La Arena-Punta Lucero-La Cuesta-Valle (Zierbena)-Serantes-Sanfuentes-Gallarta (Abanto y Zierbena)-Ortuella-Urioste-Trapagarán

Espléndida y preciosa ruta que alterna monte con caminata a través de pueblos. Es un recorrido que tiene mucha historia y da muchísimo juego, porque ofrece unas excelentes panorámicas y contiene numerosos puntos de interés.
Técnicamente hablando no hay ninguna dificultad, salvo quizás el último tramo de bajada del Serantes, que se camina sobre un empinado y estrecho sendero de placas de roca y piedra suelta, en el cual hay que ir despacio y asegurando cada pisada para no sufrir posibles resbalones. Por lo demás, el trazado es muy llevadero y sencillo de realizar, con rampas en general no muy exigentes y el terreno es de buena calidad.


Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 159:

Comienzo en la parada de bus del barrio de La Arena, perteneciente al municipio de Zierbena. Al lado se encuentra la enorme playa que tantisima gente atrae todos los veranos. Hoy, a pesar de la situación en la que nos encontramos con el asunto Covid, no iba a ser diferente, había una multitud disfrutando de la soleada y calurosa mañana.
En frente, tengo a la vista el primero de los 2 montes que ascenderé en esta ruta, el Punta Lucero.

Para llegar hasta allí, avanzo unos cientos de metros a la par de la carretera, pero luego me desvío a la izquierda y asciendo suavemente por una pista de cemento. Dicha pista conecta con otra carretera, pero ahora he de continuar por un estrecho sendero natural.
Ahora es cuando empiezo a ganar altitud de verdad, pero sin llegar a exigirme físicamente demasiado. Decir que nada mas empezar a subir por el sendero, os encontrareis con una puerta metálica. Dicha puerta está bloqueada al paso, pero al tener poca altura, podréis pasarla por encima.

A medida que voy ganando altitud, a mi espalda, veo con mas amplitud la totalidad del barrio y su playa, ademas de poder observar parte de la refinería de Petronor a un lado, y la costa, acantilados y algún que otro monte pertenecientes a la cercana provincia de Cantabria.
Mas adelante, hacia el lado opuesto, disfruto de una vista del barrio de La Cuesta y detrás el imponente y bonito monte Serantes.

Sigo en suave ascenso hasta llegar a un pequeño llano donde observo casi de lado a lado el mar Cantábrico y parte de la bahía del Abra y el gigantesco puerto de Bilbao.
Ahora, asciendo por un estrecho camino herboso rodeado de maleza, con alguna que otra zarza que intento evitar como puedo (iba en pantalón corto, no me podía permitir contactos con éstos arbustos).

Al llegar a la parte mas alta, ya casi en la cima, me encuentro con una batería de costa, en el cual hay 4 cañones Klupp de 150mm metidos en una especie de casamatas de hormigón, y varios bunkers, trincheras y fortificaciones con pasadizos subterráneos.
La verdadera historia de este lugar comenzó en el siglo XVI, del que no se conocen restos. En el siglo XX se emplazó una primera batería de costa (llamada batería vieja) con asentamientos a barbeta.
Luego fue artillada con cañones Vickers de 152,4 mm destruidos por el ejército vasco en retirada cuando cayó Bilbao en poder de los nacionales en 1937, durante la Guerra Civil española. Las piezas fueron sustituidas por los actuales cañones Krupp de 150 mm. comprados a Alemania, que antes habían estado en Cádiz y en Castellón (1937-38). Finalmente, fue en 1982 cuando estas instalaciones fueron abandonadas de forma definitiva.

A escasas decenas de metros, se encuentra el buzón y geodésico cimero del monte Punta Lucero (307m). A pesar de la escasa altitud, las vistas son muy interesantes, aunque no tanto hoy por la molesta y constante presencia de bruma y txapelas de niebla en los picos mas elevados. Desde la cima se puede contemplar el monte Serantes, las sierras o macizos macizo de Grumeran/Triano y Mello, y ya en tierras cántabras el Pico Cerredo, entre otros. Por abajo, se observa el amplio valle donde se sitúan los barrios de Gallarta, Valle, La Cuesta, La Arena, el pueblo de Muskiz y la refinería de Petronor al lado. Al otro lado, el Mar Cantábrico, la bahía del Abra, los espectaculares acantilados que hay hacia el Este como es el caso de Punta Galea y el inmenso puerto de Bilbao.

Tras las fotos de rigor, prosigo la marcha por el otro lado del cresterío. Durante el camino, paso al lado de amplios hoyos, que no se si serían trincheras o un espacio donde se ubicaría algún cañón o algo parecido.

Misma dinámica que durante el ascenso. El descenso es suave y cómodo en todo momento. El sendero sigue siendo estrecho pero el firme es de excelente calidad.
A medida que avanzo, me acerco mas y mas al imponente monte Serantes, aunque decepciona ver la horrible estampa que el hombre ha provocado en una de sus laderas.
A la derecha, también veo mucho mas de cerca mi siguiente objetivo, el barrio de La Cuesta.

Abandono durante un buen rato la tierra para seguir por pista de cemento. Ahora, me adentro de lleno en el bonito barrio de La Cuesta. En éste y en el resto de barrios o localidades, tenéis varias fuentes para poder aprovisionaros de agua cuando lo necesitéis. En esta ruta no vais andar escasos de agua en ningún momento.

A continuación, sigo por otra pista asfaltada y poco después, a altura del cementerio, giro a la izquierda para avanzar por otro. Enseguida tengo a la vista el próximo barrio, Valle, el último perteneciente al municipio de Zierbena.

Desde aquí doy inicio de forma oficial el ascenso al monte Serantes. Aquí la única diferencia con respecto al Punta Lucero es que la subida es mas larga y mas exigente, pero el tipo de sendero y terreno es mas de lo mismo, es decir, no ofrece ninguna complicación.

Sin pausa pero sin prisa, voy ascendiendo y ganándole terreno al Serantes, que también ofrece una esplendida panorámica por el lado derecho, similar a la primera de las cimas, pero viéndolo desde el monte opuesto.
En mi contra iba a estar el clima, que poco a poco se iba incrementando la presencia de nubes bajas y/o niebla, y me temía que la cima pudiera estar tapada y no poder disfrutar así de las vistas. Por fortuna eso no iba a ocurrir (aunque si al cabo de un rato de iniciar el descenso)

Finalmente, tras un largo pero sencillo ascenso, llego a la cumbre del monte Serantes (452m). Al lado mismo del geodésico cimero se encuentra un torreón, un elemento defensivo construido entre 1879-1881 para evitar los asedios de los carlistas. Se trata de una atalaya edificada en sillería y que servía de puesto de vigía para proteger “El Abra”. De planta cuadrangular, estaba compuesto por dos plantas más la azotea, que servía de puesto de vigía y que estaba flanqueada por garitones. En la planta inferior la torre estaba articulada entorno a una serie de cinco troneras en cada uno de los lados, más una en cada una de las cuatro esquinas. En la segunda planta se situaría el cuerpo de guardia, con aberturas más grandes para la vigilancia costera y señales de comunicación.

En la cima lo que se dice niebla no había (si en las cumbres mas elevadas) pero a los lados si que había la suficiente bruma como para no dejarme disfrutar de una vista completa del horizonte. Pero en un día despejado, podríais llegar a ver... pues lo que pone en un panel con un mapa orientativo donde figuran las distintas cumbres y localidades que se divisan desde lo alto, que son muchas, demasiadas diría yo, hay que tener buen ojo y orientación para poder distinguirlas todas.

Una vez tomadas las mas que obligadas fotos de rigor, desciendo ahora por un empinado camino de tierra y arenilla, donde he de echar el freno de mano para no sufrir un resbalón. Abajo, me encuentro con las ruinas de Fuerte del Serantes. En 1880, se construyó el fortín del monte Serantes, en un promontorio próximo a la cumbre a 324 metros de altitud llamado Nueve Cruces. De planta pentagonal y rodeado por un foso defensivo, llegó a ocupar 6800 m² de superficie en los momentos de máximo esplendor. Constaba de cuatro pabellones para el alojamiento de las tropas, otros dos utilizados como almacén del acuartelamiento y uno más en la planta baja para el uso del gobernador y los oficiales. Fue ocupado por las tropas liberales hasta su abandono en el año 1910.

Ahora, hago un giro brusco a la derecha, y desciendo por la ladera de la cara Sur del monte, rumbo al barrio de Sanfuentes. La primera parte de la bajada sigue los mismos derroteros, es decir, senda estrecha pero con poca inclinación y firme cómodo. Pero una vez hago un desvío a la izquierda, el terreno cambia bastante. Ahora estoy rodeado de vegetación con algo de maleza, aunque el sendero se abre lo suficiente como para poder pasar sin mayores dificultades.
Después, el terreno se vuelve a abrir y desciendo por una zona de placas de roca y piedra. Acto seguido la vegetación reaparece, y luego vuelve a aparecer las placas de roca. Es en ésta última parte donde hay que andar con un poco de cuidado con posibles caídas o resbalones, ya que el firme es irregular y un pelín resbaladizo.

No tardo mucho en superar este tramo y al fin consigo llegar hasta la base del monte, y acceder a una pista asfaltada. Se acabó la caminata por monte, guardo los bastones en la mochila, y ahora toca hacer turismo y andar entre varios barrios y pueblos.

No hay mucho que describir desde éste momento, únicamente que camino 9km a través de los barrios de San Fuentes y Gallarta (pertenecientes al municipio de Abanto Zierbena o Abanto y Ciérvana), el barrio de Urioste (perteneciente a la localidad de Ortuella) y a pueblos como el mencionado Ortuella y mi destino, Trapagarán o Valle de Trápaga, donde pongo punto y final a esta preciosa y sencilla ruta.


No os toméis muy en serio el tiempo total que he dedicado a la ruta. He ido a un ritmo muy lento, parándome con mucha frecuencia para disfrutar de las vistas y sacar fotos. Si fueseis a piñón fijo, o al menos sin tantos parones, fácilmente podríais completar el recorrido en unas 5h.
Disponía de todo el tiempo del mundo, y los accesos por transporte público tanto para la ida como para la vuelta son excelentes, así que no tenía necesidad alguna de ir rápido y con prisas. Esta ruta es para disfrutarla como dios manda, un recorrido de 10 se mire por donde se mire, muy recomendable.