Más Bonitos de España.
Está ubicado en la ladera de solana de un cerro coronado por las ruinas de un castillo que le da el apelativo de Castro. Nos da la bienvenida la iglesia de Nuestra Señora del Manzano, y enseguida, tras una gran Cruz Tau (T griega) nos adentramos por sus calles cuajadas de casonas de piedra, pasando la iglesia de Santo Domingo hasta llegar el otro extremo donde se ubica la Iglesia de San Juan. Es conveniente e imprescindible diría yo, hacer una tranquila visita a los múltiples monumentos históricos: palacios, conventos, iglesias, castillo, etc., centro de interpretación del Camino y museos que es posible visitar en esta preciosa localidad, que dispone de bares, restaurantes, alojamientos y varios albergues.