Hozabejas (Las Caderechas): Aguas Cándidas y Río Quintanilla

Itinerario circular que parte de Hozabejas (Las Caderechas), asciende por el monte El Barrio, baja plácidamente hasta Aguas Cándidas, visita la ermita de San Emeterio camino de Río Quintanilla y vuelve al punto de partida.
Hemos utilizado la ruta de “Maisid”: (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/aguas-candidas-valle-de-caderechas-100163068 ) para crear una sobre el mapa y seguirla, y evitar las zonas de tránsitos complicados por la vegetación que comenta en la descripción. De este modo nosotros nos movimos siempre por pistas forestales, caminos carreteros y senderos bien definidos.

Descripción de nuestro recorrido: comenzamos a andar desde Hozabejas, dejando nuestro vehículo cerca de la pista forestal que íbamos a seguir, muy cerca de la piscina del pueblo y al lado de una fuente con un potente chorro de agua continuo.

Avanzamos por la pista que asciende suavemente por el monte El Barrio. A medida que subimos podemos disfrutar de los paisajes de bosques frondosos en todas Las Caderechas y de los farallones rocosos de alto Cironte.

Alcanzamos El Portillo y a continuación un estrecho valle con unas pocas parcelas de cultivo de frutales. A la altura del kilómetro 2,40 abandonamos el camino por el que veníamos, que es por el que se accede a estas parcelas, y cruzamos hacia el otro lado para alcanzar otro camino en desuso, pero por el que avanzamos cómodamente hasta un cortafuegos de acentuada pendiente, corto y con un sendero bien definido, por el que llegamos al camino de Aguas Candidas que avanza cercano a la cresta del monte.

Iniciamos un descenso prolongado hasta Aguas Candidas. Vamos por caminos muy cómodos y con bastantes sombras que en un día caluroso como hoy se agradecen. En el kilómetro 5,60 abandonamos el camino principal por otro menos transitado pero en perfecto estado. Para ello giramos a la derecha y enseguida a la izquierda. Y llegamos a este pueblo que tiene una especial animación. Es la hora de comer y nosotros nos acercamos a la Iglesia donde a esta hora habrá tranquilidad, buena sombra y cómodos lugares para sentarnos.

Enseguida nos encaminamos hacia Río Quintanilla y lo hacemos por un camino que pasa al lado de la bonita ermita románica de San Emeterio y San Celedonio a los pies del pico Castilviejo.

Alcanzamos Rio Quintanilla con una imponente torre medieval. Salimos hacia Hozabejas por un camino que pasa al lado de la iglesia y que siguiéndolo recto llega hasta la carretera. Giramos a la izquierda, retrocedemos unos metros por el asfalto y enseguida encontramos un camino a la derecha que avanza por parcelas de frutales hacia nuestro destino. Muchas de estas parcelas están abandonadas y se están muriendo los frutales mientras son invadidas por otra vegetación que las convierte en una selva, y esto lo hemos observado en todas las zonas de parcelas de frutales y resulta un poco triste. El camino por el que venimos desemboca en la carretera por la que entramos al pueblo.

ENCUENTROS EN LA RUTA:
Mientras nos preparábamos para salir (cambio de calzado, protección solar, etc.) conversamos con un lugareño ya mayor, pero que sigue con su actividad de fruticultor (ahora como afición) que nos explica todos los problemas que han tenido con el clima este catastrófico año para toda la cosecha de frutas (principalmente cerezas y manzanas). Primero fueron heladas potentes (hasta -7 grados) cuando los frutales empezaban a florecer, y estos últimos 15 o 20 días, tormentas violentas con granizadas. En definitiva, que este año, en la mayor parte de Las Caderechas, no hay apenas cosecha de cerezas. Parece que solo en los pueblos más elevados: Madrid y Herrera de las Caderechas se salvaron de la helada, al florecer un poco más tarde los frutales. Pero aún así, en estos pueblos que tenían cosecha, las tormentas violentas y con granizadas de estos días están perjudicando mucho la calidad y la cantidad de las que pueden comercializar. También nos da una lección sobre las enfermedades de las cerezas y lo costoso de tratarlas, así que cuando hay pocas no compensa el coste y el esfuerzo de los tratamientos.

En Aguas Candidas encontramos gran animación. Algunas familias, tres al menos, habían sacado grandes mesas al lado de sus casas y estaban de agradable y numerosa comida familiar. Algunos de ellos bromean con nosotros porque nos ven con aspecto de peregrinos, supongo que por la mochila y los palos de caminar, y nos dicen: “no sabíamos que el Camino de Santiago también pasaba por aquí”. Y preguntamos que si están celebrando alguna fiesta en el pueblo. Nos contestan que su gran fiesta de San Juan.

Cuando estábamos finalizando nuestra caminata a la entrada de Hozabejas nos encontramos con un grupo de unas 7 u 8 personas en animada conversación que nos invitan a comer de una caja de cerezas que acaban de coger. Tienen un aspecto inmejorable y son cerezas llamadas de corazón por su forma y de un rojo oscuro intenso, aunque confiesan que prefieren las clásicas de Las Caderechas de color claro, más jugosas y dulces aunque de peor comercialización. Nos dicen también que no podemos irnos del pueblo sin beber agua de una fuente casi oculta a la que se llega bajando unas escaleras. Sin dudarlo nos acercamos a la fuente y nos pegamos unos buenos tragos de su agua fresquita. Esto, dicen, garantiza que volveremos a Hozabejas. Nos informan también que mañana se va a casar aquí una pareja del grupo, la primera boda en el pueblo desde hace casi cuarenta años y allí está también la protagonista de aquel enlace. Agradecemos este recibimiento tan agradable y amistoso, y deseamos una feliz boda a la pareja. Y nos acaban regalando la caja de cerezas que todavía está por la mitad. Y Olaitx además nos invita a tomar una cerveza, cocacola, o lo que nos apetezca, en su casa que está al lado. Se lo agradecemos y declinamos su invitación porque tenemos que volver hasta Santander y queremos pasar por Herrera de las Caderechas a comprar algunas cerezas, que es donde ellos mismos nos han dicho que seguro que nos pueden vender.

Nos acercamos a Herrera con el coche con el objetivo de comprar algunos kilos de cerezas, y justo antes de entrar en el pueblo encontramos una familia en plena faena de recolección. Preguntamos por si nos quieren vender y nos dicen que sí, pero nos proponen que nos las dejan más baratas si las recogemos nosotros. Nos dan las instrucciones: que las cojamos todas con el rabo, que comamos las que nos apetezcan y que desechemos las que tengan alguna abertura. Nosotros pasamos un buen rato de un agradable entretenimiento y la familia además nos da las gracias. Nos dicen que es un problema recogerlas, no encuentran mano de obra para hacerlo.

Un recorrido muy agradable, por paisajes encantadores, con bosques frondosos de pinos resineros, robles, encinas, pequeñas parcelas de frutales, etc. muy recomendable. Y más si se tiene la suerte de nuestros agradables encuentros con los acogedores lugareños.

Otras rutas cercanas que pueden ser de tu interés:

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