INICIO PEDALS DEL FOC-REFUGIO DE CONANGLES-GR 11-BARRANCO DE BESIBERRI-MIRADOR ESTANY BESIBERRI-REFUGIO BESIBERRI-L’ESTANYET

Marcha realizada el miércoles 19 de julio de 2023
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AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Tras la bonita y cómoda ruta pirenaica que hicimos ayer, hoy nos planteamos otra a la que ya hace tiempo teníamos echada la vista encima, y que a diferencia de la ya citada será un tanto más exigente, aunque una vez hecha (y sobre todo si se madruga para evitar los calores veraniegos) no nos ha parecido tan exigente, viéndose compensando con creces el esfuerzo para poder admirar el increíble paisaje de algunos tramos de la subida, así como sobre todo y una vez arriba la postal que forma la hoya glaciar que acoge a los estanys de Besiberri y Estanyet, así como al refugio sin guarda del mismo nombre que el estany o laguna glaciar más grande de las dos que hay. A destacar que en esta ocasión, y también a diferencia de ayer nos encontramos en pirineo catalán, y aunque muy cerca del aragonés que como veíamos ayer en esta zona se enclava en el Parque Natural del Posets-Maladeta, no teniendo que envidiarse para nada el uno al otro.

El inicio de esta ruta coincide con el mismo punto de partida de la famosa ruta del Pedals del Foc y muy cerca del Refugio de Conangles, que por cierto se encontraba repleto de chavales de todas las edades que realizaban los típicos campamentos veraniegos. Con el río Noguera-Ribagorçana a nuestra derecha y caminando por el GR 11 realizamos los primeros ochocientos metros con la compañía del continuo murmullo del líquido elemento, que produce el citado río, utilizando para ello uno de los caminos de “Gran Recorrido”, como es el GR 11, que nosotros ya pudimos recorrer hace unos pocos años y que recomendamos encarecidamente. Llegamos al primer cruce, y dejamos a nuestra derecha tanto el GR como el citado río, para coger por la izquierda una senda señalizada con postes de color amarillo que ya no dejaremos hasta llegar al mirador del Estany y Refugio de Besiberri. Casi todo el tiempo de subida iremos acompañados desde el punto de vista geológico de un suelo formado fundamentalmente de granito y alguna que otra roca de diorita, y desde el punto de vista botánico, además de las omnipresentes hayas, también hay numerosos abetos, algún que otro tejo, así como los árboles típicos de las riberas fluviales; a ello se le suma una ingente variedad de plantas entre las que curiosamente se encuentran algunas como la Árnica y el Hipérico o flor de San Juan que casualmente ya utilizaban hace más de quinientos años algunas de las ejecutadas y mal llamadas brujas (hasta un total de 24 ahorcadas) de la localidad oscense de Laspaules en la que nos encontramos alojados. Setecientos metros más arriba, y tras salvar un desnivel de casi ciento cuarenta metros por el barranco del arroyo Besiberri, nos encontramos en el primero de los saltos de agua del citado arroyo.

Seguimos sin dejar la misma senda señalizada con postes, que cruza en varias ocasiones una pista que también se podría hacer de subida o bajada, pero que dibuja unas más que generosas zetas que alargarían considerablemente tanto el ascenso como el descenso, aunque eso sí a cambio de suavizar bastante la inclinación del ángulo de subida o bajada. Doscientos metros después llegamos hasta un pequeño remanso en el alocado descenso del Besiberri, que según un letrero informativo suelen utilizar como punto de recarga de agua los equipos de extinción de incendios de la zona. Ochocientos metros después y tras haber salvado otros ciento cincuenta metros más de desnivel se llega hasta un puente hormigonado que permite salvar sin mayor dificultad el importante caudal del citado arroyo.

A partir de este punto seguiremos escuchando el murmullo del agua en su frenético descenso, ahora a nuestra izquierda en lugar de como ocurría en el primer tramo de subida. Nos restan poco menos de novecientos metros para llegar hasta el impresionante hueco producido por la glaciación y en el que se encuentra el mirador de Besiberri, pero que suponen salvar un desnivel de poco más de ciento ochenta metros, lo que supone que las continuas y cortas zetas de subida se suceden con mucha más frecuencia y que la dureza de este tramo ha aumentado considerablemente en relación al tramo que se hace hasta el cruce del Besiberri. Está claro que una vez llegados a este punto no se puede pasar de largo sin echar un rato con el deleite visual que supone un entorno tan bello y mágico, así como de la correspondiente sesión fotográfica.

Aunque desde el mirador no parece que haya tanto hasta el refugio y segunda y última laguna, que por cierto no se ve hasta que se está encima de ella; la realidad es que según un poste informativo son cuarenta y cinco minutos, y según el gps son algo más de dos kilómetros con ciento sesenta metros de desnivel que merecen muy mucho la pena hacer y así poder pasar al lado tanto de las lagunas o estanys como del refugio sin guarda y con estructura metálica.

Hace un rato que el viento empezó a soplar con fuerza, trayendo algo de lluvia que procedía de las nubes de la zona noroeste, por lo que sin prisa pero sin pausa decidimos iniciar un regreso que se detiene cuando poco antes de llegar al mirador el cielo empieza a abrirse y nos permite comer y reponer las fuerzas junto al Estany Besiberri. Desde ahí hasta el refugio de Conangles el recorrido vuelve a ser el mismo que en la subida, aunque hay que destacar que si en la subida no vimos a nadie, ahora en la bajada son varios los grupos con los que nos hemos cruzado en el sentido contrario al que llevamos nosotros.