Irantzu-Ermita de San Cristóbal - Cañón de Irantzu

Se trata de una sencilla ruta en los alrededores del Monasterio de Irantzu pasando por la pequeña ermita de San Cristóbal y terminando el recorrido por el cañón del Irantzu.
Partimos desde el aparcamiento y la pradera del Monasterio para ascender por el sendero hacia la Peña del Sacristán desde las traseras del cenobio. El sendero está bien señalizado con marcar amarillas que circula por un bosque de robles, boj y algún que otro enebro, que poco a poco se va mutando en bosque de hayas.
En nuestro ascenso pudimos contemplar en varias ocasiones la panorámica del valle y del monasterio desde lo alto con lo cuál, al llegar a la cima no nos acercamos al borde de la peña.
Desde allí tomamos otro sendero de descenso que nos llevaría hacia la ermita de San Cristóbal. Este sendero es fácil de seguir aunque en alguno puntos tiene algo de maleza sin dificultar el paso. Concluimos el sendero en una pista forestal que nos llevó hacia la ermita. Ésta es un pequeño edificio que no tiene muchas marcas identificativas como un sitio religioso.
Desde allí teníamos dos opciones, seguir por la pradera o ascender hasta el alto de la Planilla. Tomamos esta segunda opción. El camino se hace por pista, ya que en la zona hay diverso ganado, ovino, bovino y equino. Una vez en el alto contemplamos la vista del Valle con Lezaun al fondo y volvimos a la senda siendo observados por un atento rebaño de cabras.
Descendimos a las praderas y desde allí iniciamos el ascenso por otra pista del Monte del Cerro Viejo para ya comenzar a cerrar el recorrido por la vaguada del río Iranzu.
Se trata de un frondoso hayedo que se adentra en la colina. Cuando llegamos al punto más alto tomamos la senda PR-NA-181 A que ya iniciaba el camino de vuelta a monasterio. Esta ruta transita en paralelo a la vaguada del río. Es más cómoda y con la garantía de disfrutar de la belleza del bosque.
Un par de kilómetros más adelante se se une a la ruta del río en la zona de la fuente de Donipetri, pero en ese momento, nosotros la dejamos por otra que se dirigía al bosque. Esta está un poco abandonada, pero tuvo la recompensa de encontrarnos con una bella fuente natural entre las rocas llenas de musgo. Una bonita surgencia que no sabemos si en verano estará activa.
Llegamos a la senda PR-NA-181 en uno de los puntos de información y ya desde allí tomamos el espectacular cañón del río Irantzu para volver al punto de partida.
Terminamos la jornada visitando el monasterio. Tiene un precioso claustro y lo más espectacular es la antigua cocina y la sala capitular. No pudimos ver la iglesia ya que se encontraba en restauración en las fechas de la visita.
Se trata de una ruta sencilla que aúna bosque y cultura. No es muy exigente y sirve para estirar las piernas un día de invierno.