Hostalric R11-Grions-Castell

Compromisos familiares y una temible Dana en curso de colisión, desaconseja optar por alternativas arriesgadas, y aunque hoy la ruta será un agradable, pero nada exigente, paseo, sirve de coartada para, evitando excusas, salir a disfrutar del aire libre y una inmejorable compañía. Los retrasos habituales en los horarios de los trenes nos ponen en apuros desde el principio, ya que mi compañero llega por los pelos. Arrebujados tranquilamente en los asientos, aprovechamos para repasar los acontecimientos, personales o no, vividos durante la semana. Tantas situaciones gratamente disfrutadas, reafirman nuestro compromiso de saborear la vida, instalados en el aquí y el ahora. El pasado pasado está, sin posibilidad de cambio, y respecto al futuro, difuminado y cambiante, solo podemos poner un poco de nuestra parte para intentar que nos sea favorable. Nublado el cielo y húmedo el ambiente, las calles mojadas, te recuerdo Aman....(ah, no, eso es plagio) , nos reciben en Hostalric. Tras los habituales ritos de inicio y dudas sobre el rumbo, enfilamos hacia el horizonte, sin prisa, pero sin pausa. Aunque a ratos pisamos camino de tierra, flanqueado por verde y goteante vegetación, gran parte de la ruta transcurre por asfalto y carreteras poco concurridas. Nos entretenemos identificando el Montseny, el Turó de l'Home, les Agudes, y el Castell de Montsoriu, que atacamos en su día por ambas vertientes. Tenemos pocos encuentros, una trotadora nos adelantó nada mas salir de la estación, una caminante que se cruza con nosotros, un ciclista y un par de coches. En nuestro afán de evitar la carretera, improvisamos por un sendero que acabando en cadena, nos obliga a volver sobre nuestros pasos (parte eliminada del track), y donde sintiendo la llamada de la naturaleza en forma de doloroso apretón, pierdo mi dignidad en un margen del camino. Llegados a Grions, saludamos a otro par de ciclistas, y tras fotografiar iglésia y torre, recuperamos fuerzas con el ruido de un cortacésped como música de fondo. Se acerca a nosotros un dinámico conductor, solicitando nuestra ayuda para localizar una empresa por los alrededores. Como lleva una tarjeta con el nombre y dirección de la citada empresa nos sorprende la pregunta, pues nada mas fácil que poner el destino en el gps para localizarla. Los ciclistas, que si son de la zona, le orientan, y de nuevo este señor actúa raro. Baja del coche y les da una tarjeta entre sonrisas, no sabemos muy bien con que intenciones. Con buen ritmo y a buen paso, llegamos a Hostalric para visitar el castillo, por lo que parece eternamente en rehabilitación, y ahora cerrado. Caen unas pocas gotas, tan escasas, que ni siquiera necesitamos protegernos de la tímida lluvia. Agilizando el trámite de la visita urbana, tropezamos con un Kebab, ideal para nutrirnos y tras un ligero retraso por su parte, abordamos el tren para el retorno a la urbe. Como vereis, no hemos vivido hoy grandes aventuras, ni hemos coronado cima alguna, tampoco epopeya digna de narrar, pero aunque humildes, atesoramos igualmente con cariño en nuestra memoria, las experiencias vitales de la jornada.