II UTBA (Ultra Trail Bares de Alhama) [2017]

En primer lugar agradecer *especialmente* a los ideólogos y montañeros profesionales de la ruta, en estricto orden alfabético: Jolucasa, Jucarosa y Kookie, sin ellos esto no habría sido posible. Mención aparte merece Don Luis R., ya que sin su apoyo y sin su buen hacer en la cocina, la ruta se habría hecho muy difícil ¡Gracias infinitas!.


PRÓLOGO

Andábamos ya nerviosos por saber la fecha en la que se abrirían las inscripciones para la siguiente UTB, ya que hacía un año que habíamos inaugurado las rutas Uteberas y teníamos ganas de celebrar el primer aniversario.

De repente un whatsapp anunciaba el milagro: "El comité organizador (cerveza en mano) ya tiene fecha: 14 y 15 de enero." Comenzaba así el baile de agendas para recolocar eventos que, con toda probabilidad, serían menos atractivos que la UTBA.

Lamentablemente, el sector femenino de la UTB se había hecho fuerte en su lema: "Ni un paso más" y solo una valiente osó realizar la ruta acompañada de fornidos machos ibéricos y de un servidor, que no entra en la categoría de "Fornido" y teme que tampoco encaje muy bien en la de "Macho Ibérico" :D

DÍA 1

Tal y como sucediera en la primera edición, partimos del recinto ferial y a modo de homenaje castizo nos tomamos unos carajillos (de Baileys) y unas tostadicas en el primer bar de nuestra ruta, Café Bar la Viña (el Comprendes), despues nos dirigimos por la calle empedrá para subir hacia el castillo y seguidamente coger la Senda del Cenajo (o cuesta del salto), pero las recientes lluvias habían dejado esa senda temporalmente intransitable, así que subimos a la muela por la diagonal para ir hasta Gebas y aterrizar en nuestro segundo bar, el Mirador de Gebas (mención especial para los crujientes de verdura y las patatas con ajo, increíbles). Volvemos sobre nuestros pasos para ir hacia nuestro tercer bar, la Hospedería La Mariposa, donde nuestro compañero J.L. realizaba la tradicional "Sentada Sexy en la Silla Emanuelle".

Desde Gebas nos dirigimos hacia el Berro donde nos espera -una vez más- un tramo realmente complicado de la ruta (pero para el que este año nos habíamos preparado concienzudamente y ya no lo afrontábamos temerosos): 3 bares separados por unos pocos metros cada uno, primero el Bar de la Parra, después el Restaurante Sierra Espuña y finalmente la cafeteria del Camping, con los pacharanes de este último bar empezaba el declive moral del sector masculino de la UTB, sabiendo que este año no podrían desplegar todo su plumaje delante de las chicas Uteberas. Aprovechando ese momento de debilidad decidimos hacer un "Mannequin Challenge" en el que algunos dejaban claras sus intenciones mas perversas.

Una vez acabados los pacharanes del camping iremos por el barranco de el Berro hacia Casa Leiva donde pasaremos la noche, momento en el que, para desgracia de todos (y especialmente mía), la única Utebera valiente nos abandonó por una ducha caliente y una cama cómoda. El miedo se reflejaba en los ojos de los Uteberos ¿qué hacemos ahora sin mujeres? Solo podíamos hacer dos cosas: echar más leña a la chimenea para secar nuestras lágrimas y comer migas como si no hubiera un mañana.

Y es precisamente en este punto donde la ruta alcanza su estatus de dificultad "Solo Expertos", ya que comer unas migas ruleras, acompañadas de tocino, salchica y longaniza, a las 12 de la noche, es algo que no todo el mundo puede soportar. Si osáis hacerlo llevad cuidado, utilizad el material adecuado y preparaos para visitar el mismísimo infierno a las 4 de la mañana. Todavía hay Uteberos que sufren escalofríos al recordar las migas y las olivas follás.

DÍA 2

La noche ha sido dura, y no solo por el frío, los precavidos dormían abrazados a su Almax, los insensatos vendíamos nuestra alma al diablo por algo que calmara el aliento de dragón y otros juraban ante dios que jamás volverían a olvidar los tapones para los oídos.

Con nuestra acidez a cuestas subiremos hasta el restaurante La Perdiz para desayunar y soltar lastre (algunos afortunados habían podido liberar al Kraken la noche anterior, pero otros sufrímos el síndrome del mojón tímido); otrora, más componentes se nos añadían a estas alturas, pero este año huían despavoridos. Terminadas las tostadas, tomaremos la senda de los siete hermanos para llegar al restaurante Fuente del Hilo o Pedrón, para engullir unas patatas a lo pobre, un pisto y una magra con tomate, tres platos fundamentales para superar la acidez de estómago o morir de ella -no sé-, aquí otro componente nos abandonó y esto empezaba a ser preocupante.

El año pasado no pudimos ir a Moriana para comer (porque estaban liados con su película), y este año tampoco ha podido ser, esta vez nos lo impedían causas de fuerza mayor. Así que bajamos hasta el restaurante Jarro de Oro para celebrar la inminente finalización de nuestra épica ruta comiendo algo, ya que apenas habíamos probado bocado en todo el fin de semana.

¡LARGA VIDA A LAS UTB!