Isleta del Moro-Ruta de los Volcanes y las Flores-Castillo de San Felipe-Dunas Oolíticas de Los Escullos. Anthercas

Isleta del Moro-Ruta de los Volcanes y las Flores-Castillo de San Felipe-Dunas Oolíticas de Los Escullos

Accedemos desde la Carretera AL-4200, hacia el coqueto pueblo de pescadores, la Isleta del Moro, y su aparcamiento de la Playa del Peñón Blanco.

Salimos por carretera cruzando la población hacia el Mirador de la Isleta, donde un cartel nos informa sobre la pesca artesanal de bajura que realiza la flota que faena en el Parque Natural Cabo de Gata-Nijar, cuya característica diferenciadora consiste en sacar la embarcación, tras vararla en la arena, con un cable girando el torno cabrestante, ayudándose de parales (vigas de madera reforzadas con chapas de acero) que se colocan en el suelo.

Tras echar un vistazo desde el “Mirador de las Teticas” (al Cerro de Los Frailes), tomamos la Ruta de los Volcanes y las Flores por el Sendero Isleta del Moro-Los Escullos; cortamos un ramblizo en la rellana de la Isleta o abanico fluvial, tapizado con sedimentos y la vegetación de costa.

Nos elevamos con vistas del pueblo, llegamos a una antigua era empedrada y cortamos otro ramblizo rico en cornicales y bolagas, realizando un tramo paralelos a la carretera; a nuestra derecha observamos las ruinas de un torreón, antes de introducirnos por otro ramblizo a la orilla del mar en la Playa del Arco; la atravesamos por un área improvisada de autocaravanas y camper, uniendo nuestra ruta con la los piratas.

Desde Los Escullos hasta la cala de San Pedro, se emplazaron catorce fortalezas defensivas de las que aún se conservan algunas (San Ramón, Torre Alumbres, Castillo de San Pedro, etc.) para defensa de los piratas que partían de puertos como el de Túnez , Tánger , Sargel o Argelia en busca de botines; los más sanguinarios eran los bereberes (zona del Magreb), tras desembarcar se sucedían los saqueos, robos, violaciones y toma de prisioneros para el mercado de esclavos.

Pasamos por el Castillo de San Felipe, como batería costera, fue construido en 1771 durante el reinado de Carlos III, restaurado en 1991, es propiedad de la Junta de Andalucía; entramos en las Dunas Oolíticas de Los Escullos; al igual que las playas de Los Genoveses y el Playazo, presentan dunas oolíticas de entre 100.000 y 128.000 años de antigüedad. Los granos de la arena que componen la duna fósil, están formados por unas partículas especiales denominadas oolitos (mineral o trozo de roca) o fragmento de concha de fósiles marinos, a modo de núcleo, envueltos por láminas concéntricas de cristales de aragonito, que le proporciona una coloración blanquecina; se forman en la actualidad en mares cálidos, por agregación de carbonato calcio en capas concéntricas alrededor de un núcleo constituido por un grano de arena.

Seguimos por el acantilado de irreverentes formaciones, cuando una gigantesca mandíbula de saurio se cierne sobre mí, la ayuda que no llega, se debe a que Rosa permanece tranquilamente sentada en su trono.

Retornamos por la orilla de la playa sorprendidos esta vez, no por los monumentos de naturaleza costera, sino por la cantidad de erizos que encontramos arrastrados por el oleaje; aparece delante nuestro un promontorio, destacable por su color amarillento contra el fondo rojizo o negruzo; al sobrepasarlo, nos vemos obligados a subir rodeando la propiedad privada de la antigua Casa de Don Aldechi, cuyos tentáculos alcanzan la orilla de la playa. Demarcaciones y Costas?

Seguimos el sendero formado a la derecha, saltando la valla de madera, que no permite el paso por el acantilado, entroncando con el sendero balizado con las pinturas blanca y azul; salvaremos un ramblizo por escaleras y, ante la vista de la dificultad que presenta el cortado que hemos de salvar, decidimos dejar la zona de costa y continuar hasta la era empedrada de vuelta a la Isleta.

Rodeando la aldea, paso por el muelle y me dirijo a lo alto del peñón sobre la Isleta del Moro Arraéz, tomada por las gaviotas. De vuelta, echo un vistazo al viejo embarcadero y marcho por el Resturante La Ola a la autocaravana.