Játar- Puerto de Cómpeta
near Játar, Andalucía (España)
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Itinerary description
Pocos recorridos son tan entrañables y nostálgicos como aquellos que reviven los antiguos caminos de herradura y aún más si comunican valles a través de escarpadas sierras, como es el caso del sendero Játar-Puerto de Cómpeta. Poco costará imaginar el paso cansino de las acémilas, cargadas y sudorosas escalando los peldaños de piedra y serpenteando para ganar las alturas del puerto y poder descender por el lado contrario. Son estas historias antiguas, sin duda, pero otras no tan antiguas. El paso de los arrieros a través de éste puerto perduró hasta 1970 y de forma ocasional, aún después. Uno de los productos más frecuentes y que debía de llegar rápido, eran los pescados de la costa, que viajaban durante la noche para esquivar el calor, pero no es la única mercancía. A la vuelta siempre había algo que transportar, lana, comestibles, cereales y muchos más.
El sendero se inicia en la zona industrial de Játar, unos 2,5 kilómetros al Sur de la población. Desde aquí ya podemos empezar a disfrutar. Justo al comienzo y bajo nuestros pies se encuentra la cueva del Linarejo. Su visita la podemos dejar para la vuelta, pero debemos saber que por aquí se derraman algunas de las aguas que se infiltraron en la sierra, y que dan origen a uno de los muchos arroyos de aguas limpias que son recogidas por el próximo embalse de los Bermejales.
El sendero es fácil de seguir porque ha sido excavado por la acción de las herraduras y de los años. Tras de cruzar el barranco de las Cuevas, ascendemos por la trinchera que abrieron los tiempos. En el punto mas alto, conviene hacer un breve descanso para otear el horizonte. Aquí el camino se encaja a más de dos metros de profundidad: la herradura muele la roca y el agua arrastra los detritos, eso durante muchos centenares de años.
Descendemos ahora hacia Venta Lope. Los pequeños manantiales, ahora en desuso o como abrevadero ocasional, fueron muy apreciados para riego de una pequeña huerta en el entorno de la venta. El cortijillo, bastante modesto y en ruinas, era lugar de parada, descanso, reunión, copas de orujo, cigarro de petaca y conversación. No sólo los arrieros eran clientes, también los pastores, leñadores, cazadores, viajeros y bohemios que también los hubo. Lugar sin duda entrañable, que nos invita a meditar y soñar las muchas vivencias de estos lugares, que el tiempo ha evaporado.
Circulamos por la solana sobre terrenos azulados y con frecuentes deslizamientos. Enseguida cruzamos el cauce alto del río Añales, para disfrutar de una umbría de densa vegetación, principalmente pino resinero. Subimos hasta los 1.440 metros de altitud para encontrarnos de frente Puerto de Cómpeta y, más visible aún, una cantera de precioso mármol, que no está en explotación. Los cortes recientes en la roca, nos permiten ver el color, de blanco, veteado, gris y azulado. Los bancos de corte se suceden hasta una altura de más de 50 metros. Algunos derrubios y restos de maquinaria aún permanecen por el entorno, como recuerdo de la industria olvidada. Es obligatorio acercarse al mismo puerto (1.404 metros), para encontrarnos con las trazas del viejo camino de herradura, que desde aquí desciende hasta las poblaciones moriscas de La Axarquía.
El regreso lo realizaremos por el Camino de la Cuesta Parda, que pasa por Fuente Barrera, donde hay un gran depósito para abastecer de agua a helicópteros y vehículos contra incendios. Después (8,3 km) veremos a la derecha el inicio del sendero que en radical ascenso sube al Pico del Lucero o Peñón de los Moriscos, señalizado con un Panel informativo. Nosotros seguiremos por la izquierda, por el Camino de la Cuesta Parda.
Tras una gran Tuya, abandonaremos el Camino de la Cuesta Parda, y nos desviaremos a la izquierda por las Ramblas de Mota. Después de un par de intersecciones, donde tomaremos derecha e izquierda consecutivamente, llegaremos al cauce del Río Añales, donde conectaremos con el camino de ida. Ya solo tendremos que desandarlo hasta llegar al punto de inicio y final de esta interesantísima y ancestral ruta.
El sendero se inicia en la zona industrial de Játar, unos 2,5 kilómetros al Sur de la población. Desde aquí ya podemos empezar a disfrutar. Justo al comienzo y bajo nuestros pies se encuentra la cueva del Linarejo. Su visita la podemos dejar para la vuelta, pero debemos saber que por aquí se derraman algunas de las aguas que se infiltraron en la sierra, y que dan origen a uno de los muchos arroyos de aguas limpias que son recogidas por el próximo embalse de los Bermejales.
El sendero es fácil de seguir porque ha sido excavado por la acción de las herraduras y de los años. Tras de cruzar el barranco de las Cuevas, ascendemos por la trinchera que abrieron los tiempos. En el punto mas alto, conviene hacer un breve descanso para otear el horizonte. Aquí el camino se encaja a más de dos metros de profundidad: la herradura muele la roca y el agua arrastra los detritos, eso durante muchos centenares de años.
Descendemos ahora hacia Venta Lope. Los pequeños manantiales, ahora en desuso o como abrevadero ocasional, fueron muy apreciados para riego de una pequeña huerta en el entorno de la venta. El cortijillo, bastante modesto y en ruinas, era lugar de parada, descanso, reunión, copas de orujo, cigarro de petaca y conversación. No sólo los arrieros eran clientes, también los pastores, leñadores, cazadores, viajeros y bohemios que también los hubo. Lugar sin duda entrañable, que nos invita a meditar y soñar las muchas vivencias de estos lugares, que el tiempo ha evaporado.
Circulamos por la solana sobre terrenos azulados y con frecuentes deslizamientos. Enseguida cruzamos el cauce alto del río Añales, para disfrutar de una umbría de densa vegetación, principalmente pino resinero. Subimos hasta los 1.440 metros de altitud para encontrarnos de frente Puerto de Cómpeta y, más visible aún, una cantera de precioso mármol, que no está en explotación. Los cortes recientes en la roca, nos permiten ver el color, de blanco, veteado, gris y azulado. Los bancos de corte se suceden hasta una altura de más de 50 metros. Algunos derrubios y restos de maquinaria aún permanecen por el entorno, como recuerdo de la industria olvidada. Es obligatorio acercarse al mismo puerto (1.404 metros), para encontrarnos con las trazas del viejo camino de herradura, que desde aquí desciende hasta las poblaciones moriscas de La Axarquía.
El regreso lo realizaremos por el Camino de la Cuesta Parda, que pasa por Fuente Barrera, donde hay un gran depósito para abastecer de agua a helicópteros y vehículos contra incendios. Después (8,3 km) veremos a la derecha el inicio del sendero que en radical ascenso sube al Pico del Lucero o Peñón de los Moriscos, señalizado con un Panel informativo. Nosotros seguiremos por la izquierda, por el Camino de la Cuesta Parda.
Tras una gran Tuya, abandonaremos el Camino de la Cuesta Parda, y nos desviaremos a la izquierda por las Ramblas de Mota. Después de un par de intersecciones, donde tomaremos derecha e izquierda consecutivamente, llegaremos al cauce del Río Añales, donde conectaremos con el camino de ida. Ya solo tendremos que desandarlo hasta llegar al punto de inicio y final de esta interesantísima y ancestral ruta.
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