La Algameca Chica y Arco de Amalia (Cartagena)
near Barrio de la Concepción, Murcia (España)
Viewed 46 times, downloaded 1 times
Trail photos
Itinerary description
La Algameca Chica es uno de esos rincones que aún conservan, de forma casi mágica, un encanto difícilmente imaginable y que sorprende a todo visitante.
Es un caserío de pescadores, casi chabolista por lo extremadamente humilde y precario de las viviendas que lo conforman, que se retuercen entre callejones, pasadizos y escaleras.
Esta singularidad ha cobrado cierto aire "gaudiano" en la original decoración con la que sus habitantes presumen. También es fácil asociarlo a una actitud hippie, como casi toda originalidad positiva que apela al disfrute de la vida y el respeto a la naturaleza.
Ni cinco minutos tardaremos en recorrer de punta a punta el margen izquierdo de la Algameca Chica, el más poblado de los dos. Mientras paseo se escucha a una mujer cantando alegremente unas coplillas mientras limpia. No parece que haya venido a un sitio, sino a un tiempo anterior, no muy lejano.
El extremo del margen izquierdo es el Mirador de Dos Hermanas. Hasta aquí no ha habido ni una sola perspectiva mediocre: todo es bonito: el mar (que se adentra en la Rambla de la Algameca en una suerte de desembocadura inversa); las barcas, amarradas a muelles precarios y semiderruidos; las casuchas, en las que hay tanta chapa y madera como ladrillo y cemento.
Me dispongo ahora a cruzar al margen derecho por una sencilla pasarela, en busca del Arco de Amalia. Para ello escojo el ramal de la derecha al llegar a las casas, y asciendo levemente hasta una explanada en la que salen un par de senderos. Tomo el de la izquierda, que bordea el cerro a media altura sobre el mar.
Es un suelo muy adherente en el que se camina con seguridad. Subo unos metros monte a través y corono el promontorio para descender nuevamente hacia la explanada anterior. Ahí cojo otra senda que baja a pie de mar. Es la Cala del Reflector, a la que sale un infame tubo de aguas fecales, hoy cegado.
Este rincón pedregoso y de apariencia hostil esconde el bonito Arco de Amalia. Regreso unos metros y retomo el camino para llegar a las ruinas del Proyector de La Algameca. De nuevo las vistas del Mediterráneo son soberbias. Al oeste vemos la Algameca Grande, a la que tengo pendiente venir para conocer la Batería de la Parajola y el Cristo de los Buzos.
Retorno a las casas del margen derecho y me dirijo hasta la última de ellas. El único "pero" a esta ruta es su brevedad, ya que en apenas diez minutos estoy en el aparcamiento, contento por haber descubierto y recorrido otro hermoso lugar.
Es un caserío de pescadores, casi chabolista por lo extremadamente humilde y precario de las viviendas que lo conforman, que se retuercen entre callejones, pasadizos y escaleras.
Esta singularidad ha cobrado cierto aire "gaudiano" en la original decoración con la que sus habitantes presumen. También es fácil asociarlo a una actitud hippie, como casi toda originalidad positiva que apela al disfrute de la vida y el respeto a la naturaleza.
Ni cinco minutos tardaremos en recorrer de punta a punta el margen izquierdo de la Algameca Chica, el más poblado de los dos. Mientras paseo se escucha a una mujer cantando alegremente unas coplillas mientras limpia. No parece que haya venido a un sitio, sino a un tiempo anterior, no muy lejano.
El extremo del margen izquierdo es el Mirador de Dos Hermanas. Hasta aquí no ha habido ni una sola perspectiva mediocre: todo es bonito: el mar (que se adentra en la Rambla de la Algameca en una suerte de desembocadura inversa); las barcas, amarradas a muelles precarios y semiderruidos; las casuchas, en las que hay tanta chapa y madera como ladrillo y cemento.
Me dispongo ahora a cruzar al margen derecho por una sencilla pasarela, en busca del Arco de Amalia. Para ello escojo el ramal de la derecha al llegar a las casas, y asciendo levemente hasta una explanada en la que salen un par de senderos. Tomo el de la izquierda, que bordea el cerro a media altura sobre el mar.
Es un suelo muy adherente en el que se camina con seguridad. Subo unos metros monte a través y corono el promontorio para descender nuevamente hacia la explanada anterior. Ahí cojo otra senda que baja a pie de mar. Es la Cala del Reflector, a la que sale un infame tubo de aguas fecales, hoy cegado.
Este rincón pedregoso y de apariencia hostil esconde el bonito Arco de Amalia. Regreso unos metros y retomo el camino para llegar a las ruinas del Proyector de La Algameca. De nuevo las vistas del Mediterráneo son soberbias. Al oeste vemos la Algameca Grande, a la que tengo pendiente venir para conocer la Batería de la Parajola y el Cristo de los Buzos.
Retorno a las casas del margen derecho y me dirijo hasta la última de ellas. El único "pero" a esta ruta es su brevedad, ya que en apenas diez minutos estoy en el aparcamiento, contento por haber descubierto y recorrido otro hermoso lugar.
Waypoints
You can add a comment or review this trail
Comments