Activity

Jarraalmas

Download

Trail photos

Photo ofJarraalmas Photo ofJarraalmas Photo ofJarraalmas

Author

Trail stats

Distance
9.32 mi
Elevation gain
1,759 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
1,759 ft
Max elevation
4,580 ft
TrailRank 
34
Min elevation
3,832 ft
Trail type
Loop
Moving time
3 hours 43 minutes
Time
5 hours 21 minutes
Coordinates
2517
Uploaded
May 14, 2023
Recorded
May 2023
Share

near Fresnadilla, Andalucía (España)

Viewed 489 times, downloaded 4 times

Trail photos

Photo ofJarraalmas Photo ofJarraalmas Photo ofJarraalmas

Itinerary description

Ha sido una jornada excepcional, hemos mezclado turismo rural en la llamada España vaciada, literatura con motivo del libro jarraalmas de nuestro amigo Enrique Armenteros y pasión por nuestros ancestros que llenaron de vida estas sierras y con sus penas y alegrías nos dejaron un legado que nosotros le debemos cuanto menos mucha gratitud. Nos hemos juntado hoy los amigos Laura Nieto Jaenes, Ana Extremera Extremera, Pepi Nieto Milla, Blas Milla Milla, Francisca Delgado Tello, José Moral Jaenes, Mari Carmen Santiago Illana y Amando Marchal Santiago dispuestos a disfrutar del día. Quedamos en la plaza de la almadra a las siete y media de la mañana para coger los coches y salir del pueblo a las ocho menos cuarto. Subiendo por la calle cantareria nos encontramos a la derecha con con los primeros vestigios del pasado, las antiguas instalaciones de la cooperativa San Isidro, seguimos por el vadillo, subimos por el camino de los bojes o camino de la sierra, que hoy está asfaltado hasta la altura de la vereda del hoyoncillo, abandonada como la mayoría, pero conociéndola, practicable para rutas de senderismo, donde una vez alcanzado el puerto, se divisa una panorámica espectacular de Valdepeñas de Jaén, así como las sierras de Granada y Córdoba. Seguimos nuestra ruta ya con el camino de tierra por el paraje de peñones para encontrarnos a la derecha con el cortijo de los mandiles y a la izquierda, vislumbramos a lo lejos la tierra del Monte las Animas subiendo exuberante la plantación de pinos la cañada de la horca hacia arriba hasta volcar en el hoyon de malas noches. Al llegar al puerto Carboneros recuerdo con nostalgia como el pasado y el presente se dan la mano, por aquí, por la trocha de carboneros he pasado yo con un mulo camino de la sierra, hoy la trocha impracticable es utilizada como parte de la ruta del trail rompealbarcas que esperamos disfrutar la semana próxima, con la participación de casi doscientas personas en su mayoría de fuera que vienen a disfrutar de nuestro entorno privilegiado. Conforme vamos bajando la cuesta le comento a Ana, Mari Carmen y Pepi, por aquí a la derecha se va a la solana los morales propiedad de los marusos dedicado a la caza mayor, hoy incorporado a tal fin, las fincas de hoya amarguilla también. Inmediatamente el primer cortijo que dejamos a la derecha debajo del carril está rehabilitado con la ayudas de la Junta de Andalucia, estos años pasados y cuenta con "piscina" rodeado de olivos, que, sufridos por el ganado, es raro, ver en estas alturas, por los rigores de los inviernos. Cuando pasamos a la altura del cortijo carboneros a la izquierda sale un carril que lleva a las lomas de Guerrero, este carril no existía hace años ya que la vereda que llevaba a este cortijo era por el puerto de carboneros pasando por la fuente del parralejo dejando a la izquierda el puerto del lomillo bordeando por la cresta del precioso valle del tejuelo, por esta vereda, me contaban José y Bibiano que iban con la bestia hasta el cortijo de valdearazo. Ya estamos en el cortijo de carbonerillos y justo enfrente se levanta imponente la nave de los hermanos Rafa y Manolo Narvaez que encierra las cabras que luego darán la leche para elaborar el rico queso "carbonerillos". Cuando llegamos al vado de carboneros, inicio de nuestra ruta, ya han pasado las ocho de la mañana, nos bajamos de los coches y con ilusión armamos los bastones y cargamos nuestras mochilas. Iniciamos el ascenso por el arroyo del quemado dejando a la derecha el cerro del postero, y comentamos entre todos, lo mucho que ha tenido que ver qué hagamos esta ruta con el libro jarraalmas, desarrollado en buena parte en el entorno que nos rodea. Que tiempo les tocó vivir a nuestros antepasados, cuando arranca el argumento de la novela donde en el cercano levante, en tiempos de la primera guerra carlista, por el hecho de anunciar con alegría públicamente, la noticia de ponerle a su futura hija de nombre Isabel, pueda suponerte la muerte, al identificarte como un adversario irreconciliable por parte de un acerrimo carlista con los rivales isabelinos, naciendo asi la rivalidad entre liberales y absolutistas. A medida que vamos ascendiendo recordamos lo abrupto del terreno, cuando los animales de pezuña, principalmente mulos y burros tenían una importancia capital en nuestras vidas, nos hemos parado a pensar, hoy que nos inundan términos como estadística, demoscopia, etc. que cifras arrojará una estadística de bestias domésticas en nuestro municipio, cuatro mil, me aventuro a decir yo, si, ya se que para un pueblo que en la actualidad tiene poco más de tres mil habitantes, la gente pensara que estoy hablando de ciencia-ficcion, pero les aseguro que no exagero. Se ha pasado poco rato cuando les anuncio a los compañeros, ahí está a la izquierda la era y el cortijo de los ratones seguimos por lo que hoy es un camino marcado por las ruedas de un vehículo y muy poco tiempo después entre amena conversación les anuncio, esas ruinas que veis en el altozano son las ruinas del cortijo de la solana el quemado. Cuanta historia encierran estos ripios que vemos hoy. Mi tía Juana Maria se instalo aquí desde que se caso, y aquí estuvo viviendo en este "complejo" que en realidad
lo ocupaban varias familias, en su mayoría formadas por matrimonios de los hermanos de su marido y sus hermanos y padres y algún vecino más, como los padres del amigo y entusiasta de estos pagos, Baltasar Barrero, mis tíos, disponían de una burra como medio de comunicación cada vez que tenían que bajar al pueblo, tardaban cinco horas aproximadamente entre ida y vuelta. Pero además a mi tía todavía la recuerdan personas que residieron en estos cortijos y vecinos como, la que les ponía las inyecciones cuando lo necesitaban (mi recuerdo para ella). En la era de este cortijo nos hacemos las primeras fotos en un intento de perpetuar este momento. Hemos hablado y seguiremos hablando a lo largo del relato de la "era", auténtica construcción fundamental en estas sierras para sacar el grano cosechado en estas roturas, términos como barcina, garvera, trilla, collera, canaleta, anterrollo, horca, bielgo, horcate y tantos otros, hoy fuera de nuestro léxico, eran cotidianos entre nuestros mayores. Uno de los elementos que más nos llama la atención en este cortijo, es el horno para elaborar el pan, fácilmente identificable. En la era del cortijo nos asomamos y casi tocamos con la mano por su cercanía el cortijo de Mariano. Procedemos a bajar por la senda y nos dejamos a la derecha, muy cerca los vestigios del cortijo de los minutos, donde estaba la fuente que era de donde se suministraban para la poca hortaliza, al ver este cortijo me acuerdo de los últimos que vivieron aquí, los hermanos Paquita, José, Baltasar..., que buena vecindad tuvieron que disfrutar. No nos hemos dado cuenta y casi en el barranco de despeñaburros está el cortijo que le dicen del médico o de la colilla pero yo le llamo de Baltasar porque este amigo se crío allí. Husmeamos en este cortijo viendo útiles singulares como una pajarera o una especie de cepo para capturas, cuando el amigo Blas se lleva un susto en el interior del cortijo al verse descubiertos una colonia de murciélagos y salir en desbandada. Por una parte del cortijo sale una senda donde subimos el cauce del barranco de despeñaburros que si no fuese por la sequía que nos afecta debería traer las aguas procedentes de hoya amarguilla, seguomos ascendiendo barranco arriba buscando mejor accesibilidad en la parte de enfrente debajo de los picos o cimbras, caminamos por la senda de peña milanos con algo más de dificultad que hasta ahora, Ana comenta entre bromas, que le gusta más el terreno afable, seguimos hasta coronar el paso del mismo nombre, lugar idóneo para la fotografía de rigor. Iniciamos el descenso y nuestra primera toma de contacto con el barranco de jarraalmas es un poco de humedad revuelta con barro, seguramente de los jabalíes en lo que debió de ser la fuente de jarraalmas. Iniciamos el ascenso hacia la parte más alta y lo abrupto del terreno me trae al recuerdo la garganta del hada, sendero imposible donde el autor trata de plasmar la dificultad entre lo real y lo místico de estos parajes. Una ve alcanzado el punto más alto, empezamos un suave descenso, en donde nos recibe con toda su majestuosidad el Quejigo de Ezequiel. Llegados a este punto me pregunto si el nombre elegido por el autor para el protagonista de la novela no es un guiño hacia este monumento natural. Ezequiel Expósito alias el zarco, es un personaje enigmático, marcado por una cruel infancia, pero con la capacidad de comprometerse con la hija de un italiano comprador de futuras cosechas de aceite de oliva producidas en jarraalmas, un lugar remoto de la sierra más profunda de Andalucía, donde los azares del destino condujeron a Rosario de Olvera con la sola compañía de su bebé recién nacido. Llegamos a la era del cortijo de jarraalmas que es un tanto singular, pues es cuadrada y de dos alturas, detalle que delata una gran actividad en el pasado. El momento es ideal y sobre todo apropiado para sacar nuestras mochilas y dar cuenta del bocadillo y beber agua. En estos momentos de quietud, admirando las ruinas del cortijo jarraalmas, donde los mayores del lugar aseguran haber visto conviviendo a cuatro familias en un pasado no muy lejano, me parece oír las notas musicales sacadas con melancolía del clavecin de los italianos por la niña Isabel. Cuando nos disponemos a reanudar la marcha, lo primero que hacemos ya con nuestras mochilas al hombro y nuestros bastones en ristre, es bajar a ver el pozo el cortijo dotado con una pileta de piedra, subimos cogemos la senda que nos lleva al próximo destino y llegamos a una puerta de alambrada para el ganado dejándonos a la derecha la cañada de Juan Ramon, al fondo de la cual, se encuentra el cortijo de la zarzuela y el cortijo de la nava. De nuevo en el camino, ante nuestros ojos tenemos el cortijo de covaterriza flanqueado por dos buenos ejemplares de quejigo. En este cortijo hay abundancia de ovejas encerradas, llamamos al dueño, el amigo Domingo que había quedado con el el día anterior. El bueno de Domingo derrocha amabilidad por los cuatro costados, no será porque la vida lo trata bien, a lo sacrificado de su profesión se añade la pertinaz sequía que nos asola, donde a la falta de pasto se suma el encarecimiento más que notable del alimento sustituto. Domingo se presta a acompañarnos al monumento estrella del lugar, la cueva terriza. Nos informa que la cueva tiene una profundidad de cientos de metros atravesando buena parte de la loma donde está ubicada y antaño era utilizada por el ganado como refugio dadas sus condiciones de temperatura ambiente, por tal motivo tiene el dueño ofertas para arrendamiento para uso industrial para la curación de quesos. Ni que decir tiene que la cueva ha sido objeto de inmersiones espeleologicas. Nos despedimos de Domingo con agradecimiento por su consideración y seguimos nuestra ruta ya por un carril para vehículos y la siguiente parada es en el quejigo de la pileta, auténtico monumento natural por su porte majestuoso y por las grandes dimensiones de su tronco, después de hacer las bromas sobre cuantas personas se necesitan para abarcarlo, se me ocurre decirle a Blas: cuantos años tendrá, y Blas contesta sin titubeos, por lo menos quinientos años. ¿Será posible que este auténtico monumento natural, fuese testigo, de cuando en tiempos de Juana la loca se ordenó poblar estos terrenos y otorgar el privilegio de villa a nuestro pueblo de Valdepeñas de Jaén?. Seguimos la ruta y antes de llegar por el carril al puerto vinatero, con vistas a la estampa que nos ofrece el paredón coronado desde hace años por sus generadores eólicos, visibles desde los pueblos limítrofes, atrochamos por la izquierda pasando por el cortijo del quisqui, hasta empalmar de nuevo con el carril que es camino de peregrinaje en su visita de los devotos a los Santos Luisico y Custodio, con multitud de fieles en la comarca. Seguimos descendiendo por la cuesta de la burra y antes de llegar al cortijo de los chozones (les recuerdan en el libro los personajes de los choznos), descubrimos una gran piedra que tiene incrustado un fósil de crustáceo, ¿el mar a estas alturas en el pasado?, la conjetura me produce emoción, esa posible realidad en medio del reino del quejigo. Una vez culminado el descenso, cruzamos de nueva el barranco de despeñaburros para llegar al cortijo de la fresnedilla, donde bien merece la pena parar a beber en su pilar singular, pues tiene en su frontal una hornacina. Este cortijo es el inicio de otra ruta muy sugestiva que pasa por el cortijo del tercero llega al salto de agua del tercero donde empieza el canal de conducción de agua hasta la fábrica de la luz ubicada en los alamillos y estuvo en funcionamiento hasta no hace mucho. Seguimos el carril arriba hasta coronar el puerto de la fresnedilla, desde esta altura se distingue perfectamente el cortijo de las lomas y el cerro de la cruz centinela mudo del paraje de navalayegua. A continuación nos dejamos caer cuesta abajo por un tramo que en dirección contraria, en bicicleta de montaña se te hace demasiado duro, y por fin llegamos al destino donde dejamos los coches. A las una y media del medio día es la hora perfecta para tomar una cerveza fresquita que si encima está trabajada es doblemente satisfactoria. Así es que cogemos nuestros coches, y con una ilusión unánime, los conducimos hasta el parque del chorrillo donde Cristian nos atiende con la presteza que requiere nuestra demanda. Nuestro aspecto de ropas sudoroso y con polvo del camino contrastan con los asistentes a las comuniones que se celebran, pero nuestra alegría e ilusión por la jornada compartida compite con la que puedan sentir los confesados.

Quiero agradecer muy sinceramente a mis compañeros Laura, Ana, Pepi, Blas, Francisca, Pepe y Mari Carmen por la oportunidad que me han dado, sencillamente por pasar un buen rato, también a Pedro Jesús Castro Jiménez por ser el autor de una ruta que ya diseño el, el pasado año, y nos permite haberla disfrutado, así como a Enrique Armenteros por haberme apropiado de una pequeña parte de su relato. Esta ventana tiene que servir como tributo a nuestros antepasados que con tanto esfuerzo contribuyeron a buena parte de lo que hoy nosotros disfrutamos.
GRACIAS

Comments

    You can or this trail