La Besurta. Portillón de Vénasque. Pico Salvaguardia. Llanos del Hospital.
near es Bòrdes, Catalunya (España)
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Itinerary description
Uno de los itinerarios más prestigiosos del Pirineo, el Pico Salvaguardia o Tuca de Cabelluts es uno de los miradores más impresionantes del Macizo de las Madaletas y el Aneto, aunque las vistas hacia el lado francés (con los ibones vecinos al puerto de Vénasque, el Bois de Sajust y Bagneres de Luchon, junto a los impresionantes circos de montañas vecinas) son también muy notables, en una ruta que aún sin esas vistas sería muy apetecible por múltiples razones.
Desde hace muchos siglos, entre las altas montañas pirenaicas se disponían una serie de pasos naturales que permitían la conexión entre las tierras situadas al sur y al norte de las montañas. En 1659, tras una guerra que duró diez años entre España y Francia, se firmó el denominado Tratado de Versalles, en la isla del Faisán, situada en la ría del Bidasoa. Este tratado fijó la frontera entre ambos países siguiendo la línea dominante de cumbres del pirineo (con excepción de los enclaves de Llivia y el Valle de Arán). Casi doscientos años después, por el Tratado de Bayona, se estableció el deslinde de pasos fronterizos, o mugas, a lo largo de 685 km de frontera. Entre esas mugas destacan, en el territorio que ahora nos interesa, la del Puerto de la Glera (331), el Puerto de Benasque (332) y el Puerto de la Escaleta (333). A través de estas mugas se ha realizado el paso de personas, animales y mercancías a través de los siglos, siendo el Puerto de la Glera el más utilizado en la Edad Media, pero en 1320 se acondicionó el paso por el Puerto de Benasque, tallando la roca y construyendo muretes de contención en las revueltas del camino. Estas actuaciones, unidas a cambios climáticos de la época y cambios sociales, con el aumento de importancia de los municipios, desplazaron el tráfico desde la Glera al Puerto de Benasque, que se transformó en el paso dominante en la zona. En el vecino puerto de la Mina se estableció una explotación minera, junto a la que se desarrolló una especie de economato de la época (la Casa Cabelluts) durante el siglo XIX.
En ambas vertientes de las mugas existía un hospital, regentado por órdenes hospitalarias o monjes; en el caso de Benasque esto se tradujo en que aquí se estableciesen el Hospice de France y el Hospital Nuevo de Benasque, pero su primitiva naturaleza sufre un cambio para transformarse cada vez más en ventas o posadas, aunque sin perder de vista su función de protección y auxilio. Poco a poco el antiguo Hospital de Benasque cesa su actividad, que pasa por completo al nuevo Hospital, y por aquí pasarán en los primeros años buena parte de los esforzados montañeros que iniciaron la exploración de los picos más altos del valle.
Esta ruta es en verdad una ruta circular, pero una parte de la ruta se realiza en autobús, desde el aparcamiento del bus en Hospital de Benasque hasta el comienzo de la senda que asciende por La Costera hacia el Turonet del Puerto, en una parada a solicitar, muy cerca ya del final del trayecto en La Besurta. La ruta a pie se extiende desde este punto hasta Llanos del Hospital, pasando por el Portillón de Benasque y el Pico Salvaguardia. Y puestos a hacer aclaraciones digamos que Portillón y Puerto, Vénasque y Benasque, o Salvaguardia y Sauvegarde, se utilizan indistintamente en la presentación.
La ruta a pie se inicia con una acelerada y bien marcada (aunque algunos atajos ocasionales producen cierta confusión entre atajo y ruta real) sucesión de zigzags por La Costera, que permiten un rápido ascenso de moderada exigencia física. Las vistas hacia los glaciares de las Madaletas y el Aneto son las más impactantes, más aún al estar situadas justo enfrente, pero las zonas situadas lateralmente son también muy notables. Al llegar al llano superior nos encontraremos con la salida por la derecha del sendero que continúa hacia la Tuca de la Escaleta y el Puerto de la Picada, y poco más adelante pasaremos por un espléndido mirador, óptimo para repetir las tomas panorámicas que ya hemos hecho docenas de veces durante la subida, cada vez con mejor ángulo y más abiertas.
Algo más adelante pasaremos por el pequeño ibón de La Costera, e iniciaremos una nueva subida, al principio suave y luego más agresiva que nos llevará a una notable brecha en la montaña, donde se sitúa el Puerto de Benasque. Las vistas son aquí fantásticas, y hasta aquí la ascensión es relativamente fácil, con un nivel de exigencia razonable para permitir el paso de personas con un estado físico no óptimo.
Desde aquí las cosas cambian, por la pendiente y por las características del suelo, con algunos tramos de roca muy seguros en seco y potencialmente peligrosos en suelo mojado o nevado (no digamos helado), y unas caídas laterales muy marcadas, que serán un grave problema para personas con vértigo (yo no lo tengo, pero me sentí mal por un tiempo al mirar hacia el valle; a partir de ese momento no aparté la vista del suelo o la ladera de ascenso, con lo que no volví a tener sensación de vértigo; durante la bajada estuve en todo momento con la vista fijada en el suelo y tampoco tuve problemas, pero estoy convencido de que a muchas personas les puede resultar un sitio problemático). En una de las zonas de subida encontraremos un cable (con entrada por un corto extraplomado) que ayuda bastante en el paso, pero yo no miraría hacia abajo al pasar.
Las zonas de cierta exigencia técnica se suceden, intercaladas con otras bastante fáciles hasta alcanzar la cresta final, donde las vistas hacia Francia son fantásticas y el trayecto se suaviza mucho, haciendo fácil ésta parte final. En conjunto la ascensión entre el Puerto de Benasque y el Pico Salvaguardia debe ser considerada difícil para senderistas con experiencia moderada, aunque la dificultad sería moderada o menor para los más expertos. En condiciones invernales esta es una cumbre de alta exigencia; en las óptimas de nuestra ascensión en verano nos pareció increíble ver que había montañeros que subían con niños, alguno de los cuales lloraba por la exigencia del sendero. Sé que muchos de nuestros mejores montañeros hacían estas rutas con muy pocos años, pero me resulta imposible no ver un punto de crueldad en ello por mucho que eso prepare para el futuro, Yo, desde luego, creo que este no es sitio para niños pequeños, igual que me cuesta aceptar que los animales de compañía disfruten mucho aquí en la mayoría de los casos.
Llegados a la cima, a 2.736 metros de altitud, es el tiempo de las fotos de recuerdo, y la admiración de un paisaje espectacular. A cierta edad y con medio pulmón menos tal vez se valore más, o tal vez sea solo que tenías más ganas de llegar.
Ya "solo" queda bajar. El camino hasta el Portillón es el mismo que el de subida, pero lo completamos con rapidez y sin errores; máxima atención al suelo, no mirar abajo y dejar pasar al que sube en los cruces, y pronto estamos abajo. Aquí giraremos a la derecha en el origen del sendero que desciende hacia Llanos de Hospital (bien señalizado), al principio de manera relativamente suave y después, tras alcanzar una preciosa montaña de mármol conocida por el nombre de Peña Blanca, de modo agresivo por una sucesión de zigzags que nos hacen pasar a través de una cerca de ganado antes de entrar en la Pleta del Tormo, donde ya caminamos entre los árboles.
Algo más adelante encontraremos una preciosa cascada, formada por el río Ésera (cuyas aguas nacen en los glaciares del Aneto y el Russel), que Manuel aprovecha para un rápido baño, desempatando con César en la categoría de más bañados en aguas polares (un empate que se sostenía desde Nueva Zelanda, posiblemente nuevo record para el Guinness particular del grupo). Ya estamos muy cerca de Llanos del Hospital y la ruta acaba en pocos minutos. ¡Gran día de montaña!.
Todo lo dicho exime de justificación: con casi 900 metros de subida, más de 1000 de bajada, y una cima a 2.736 metros, esta ruta es difícil para casi todos (pero no muy difícil para muchos), aunque hay unos pocos para los que pueda ser incluso fácil. Excelente calzado de montaña, bastones, protección solar, agua suficiente y algo de comida son recomendaciones obligadas. En condiciones no óptimas, sobre todo invernales, es una ruta recomendada sólo a expertos, y el tramo superior debe ser considerado muy peligroso para todos los que no lo sean. Dicho eso, un enorme placer haberla hecho. Si la hace, le deseo que la disfrute tanto como lo hemos hecho nosotros.
Desde hace muchos siglos, entre las altas montañas pirenaicas se disponían una serie de pasos naturales que permitían la conexión entre las tierras situadas al sur y al norte de las montañas. En 1659, tras una guerra que duró diez años entre España y Francia, se firmó el denominado Tratado de Versalles, en la isla del Faisán, situada en la ría del Bidasoa. Este tratado fijó la frontera entre ambos países siguiendo la línea dominante de cumbres del pirineo (con excepción de los enclaves de Llivia y el Valle de Arán). Casi doscientos años después, por el Tratado de Bayona, se estableció el deslinde de pasos fronterizos, o mugas, a lo largo de 685 km de frontera. Entre esas mugas destacan, en el territorio que ahora nos interesa, la del Puerto de la Glera (331), el Puerto de Benasque (332) y el Puerto de la Escaleta (333). A través de estas mugas se ha realizado el paso de personas, animales y mercancías a través de los siglos, siendo el Puerto de la Glera el más utilizado en la Edad Media, pero en 1320 se acondicionó el paso por el Puerto de Benasque, tallando la roca y construyendo muretes de contención en las revueltas del camino. Estas actuaciones, unidas a cambios climáticos de la época y cambios sociales, con el aumento de importancia de los municipios, desplazaron el tráfico desde la Glera al Puerto de Benasque, que se transformó en el paso dominante en la zona. En el vecino puerto de la Mina se estableció una explotación minera, junto a la que se desarrolló una especie de economato de la época (la Casa Cabelluts) durante el siglo XIX.
En ambas vertientes de las mugas existía un hospital, regentado por órdenes hospitalarias o monjes; en el caso de Benasque esto se tradujo en que aquí se estableciesen el Hospice de France y el Hospital Nuevo de Benasque, pero su primitiva naturaleza sufre un cambio para transformarse cada vez más en ventas o posadas, aunque sin perder de vista su función de protección y auxilio. Poco a poco el antiguo Hospital de Benasque cesa su actividad, que pasa por completo al nuevo Hospital, y por aquí pasarán en los primeros años buena parte de los esforzados montañeros que iniciaron la exploración de los picos más altos del valle.
Esta ruta es en verdad una ruta circular, pero una parte de la ruta se realiza en autobús, desde el aparcamiento del bus en Hospital de Benasque hasta el comienzo de la senda que asciende por La Costera hacia el Turonet del Puerto, en una parada a solicitar, muy cerca ya del final del trayecto en La Besurta. La ruta a pie se extiende desde este punto hasta Llanos del Hospital, pasando por el Portillón de Benasque y el Pico Salvaguardia. Y puestos a hacer aclaraciones digamos que Portillón y Puerto, Vénasque y Benasque, o Salvaguardia y Sauvegarde, se utilizan indistintamente en la presentación.
La ruta a pie se inicia con una acelerada y bien marcada (aunque algunos atajos ocasionales producen cierta confusión entre atajo y ruta real) sucesión de zigzags por La Costera, que permiten un rápido ascenso de moderada exigencia física. Las vistas hacia los glaciares de las Madaletas y el Aneto son las más impactantes, más aún al estar situadas justo enfrente, pero las zonas situadas lateralmente son también muy notables. Al llegar al llano superior nos encontraremos con la salida por la derecha del sendero que continúa hacia la Tuca de la Escaleta y el Puerto de la Picada, y poco más adelante pasaremos por un espléndido mirador, óptimo para repetir las tomas panorámicas que ya hemos hecho docenas de veces durante la subida, cada vez con mejor ángulo y más abiertas.
Algo más adelante pasaremos por el pequeño ibón de La Costera, e iniciaremos una nueva subida, al principio suave y luego más agresiva que nos llevará a una notable brecha en la montaña, donde se sitúa el Puerto de Benasque. Las vistas son aquí fantásticas, y hasta aquí la ascensión es relativamente fácil, con un nivel de exigencia razonable para permitir el paso de personas con un estado físico no óptimo.
Desde aquí las cosas cambian, por la pendiente y por las características del suelo, con algunos tramos de roca muy seguros en seco y potencialmente peligrosos en suelo mojado o nevado (no digamos helado), y unas caídas laterales muy marcadas, que serán un grave problema para personas con vértigo (yo no lo tengo, pero me sentí mal por un tiempo al mirar hacia el valle; a partir de ese momento no aparté la vista del suelo o la ladera de ascenso, con lo que no volví a tener sensación de vértigo; durante la bajada estuve en todo momento con la vista fijada en el suelo y tampoco tuve problemas, pero estoy convencido de que a muchas personas les puede resultar un sitio problemático). En una de las zonas de subida encontraremos un cable (con entrada por un corto extraplomado) que ayuda bastante en el paso, pero yo no miraría hacia abajo al pasar.
Las zonas de cierta exigencia técnica se suceden, intercaladas con otras bastante fáciles hasta alcanzar la cresta final, donde las vistas hacia Francia son fantásticas y el trayecto se suaviza mucho, haciendo fácil ésta parte final. En conjunto la ascensión entre el Puerto de Benasque y el Pico Salvaguardia debe ser considerada difícil para senderistas con experiencia moderada, aunque la dificultad sería moderada o menor para los más expertos. En condiciones invernales esta es una cumbre de alta exigencia; en las óptimas de nuestra ascensión en verano nos pareció increíble ver que había montañeros que subían con niños, alguno de los cuales lloraba por la exigencia del sendero. Sé que muchos de nuestros mejores montañeros hacían estas rutas con muy pocos años, pero me resulta imposible no ver un punto de crueldad en ello por mucho que eso prepare para el futuro, Yo, desde luego, creo que este no es sitio para niños pequeños, igual que me cuesta aceptar que los animales de compañía disfruten mucho aquí en la mayoría de los casos.
Llegados a la cima, a 2.736 metros de altitud, es el tiempo de las fotos de recuerdo, y la admiración de un paisaje espectacular. A cierta edad y con medio pulmón menos tal vez se valore más, o tal vez sea solo que tenías más ganas de llegar.
Ya "solo" queda bajar. El camino hasta el Portillón es el mismo que el de subida, pero lo completamos con rapidez y sin errores; máxima atención al suelo, no mirar abajo y dejar pasar al que sube en los cruces, y pronto estamos abajo. Aquí giraremos a la derecha en el origen del sendero que desciende hacia Llanos de Hospital (bien señalizado), al principio de manera relativamente suave y después, tras alcanzar una preciosa montaña de mármol conocida por el nombre de Peña Blanca, de modo agresivo por una sucesión de zigzags que nos hacen pasar a través de una cerca de ganado antes de entrar en la Pleta del Tormo, donde ya caminamos entre los árboles.
Algo más adelante encontraremos una preciosa cascada, formada por el río Ésera (cuyas aguas nacen en los glaciares del Aneto y el Russel), que Manuel aprovecha para un rápido baño, desempatando con César en la categoría de más bañados en aguas polares (un empate que se sostenía desde Nueva Zelanda, posiblemente nuevo record para el Guinness particular del grupo). Ya estamos muy cerca de Llanos del Hospital y la ruta acaba en pocos minutos. ¡Gran día de montaña!.
Todo lo dicho exime de justificación: con casi 900 metros de subida, más de 1000 de bajada, y una cima a 2.736 metros, esta ruta es difícil para casi todos (pero no muy difícil para muchos), aunque hay unos pocos para los que pueda ser incluso fácil. Excelente calzado de montaña, bastones, protección solar, agua suficiente y algo de comida son recomendaciones obligadas. En condiciones no óptimas, sobre todo invernales, es una ruta recomendada sólo a expertos, y el tramo superior debe ser considerado muy peligroso para todos los que no lo sean. Dicho eso, un enorme placer haberla hecho. Si la hace, le deseo que la disfrute tanto como lo hemos hecho nosotros.
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Easy to follow
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Difficult
Ruta perfecta.
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Difficult
Fin de fiesta semanal, exigente, vistas espectaculares
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Moderate
Excelente ruta
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Difficult
Gran ruta de alta montaña
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Difficult
Excelente ruta
Esta ruta tiene pasos aereos o peligrosos, muchas gracias saludos
El acceso al Portillón puede ser complicado para personas con vértigo; la continuación hacia la cima del Salvaguardia tiene una dificultad técnica moderada y yo no la recomendaría a personas sin experiencia. Una forma física buena es muy conveniente. Saludos.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Buena ruta
Gracias por tu valoración
¿Hace falta arnes o algo para la subida al salvaguarda?
No, pero si conviene tener cuidado en la zona de cuerdas, y conviene evitar subir si el suelo está mojado, ya que es más fácil resbalar-
excelente descripción; y me han gustado los puntos de prudencia
hay veces que desgraciadamente el grado de insensatez que se ve en personas por las alturas es asombroso
la intentaré mañana
muchas gracias
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Easy to follow
Scenery
Difficult
Una ruta imprescindible en la zona de Benasque , excelentes vistas en casi todo el recorrido y sobre todo en la cima del Pico Salvaguardia.
La subida a partir del Portillón de Benasque tiene mayor dificultad y con lluvia o hielo puede ser muy arriesgada.
Un saludo y muchas gracias.
Gracias por tu valoración y comentario.