Jávea. Camino de Cabanes. Ermita y casa fuerte de Benitzaina. Barranco de Toll. Camino de Tarraula.

Día difícil para todos nosotros. El fuego, en un año aciago, está destrozando alguno de los paraísos más apreciados, desde la Vall de Ebo a Pego y el Barrranco del Infierno, y desde Bejís a Torás y Teresa, amenazando Viver y la Sierra de Espadán. Afortunadamente tras un día muy malo siempre viene una lluvia que nos soluciona el problema, así que vuelve a tener cierta importancia la ruta realizada y nos olvidamos un poco de la tragedia ecológica de turno, aunque pronto iremos a ver en qué medida ha afectado a algunos de nuestros paisajes favoritos. Pero no dura mucho la tranquilidad, horas después el incendio de Bejís está aún peor y la Cova Santa amenazada, al igual que la Calderona y Espadán. Y encima pasan cosas como las del tren y salen con que ha habido un problema de comunicación, cuando es obvio que lo que hay es una gestión lamentablemente mala. ¿Hasta cuando?. ¿Se hace algo para mejorarla?. No lo parece.
La idea de la ruta fue originalmente trazada sobre mapa, aunque luego ha tenido que ser modificada considerablemente porque algunos de los senderos representados en el mapa parecen haber sido tapados por la vegetación, privatizados o, símplemente, no hemos sabido encontrarlos. Pero tras todos los años que llevamos haciendo senderismo por Jávea encontrar todavía zonas por las que nunca habíamos pasado y que, por tanto, abordamos como una exploración de terreno desconocido, lo convierte en una ruta interesante, aparte de la belleza intrínseca o de los lugares interesantes que encontremos en el camino. Cada vez más, para nosotros, andar es un ejercicio casi intelectual, aunque el beneficio en cuanto a salud física sea indudable.
Llegamos al punto de partida saliendo de Jávea por la carretera de Benitachell, para girar a la derecha en la primera rotonda tras cruzar el río y llegar hasta el Camino de Tarraula, donde dejamos aparcado el coche, en un lateral del camino. Volvemos al inicio y cruzamos el cauce del río, para seguir unos metros por el camino de ribera situado al otro lado del cauce, pasando después a un sendero que discurre por el mismo cauce. En este tramo el cauce está ocupado por cañas en algunos sitios y en otros está totalmente despejado, con suelo de arena y piedra. Algo más adelante nos sorprende una especie de muro o barrera de piedras, de cantos rodados para ser más precisos y desde aquí el aspecto del cauce cambia por completo.
Por la derecha del cauce tenemos un camino bastante cómodo y creemos ver en el plano una zona de cruce del cauce, que en realidad no existe, porque la orilla sur está sobreelevada y eso nos obliga a regresar unas decenas de metros por el cauce antes de encontrar una solida hacia el camino que discurre por la ribera opuesta, a pocos metros del borde. Lllegamos hasta el y giramos a la derecha, ya viendo una gran casa blanca. Cuando estemos más cerca veremos la Ermita de Benitzaina y un precioso pozo blanco, por delante de la casa. La casa, bien pintada y aparentemente bien mantenida, es muy notable. De grandes dimensiones y con algunos refuerzos de piedra, como una notable garita, el escudo o un arco de medio punto, testimonios de su construcción hace siglos como casa fortificada o alquería, de usos agropecuarios, posiblemente levantada entre los siglos XVIII y XIX; en la parte de atrás tiene varios corrales, patios e incluso riuraus, para la producción de uva pasa. Con ese tamaño y estructura es una construcción única en la zona. La ermita es muy simple, de planta rectangular y exenta, pero bella en este entorno.
Desde ahí seguimos adelante, hacia el sur, por el Camino de Benitzaina, para, unos 700 metros después, continuar por un sendero hacia el este que luego gira hacia el sur y debería llevarnos hacia la cabecera del Barranc de Toll y el Morro de Agulló. No sucederá asi, pronto llegamos a un punto algo elevado, donde el sendero debería continuar recto, y en efecto vemos un corto rastro de sendero, pero la vegetación lo tapa por completo. En su lugar, por nuestra izquierda el sendero continúa, en agresiva bajada, hacia el barranco. No viendo otra salida, continuamos por el bien marcado sendero y por el bajamos, en dirección noreste, hasta llegar a un camino que cruza. Aquí giramos a la derecha , para pasar luego, al final del camino, a un sendero que nos llevará hasta el barranco de Tool, atravesando una zona de bosque muy bonita. Más adelante salimos a un barranco lateral, y después subimos por su ladera este en dirección a Covatelles y las casas de Tarraula. Esta es una zona de huertos, con partes asilvestradas y algunas notables construcciones, y unos caminos rurales o agrícolas en bastante buen estado, por los que seguimos hasta llegar al Camino de Tarraula.
Aquí se puede ver un trozo de la ruta, orientado hacia el norte, en ida y buelta. Es un error provocado por el desconocimiento del lugar y una interpretación errónea del mapa, así que lo mejor es que quien desee seguir la ruta olvide, y evite, esta parte. Nosotros lo coregimos volviendo hacia el Camino de Tarraula, para salir más adelante por la izquierda hacia un sendero que nos llevará hacia el Camino de Cabanes, por el que salimos directamente hacia el lugar donde hemos dejado el coche, y termina la ruta.
En conjunto una ruta interesante, en la que fue parte importante nuestra disposición a ver a dónde nos llevaban los caminos, siempre convencidos de que sabríamos encontrar la forma de volver a un lugar conveniente, En ella hemos pasado por partes interesantes de la rambla del Gorgos, la casa fuerte y ermita de Benitzaina, zonas de bosque de cierta densidad con bonitos senderos, y una zona abierta de terreno, con huertos en buena parte, en las partidas de Covatelles y Lluca, lejos de la circulación y con un grado menor de antropización. Tampoco pretendíamos más.
Calzado de montaña, bastones, sombrero, protección solar y agua son las necesidades básicas para una ruta bastante cómoda que completamos en un poco menos de 3 horas.