Isuskitzamendi desde Butrón

Hoy he vuelto de nuevo a Butrón para hacer una ruta cortita, un precioso paseo casi todo él bajo arbolado, adecuado para realizarlo en verano por aquello de la sombra, aunque hoy precisamente no haga día de verano. En efecto, no hace excesivo calor pero llovisquea y todo el paseo lo realizo bajo una cellisca suave y permanente.

Aparco el coche en el aparcamiento situado antes del puentecito sobre el río Butrón que da acceso al Castillo. Tras poner wikiloc en marcha y alargar los bastones cruzo el citado puente para plantarme ante la impresionante fachada del Castillo de Butrón, construido por el Marqués de Cubas al estilo de los maravillosos castillos bávaros (salvando las distancias) que mandó edificar Luis II de Baviera. A pesar de haber pasado por aquí muchas veces, de haber visitado el castillo por dentro cuando se podía visitar, no dejo siempre de asombrarme de su majestuosidad. Hasta no hace mucho su propietaria era la promotora inmobiliaria Inbisa, pero hace unos pocos años fué adquirido por un inversor extranjero, dicen que un ruso afincado en España, por cuatro millones de euros. No me explico cómo la Diputación de Bizkaia o el Gobierno Vasco no intervinieron mas decididamente para intentar su adquisición y ponerlo a disposición pública tras su rehabilitación.

El camino que hay que seguir rodea el Castillo por la derecha. Una vez en el lateral del mismo la pista se divide en dos, eligiendo seguir por la de la derecha. En todo momento tenemos el río Butrón a la derecha que se ve a veces entre la frondosa vegetación de ribera. Enseguida pasamos al lado de una caseta abandonada toda ella pintarrajeada. La amplia pista, apta para vehículos, a medida que vamos avanzando acumula grandes charcos que debemos rodear por los lados.

Tras un kilómetro mas o menos andado desde el Castillo llego a una nueva bifurcación. Si sigo hacia adelante accedería a la propia presa de Arbina pero no deseo ir por ahí, sino que tengo que coger por la izquierda. En este momento se puede decir que comienza la ascensión al monte Isuskitza, que no se puede decir sea especialmente dura ni larga. A los pocos metros veo a la derecha y abajo la presa de Arbina en el río Butrón, que aguas abajo y a partir de ella se convierte en Ría de Plentzia, llegando casi hasta aquí el influjo de las mareas, habiendo sido todo el tramo entre Plentzia y Arbina zona angulera por excelencia.

El camino ahora, y al igual que desde el Castillo, discurre dentro de un cerrado bosque mixto de frondosas, el típico y húmedo bosque atlántico, por el que es una delicia andar y respirar sus aromas. Hay alisos, sobre todo cerca de la ría, quejigos, robles (parece que ésta ha sido zona de roble desde tiempos inmemoriales), alguna encina y algún eucalipto, y en la parte mas alta del camino han replantado robles al lado de la senda dentro de unos tutores que parece que no han dado demasiado resultado. La senda arcillosa, muy visible, sube algunos tramos relativamente empinados y traza alguna curva. Por las huellas se ve que también es zona de paso de bicicletas de montaña. Y llegamos a un depósito de agua de hormigón a la derecha del camino, en un llano. Aunque desde el comienzo de la ruta voy andando bajo una mínima y suave cellisca que no ha hecho necesario el uso del chubasquero, ahora el sirimiri es bastante más intenso y hay que pararse para sacarlo de la mochila y ponerlo.

Tras el depósito y al lado de una valla de madera el camino se divide. Si seguimos hacia la derecha llegaremos enseguida por un camino herboso a las primeras casas de la urbanización "El Abanico de Plentzia", pero ahora no queremos eso, por lo que seguimos la senda de frente, llegando al poco a otra bifurcación en la que tomamos la senda de la izquierda. En esta bifurcación, de frente y bajo el arbolado, se ve a unos metros una valla de color blanco que corta el camino. Nosotros nos desviamos a la izquierda por el sendero que se introduce en un eucaliptal bastante ralo, andando en suave ascensión entre las árgomas laterales y los brezos, y alguna que otra tela de araña extendida de parte a parte del camino.

No pasa mucho rato cuando el sendero desemboca en un claro. Estamos en la cumbre del monte Izuskitza. Es un sitio curioso donde gente interesante y cuidadosa de nuestros montes ha creado un entorno precioso, que aunque ya lo es ahora, lo será aún mas en el futuro cuando crezcan las especies de frondosas autóctonas que han plantado por todo el claro. Han colocado unos curiosos nidos en forma de casitas para favorecer la nidación de algunos pajarillos, y un monolito de piedra con un pequeño buzón en forma de cajoncito bajo la pequeña escultura de un castillo de color rojo con tres torres, y bajo ella una placa que dice: "Isuskitzamendi, 211 mt. Plentziako mendirik altuena. Txikiak Haundi!!". Hay que decir que el buzoncito esta situado bajo un precioso roble.

Me entretengo un rato sacando algunas fotos y me dispongo a reanudar la marcha. Sigo un poco hacia abajo como si continuara hacia delante el camino de subida, para llegar en unas decenas de metros a un cruce donde cojo a la izquierda. Sigo andando entre eucaliptos y enseguida me desvío a la derecha por un camino amplio que baja suavemente y que tiene unos postes amarillos indicativos de la conducción de Enagás. El camino amplio sigue bajando al lado de algunos postes más de gas hasta acceder a una carretera al lado de unas explotaciones agrícolas, o al menos eso parecen desde fuera.

Sigo por la carretera de frente junto al vallado de las citadas instalaciones para en pocos metros llegar a un desvío, cogiendo en él a la izquierda. La pista por la que bajo se desvía de la carretera que hemos dejado a la derecha, bajando ahora por una amplia pista cementada apta para todo tipo de vehículos. El descenso es un cómodo paseo que tras unos centenares de metros pasa al lado de una hípica y, en ese momento, me parece que me he trasladado de continente y que estoy en África al ver una cebra, sí, una cebra, pastando junto a algunos caballos. No doy crédito.

Tras otro rato de cómodo paseo llego a un cruce que conozco de otras rutas, desviándome a la izquierda hacia el Castillo de Butrón. Si siguiera por la derecha en el cruce llegaría al barrio de Dobaran, perteneciente al municipio de Urduliz. Pero yo, como digo, sigo por la izquierda y enseguida llego a la trasera del Castillo, que en este caso lo rodeo por el lado contrario al de la mañana para llegar bajo la propia fachada. Hay un anuncio en su puerta de madera que dice que esta prohibido usar drones en la zona y que el castillo esta en fase de rehabilitación. Mmmm...., me parece que las obras de rehabilitación están durando demasiado..., y no se ve ajetreo de obras por ningún sitio.

Fin de la cortita y agradable ruta (casi 6 km y 227 m. de desnivel positivo), que puede consistir en un agradable paseo de dos horas como complemento para alguien que se desplace hasta la zona para conocer el Castillo, por fuera solo, claro.