Jimena, Pinar Cánava, Caracoles, La Cruz de la Atalaya y Cueva la Graja
near Jimena, Andalucía (España)
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punto de información del Pinar de Cánava
El Pinar de Cánava es un interesante ecosistema forestal que tiene al pino carrasco como protagonista. La singularidad de este pinar, de unos 120 ejemplares, se encuentra en su alto grado de naturalidad y, sobre todo, en su longevidad, con pinos de entre 100 y 250 años. Este pinar presenta un gran valor como recurso educativo, pues ofrece una oportunidad única para comprender las distintas fases de maduración de un bosque. Además, puede observarse el aspecto de un pinar en una etapa próxima a la vejez. Frente a las típicas formas de pinares jóvenes con troncos rectos y copas cónicas, contrastan los ejemplares retorcidos de este Monumento Natural. Sus copas redondeadas, con forma de parasoles, recuerdan a otras especies arbóreas. Este pinar fue declarado Monumento Natural Pinar de Cánava por la Junta de Andalucía el 23 de noviembre de 2001. Pertenece al término municipal de Jimena, y es uno de los pocos bosques centenarios de pino carrasco que quedan en Andalucía, con ejemplares de hasta 250 años.
Paneles informativos, caracol con ruedas de molino
“Los Caracoles” es solamente uno del sinfín de sitios sorprendentes que esconde Sierra Mágina. Nos encontramos ante una serie de pequeñas chozas levantadas piedra a piedra con la mano de obra de los canteros que allí se refugiaban durante largas temporadas de trabajo en la zona. Lo que hace singular estas construcciones es que las piedras están unidas sin ningún tipo de masa, lo que se conoce como técnica de “piedra seca”. Este tipo de construcciones a menudo ha sido relacionada con antiguas construcciones celtas de Asturias y Galicia.
Cruz de la Atalaya
Existen varias leyendas sobre la Cruz de la Atalaya, pero aquí os transcribo la que a mí más me gusta, la historia recogida por Francisco Catena en su escrito “Leyendas de Mágina y su Frontera” La Santa Cruz Tras la toma de Baeza por el ejército de Alfonso VII en 1147, avanzaron aquellas tropas por el sur hasta Ximena, cuya fortaleza estaba sobre una gran peña de color rojizo y en poder de los árabes. Cuando los moros se vieron asediados por la próxima avanzada de las tropas reales, huyeron a una atalaya situada en el cantil de una serrezuela cercana llamada “la Tabla” o “el Lanchar”. Una vez que Jimena fue ocupada por las tropas cristianas, se cuenta que un soldado tuvo una extraña aparición durante tres noches consecutivas. Esta aparición consistía en una luz que tenía a su alrededor una bella aureola, se localizaba en un lugar concreto de los cerros que hay al sur de éste pueblo, concretamente en uno de los riscos de las faldas del Aznaitín, pero cuál fue su sorpresa al comprobar que él era el único que podía apreciar este asombroso espectáculo. Optó por contárselo en secreto al capitán de la hueste cristiana que tomó por sorpresa la atalaya, que era la construcción que se encontró donde aparecía la misteriosa luz. Una vez estuvo preparado el ejército aguardaron a la noche para poder conquistarla, cosa que consiguieron tras un fiero combate con los moros, que al verso vencidos optaron por huir amparados por la oscuridad de la noche. Cual fue la sorpresa del ejército vencedor cuando comprobaron que en esta atalaya se encontraron prisioneros gran cantidad de rehenes cristianos que salieron al encuentro de sus liberadores arrastrando pesadas cadenas. Para conmemorar este hecho se colocó la cruz de la llamada atalaya que aún existe. La primeras fueron de madera, hasta que se sustituyo en el S XIX por la actual de hierro, siguiendo las tendencias de la época de Gustave Eiffel. En la tradición popular se dice que la cruz protege al pueblo de Jimena de las grandes tormentas, actuando de pararrayos.
Cueva de la Graja
La Cueva de la Graja, declarada en 1924 Monumento Histórico Nacional, es un abrigo no muy amplio y cerrado mediante una verja. En estas representaciones del periodo Neolítico destacan dos escenas, una de pastoreo y otra ritual. Hay un total de siete grupos de figuras esquemáticas, muchas de ellas con un tocado de plumas o de cuernos. Según algunos investigadores, las representaciones humanas no simbolizan su forma física, sino la de espíritus. Los antiguos habitantes pensaban que al pintar las figuras humanas sobre las paredes la roca capturaban el espíritu de los muertos evitando que causaran daño a los vivos. Es en este lugar conocido como «La Cimbra», donde se ubica la Cueva de la Graja. Las pinturas fueron descubiertas en 1902 por Eduardo Cobos, notario de Jimena. Seis años después, el historiador González-Moreno realizaría el primer estudio detallado en su obra «Pictografías andaluzas», siendo uno de los primeros conjuntos de arte rupestre que se investigaron en la Península. En 1924 la Cueva de la Graja fue declarada Monumento Histórico Artístico.
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