La Bodera: a La Alberguería por la calzada ¿romana?

Lo mejor: (1) La calzada empedrada que nos lleva a (2) el interesante lugar del molino de La Alberguería, en ruinas. (3) La bajada al río Cañamares hasta el puente desaparecido del camino a Robledo de Corpes. (4) Los paisajes de naturaleza agreste domeñada por el hombre para sus actividades ganaderas y mineras. (5) Algunas fincas abandonadas se han convertido en vergeles de árboles muy variados. (6) El encanto de los apriscos y tainas desperdigados por doquier, que dan idea del esfuerzo del hombre para sobrevivir en el pasado. (7) El atractivo de las construcciones mineras en ruinas, que aquí son de tipo rural, no industrial.

Lo peor: (1) Hemos avanzado algunos tramos campo a través, sin dificultad, pero requieren un plus de esfuerzo. (2) El terreno y la vegetación son de poco colorido; por ello las fotos no le hacen justicia al paisaje. (3) No es marcha apropiada para tiempo caluroso.

Esta marcha perseguía dos objetivos: descender al barranco del río Cañamares por el camino que lleva a Robledo de Corpes y regresar (muchos años más tarde) al molino de La Alberguería para dejar constancia fotográfica y topográfica de la interesante calzada empedrada que conduce a él. Estos dos objetivos son bastante dispares, y para unirlos hemos utilizado senderos antiguos y los hemos empalmado campo a través procurando pasar junto a minas, fincas y taínas.

El camino a Robledo de Corpes (dicen que NO es el del Mío Cid) es una calzada construida sin duda para servir a las minas próximas. Lo seguimos bajando hasta el río donde existió un puente de vigas de madera del que sólo quedan los estribos y una enorme pila central. En época de estiaje el río se cruza sin saltar siquiera; en otra época hemos tenido dificultades.

Retrocedemos y aprovechamos senderos que nos llevan en la dirección adecuada para ir al molino. Para pasar de unos a otros los abandonamos dos veces avanzando campo a través. La naturaleza es menos agreste de lo que aparenta porque todavía hoy debe de haber rebaños que pastan por allí. Pasamos junto a minas, taínas y apriscos y antiguos prados cercados por recias tapias e invadidos por una rica y variada flora (ver fotos).

Alcanzado el otro camino, el que lleva al molino de La Alberguería, en seguida enhebramos la ansiada calzada que nos bajará a él con toda comodidad. Está perfectamente empedrada (desde tiempos antiguos seguramente), con recios pretiles en algunas zonas y un trazado bien estudiado, como las hacían los romanos. Son sólo unos 350 m que salvan una zona más abrupta que el resto, pero es mucho más perfecta que las calzadas que llevan a las minas; serviría, pues, intereses económicos más importantes. No creemos que la actividad molinera la justifique. Un vecino del pueblo nos dijo que era parte del antiguo camino que venía de Pálmaces y llega (todavía hoy) hasta Atienza, pero esta información no la explica suficientemente, aunque el nombre de La Alberguería sugiere que fuera lugar de tránsito frecuente. Ni siquiera aparece como camino en los mapas topográficos del IGN, ni se distingue en las ortofotos. Sí está, en cambio, en el mapa del SGE de 1973 y se aprecia con bastante dificultad en Google Earth.

Esta calzada nos intriga bastante y agradeceremos a quien nos informe del objeto y época de su construcción.

El regreso lo hacemos por la misma calzada, que luego continúa como camino cómodo hasta el pueblo (aunque nosotros lo abandonamos distraídamente un trecho por el afán de acercarnos a lugares atractivos).