INTEGRAL A LA CUERDA DE SIERRA ARANA

Impresionante travesía por la bellísima Sierra Arana (o Sierra Harana), grandioso macizo calizo de típica morfología kárstica en las estribaciones meridionales de la Cordillera Subbética, que nos ha deparado la plenitud de sensaciones que tanto ansía el enamorado de la montaña. Se trata de un recorrido transversal e integral por la cuerda de esta sierra a través de un inmisericorde lapiaz, vertiginosos tajos, infinidad de dolinas y surcos, y por supuesto sus más emblemáticas cumbres como el Cerro del Jinestral, la Cabeza de Caballo, la Peña de la Cruz, el Telégrafo y el Orduña, además de progresar por el borde de los abismos de los Riscos del Moro y la abrumadora sucesión de cortados que presenta esta serranía. La belleza paisajística de este caprichoso modelado orográfico y las privilegiadas panorámicas de toda Andalucía Oriental que en todo momento se disfrutan han hecho de este duro cresteo un auténtico deleite para los sentidos de estos polizones de tan privilegiado viaje a un verdadero paraíso lítico.
Esta ruta es una travesía rectilínea entre los municipios de Los Villares y Deifontes a través de la línea de cumbres de Sierra Arana por lo que previamente hay que dejar los vehículos en el punto final de la ruta, en las afueras de Deifontes para posteriormente dirigirse a las afueras de Los Villares, pedanía de La Peza bastante próxima a Darro.
La ruta es bastante dura no solo por la distancia y los desniveles acumulados sino sobre todo por la progresión por el extenso lapiaz que conforma esta sierra. Presenta varios pasos en los que se deben extremar las precauciones, sobre todo en el canuto de bajada del Cerro del Jinestral, la bajada de la Peña de la Cruz por una pedrera de moderada verticalidad, lo corta trepada a la Cabeza del Caballo y por supuesto mucha precaución si queremos progresar pegados a los tajos ya que un tropezón o un desliz en esos tramos puede ser fatal.
Iniciamos la ruta en las afueras hacia el norte de Los Villares, tras vadear el Arroyo de Rambla Seca encontraremos una intersección de pistas donde podemos dejar el vehículo.
Comenzamos a caminar tomando la pista que se dirige hacia el oeste y de la que surge un ramal ascendente que va virando hacia el norte encarando las Solanas de los Marranos y la fila de tajos que podemos vislumbrar y por cuya cuerda discurrirá nuestros pasos en las siguientes horas. La pista prosigue su ascenso tomando dirección NE y pasando bajo los Tajos de la Campana que nos sorprenden que un precioso tono ocre con estas primeras luces del día conduciéndonos rápidamente hacia el Alto de los Beatos, donde merece la pena contemplar la amplia panorámica que desde aquí se divisa sobre la Hoya de Guadix con sus montañosos parapetos naturales como son la Sierra de Baza, Sierra Nevada, el Jabalcón e incluso al fondo hacia el este podemos contemplar la piramidal silueta de la Sagra. Este tramo de camino coincide con una antigua colada que inexplicablemente vemos cortada por una puerta cerrada con candado en el mismo Alto de los Beatos. No tiene ninguna dificultad salvarla por el lateral por un pequeño muro de cemento pero es incomprensible que se permita impunemente esta vejación a nuestros viejos caminos públicos.
Unos metros después de atravesar el portón y en pleno Llano de los Chozones abandonaremos la pista hacia el oeste para introducirnos en un frondoso bosque mediterráneo de encinas de poco porte y monte bajo que tapizan esta loma amesetada que es el sector más oriental de Sierra Arana siguiendo pequeños senderillos del ganado que discurren por los dispersos claros de monte que encontramos. Mientras progresamos siempre hacia el oeste y en imperceptible ascenso poco a poco las manchas de vegetación se van haciendo más dispersas y el paisaje va tomando la característica disposición de dolinas, surcos y lapiaz de las altiplanicies kársticas, mientras podemos contemplar hacia el norte el Cerro Bogarre y de la Buitrera además del Cortijo de los Beatos.
Encontraremos un carril que seguiremos durante algo má de 500 metros manteniendo rumbo daño un pequeño respiro de lapiaz a nuestros pies. Este descanso no es más que un espejismo pues inmediatamente la pista abandona nuestra dirección y proseguimos nuestro periplo por los Llanos del Portillo quedando a nuestra izquierda la Solana de los Marranos hasta que nos encontramos una valla que cómodamente sorteamos por debajo.
El insufrible lapiaz continúa mientras atravesamos la zona adolinada de El Tablazo permitiéndonos ahora asomarnos a los Tajos de la Carihuela, que nos otorgan muy buenas vistas sobre todo el Valle de Rambla Seca, el Cerro del Mesto y las aldeas de Los Villares y Sillar Baja, con la impresionante Sierra Nevada como telón de fondo.
Seguimos el imperceptible ascenso con continuos subeybajas evitando las dolinas con las Lomas de la Carihuela al fondo como próximo objetivo y con una disposición aterrazada a modo de gigantesca escalera natural que caprichosamente ha dispuesto el modelado kárstico en esta zona. El tránsito por este auténtico paisaje lunar nos regala algunos balcones excepcionales sobre los tajos que interrumpen abruptamente su planicie hacia el sur, como son los Tajos de los Cachorros de la Graja y más arriba los Tajos de Calar Seco en una zona en la que la amplia meseta que llevamos se estrecha bastante.
Desde aquí y manteniendo nuestra continúa dirección oeste atravesamos una amplia meseta de roca desnuda y las Solanas del Moro, por supuesto por insufrible y trabajoso lapiaz hasta llegar a los impresionantes Riscos del Moro, de vertical caída y que nos brindan una trepada y un cresteo que suple con creces el pequeño calvario hasta llegar a ellos. Recorremos estos cortados por su borde extremando las precauciones, por supuesto, pero disfrutando a su vez de la indescriptible sensación de surcar estos abismos sobre los Llanos de la Melera y del Sotillo con la inmensa mole del Peñón de la Giganta a nuestras espaldas. Este es uno de los tramos de la ruta donde Sierra Arana muestras de forma demoledora su hermosa grandeza.
Toda la abrupta vertiente septentrional de Sierra Arana como podemos contemplar por estos tajos, también se le conoce como Sierra Umbría, dada la poca exposición a la luz solar de presenta esta vertiente, lo que hace que la nieve por estas umbrías, sobre todo por la Peña de la Cruz y los Tajos del Jinestral, perdure durante buena parte del invierno y comienzos de la primavera.
Nos disponemos ahora ya a abordar el Cerro del Jinestral (1913m) ascendiendo junto a los Tajos de la Medialuna por pura roca desnuda hasta llegar a su cumbre desde donde nos recreamos con sus excelentes vistas, destacando la visión a Sierra Nevada y a Prado Negro hacia el sur y la visión completa de Sierra Mágina y la Sierra Sur de Jaen hacia el norte. Si echamos la vista atrás podemos contemplar todo el extenuante camino que hemos traído hasta aquí. Hacia el oeste se nos muestra desafiante el espolón rocoso de la Cabeza del Caballo y sobre todo la Peña de la Cruz, verdadero coloso que cansa nuestras piernas ya antes incluso de subirlo.
Cresteamos el Cerro del Jinestral siguiendo su alargada cumbre hasta llegar a sus enormes tajos de su porción más occidental. Aquí encontraremos a nuestra izquierda un canuto bastante vertical que desciende en dirección suroeste y en el que debemos extremar mucho las precauciones puesto que su verticalidad y la piedra suelta lo hacen peligroso si no se tiene prudencia en su descenso.
Una vez que destrepamos el canuto seguimos descendiendo ya de forma mucho más cómoda hasta el Collado de Enmedio, con la Cabeza del Caballo enfrente a la subimos primero por un sendero rectilíneo entre piornos y cuya cumbre abordamos bordeando hacia el norte su pétrea corona de escarpes rocosos y encarándola desde ahí con una breve trepada. Desde su cima (1888 m) obtenemos de nuevo unas excelsas vistas mostrando desde aquí el Cerro del Jinestral su imponente cumbre rodeada de tajos, destacando el Tajo Grande del Jinestral. Aunque con el canasancio que ya empieza a acumularse lo que más acongoja es ver ya tan próximo el ascenso a la Peña de la Cruz, grandiosa desde donde quiera que se contemple, pero que promete una subida implacable con nuestras ya maltrechas piernas.
Descendemos por el mismo lugar y bordeamos por el sur la Cabeza del Caballo para descender hacia el oeste al Collado Cavero o de Pedro Andrés. Toca tomar aire y encarar ya en serio el subidón a la Peña de la Cruz que hacemos manteniendo el rumbo primero entre piornos por un sendero bien marcado y posteriormente ya por roca caliza en la que podemos guiarnos por los hitos de piedra que vamos encontrando aunque el sentido de nuestra marcha no ofrece lugar a dudas. La subida ya suaviza en los últimos metros cuando ya podemos contemplar la silueta del vértice geodésico al que nos encaramamos con un último esfuerzo. La Peña de la Cruz (2027m) es el punto más elevado de toda Sierra Arana e incluida en la lista de las 100 montañas más prominentes de la Península Ibérica (puesto 97 con una prominencia de 728 m). Aparte de la sucesión de cumbras ya pateadas y nombradas que quedan a nuestras espaldas hacia el este, ahora podemos contemplar como la cuerda que llevamos continúa con el Alto del Telégrafo, del que nos separa el Collado del Agua, y más adelante con el Cerro de la Tejera y el Orduña. Paciencia y a seguir contemplando el Parque Natural de la Sierra de Huétor que se interpone entre Sierra Arana y Sierra Nevada como una exultante masa arbórea donde destacan las prominencias montañosas del Majalijar, el Peñón del Jorobado y el Peñón de la Mata. Hacia el norte vemos Iznalloz, toda la comarca de los Montes Orientales de Granada y los Llanos del Sotillo y de la Melera en los que llama la atención el contraste de tanto bosque con la aridez de las cumbres de esta sierra. Esta vertiente septentrional de la Sierra Arana es tan boscosa porque al presentar esta continuidad de grandes tajos con un gran desnivel hace de barrera natural para las borrascas que vienen del norte y del oeste por lo que descargan en esta vertiente dando una pluviometría mucho más elevada (más de 1000 l/m2) que en el resto de las zonas circundantes, y que unido al componente de humedad que le da la umbría y poca exposición solar de esta vertiente hacen que se reunan todas las condiciones necesarias para presentar una masa forestal tan frondosa.
Para descender de la Peña de la Cruz optamos por hacerlo por su flanco NO a través de una pedrera y terreno suelto que no presenta grandes dificultades aunque si precisa de tener habilidad para descender por este tipo de terreno, evitando y rodeando los tajos y el canuto de su cara oeste. Abajo tenemos la referencia clara del Collado del Agua pero nosotros decicimos descender un poco más al norte para buscar agua en la Fuente de las Pozas, que para nuestra decepción encontramos seca por lo que remontamos rápidamente por la pista hasta el Collado del Agua o de las Pozas.
Desde el Collado del Agua tomamos la pista que asciende hacia el oeste (la otra desciende hacia Prado Negro) durante unos 300 metros donde tras trazar un pequeña curva nos salimos de ésta para seguir un sendero que nos gana altura con respecto a la pista y que posteriormente abandonamos cuando empieza a llanear para afrontar directamente la subida al Alto del Telégrafo o Harana (1977 m), que nos hace sudar bien la camiseta hasta plantarnos siguiendo su arista este en lo alto de su cumbre, donde encontraremos un repetidor y una panorámica extraordinaria.
Desde el Telégrafo descendemos hacia el Collado del Cabrito siguiendo la cuerda en línea recta y evitando por tanto la pista que también nos condiuciría a él aunque dando un mayor rodeo. Este descenso es sin sendero apreciable pero sin ningún tipo de dificultad ya que el terreno es bastante estable a diferencia del infierno kárstico que hemos llevado hasta la Peña de la Cruz.
Desde el Collado del Cabrito iniciamos la breve pero intensa subida al Cerro de la Tejera (1965 m) siguiendo un amplio y despejado camino para llegar a su cumbre, ocupada por un feo contenedor metálico con una antena a modo de cutre estación de telecomunicaciones.
Seguimos la cuerda hacia el oeste por un terreno muy cómodo sin apenas desnivel y con inmejorables vistas hacia el norte sobre la Cueva del Agua e inmediatamente llegamos al vértice geodésico del Orduña (1940 m), cumbre más occidental de la jornada y que marca el inicio del descenso tras este prolongado cresteo que llevamos desde el inicio de la ruta.
El descenso lo hacemos a través de un sendero bien definido que con marcada pendiente nos conduce hacia el oeste con unas vistas soberbias al Peñón de la Mata y el Embalse de Cubillas hasta llegar al Collado del Espino. Desde aquí nos salimos definitivamente de la cuerda hacia el norte para llegar a unos metros al Nacimiento del Espino, curiosa surgencia de agua situada en una galería excavada en la roca.
Desde este nacimiento tomamos un sendero que desciende hacia el norte atravesando la Umbría del Lastonar y la pista de acceso a la Cueva del Agua. En su inicio es un sendero bastante cómodo con algo de piedra suelta pero sobre todo tras cruzar la pista adopta una fuerte pendiente en la que debemos tener cuidado con no pisar alguna de las muchas piedras que repletan el sendero y que pueden hacernos “aterrizar” sin esperarlo. De frente tendremos durante todo este tramo de bajada unas bonitas vistas sobre Peñón Grande y el Peñón del Asno.
A medida que el sendero se aproxima al Barranco de Cañada Larga va a ir suavizándose en su inclinación mientras acompaña su cauce descendente. En las faldas del Peñón del Cuchillo vadearemos el arroyo, habitualmente seco, y seguiremos el sendero ya bastante marcado que tras llanear un poco sigue un acusado descenso atravesando el Cerro de los Guardas tras el cual el camino se ensancha y finaliza en una amplia pista.
Ya solo nos queda seguir dicha pista a la izquierda y tras atravesar de nuevo el Barranco de Cañada Larga tomamos una pista principal de nuevo a la izquierda y llegaremos en unos metros al bosquete de pinos donde dejamos el coche previamente antes de iniciar la ruta, poniendo así fin a esta espectacular travesía que tan buen sabor de boca nos ha dejado.
Sólo quedar dar las gracias a Miguel y a Alex por ser unos incomparables compañeros en esta odisea que tantas veces hemos imaginado cuando contemplábamos esta atrayente sierra y que ahora por fin hemos llevado a la práctica con tan buen resultado.
¡¡¡GRACIAS COMPAÑEROS!!!