Invernal Pradera de Ordesa Circo de Soaso Cola de Caballo

"Porque ir a las montañas es volver a casa". (Jhon Muir)

Cada vez que vengo a este Valle, crece en mi la sensación de que ésta es mi verdadera casa. Mi lugar seguro. Algo tiene este Valle que hace vibrar el alma o lo que quiera que sea lo que nos mueve y nos eriza la piel. Átomos, química, física. Lo que sea.

No quiero pecar para nada de chovinismo, no me siento poseedor de ninguna hoja ni piedra de este valle por encima de ningún otro habitante de este planeta; pero después de haber viajado algo - no poco - a través del planeta que habitamos todos, aún no he encontrado en ningún otro rincón del planeta un lugar que supere a esta zona de bosques, flores, ríos, laderas infinitas, fajas, paredes verticales, cascadas, crestas, montañas y picos de belleza sin igual. Y animales libres. Libres de espíritu y libres de ser acribillados a balazos, porque si algo le faltaba a este paraíso en la Tierra, era la fabulosa fantasía de que estén prohibidas las escopetas, los tiros, la caza.
¿Puede haber un lugar mejor en el planeta? Lo dudo.
Y yo, tengo la suerte de vivir cerca, de poder venir a este Edén sin necesidad de coger aviones ni largos viajes pesados e interminables.

No digo que no exista algo mejor, es simplemente que yo aún no lo he encontrado, y he vivido y visitado mucho.

Hoy descubro el valle de una forma diferente: a -6°C, el cielo despejado, ni un susurro de viento y con el suelo helado.

La Senda de los Cazadores y la faja Pelay están cerradas al paso todo el invierno por el alto riesgo de aludes y caída de piedras y bloques de hielo, así que no hay más subida viable en esta época hasta el Circo de Soaso que el archiconocido y transitado camino de la Pradera a la Cola de Caballo.

No me voy a parar a describir bosques, ríos, barrancos, laderas, fajas, abetos, hayas, bojs, pinos, sarrios, corzos, el canto de miles de pájaros de decenas de especies, la belleza inconmensurable de las tres sorores (o Treseroles), el rugir de sus múltiples cascadas.... pues todo está ya dicho, contado y más que explicado.

La salida de las Gradas de Soaso y vislumbrar de repente frente a tí el macizo del Monte Perdido es un momento mágico: el tiempo y el universo se paran y nada importa. La montaña te vigila. Eres una hormiguita más a sus pies. Disfrútala. RESPÉTALA.

Lo especial del día de hoy para mí es que por primera vez estoy aquí con el suelo, los bosques, las laderas, fajas y picos, ríos y arroyos, helados. Cubiertos de hielo y nieve (poca quizá, habrá que volver cuando caiga más).

El Valle siempre está bonito. Hoy además se viste con tonos blancos.

Disfrutad. Respetad el Valle, la Montaña, el bosque, los ríos y a sus habitantes.
Ellos os devuelven el respeto con belleza infinita y paz para vuestra alma.

Pura vida.