La Cervatina (Puebla de Lillo)

Punto de partida: Puebla de Lillo.
Espacio protegido: Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.
Época recomendada: Todo el año, especialmente en primavera y otoño.
Elementos de interés: Bosques de robles, tejos y hayas, ermita de Pegarúas, torreón de Puebla de Lillo y las panorámicas que nos ofrece la pista.
Tipo de camino: Pista forestal que se corresponde con el PR-LE 28.
Servicios: Puebla de Lillo cuenta con alojamientos hoteleros, supermercados, restaurantes y bares. Además, se pueden visitar las casas del parque Valle del Porma y el Torreón de Puebla de Lillo, convertido en centro de visitantes del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.

Descripción del itinerario.

Itinerario circular que comienza en Puebla de Lillo de unos 13 kilómetros de longitud, pero que tomando los desvíos de la tejada de la Cervatina y la ermita de Pegarúas se gana un kilómetro más. La ruta es la PR-LE 28.

El itinerario comienza a pocos metros de las antiguas escuelas, actual sede de la Casa del Parque Valle del Porma, en la que se puede ver una exposición sobre el Parque Regional. Desde mi punto de vista le faltan muchas cosas para hacerla interesante. Antes de empezar la ruta tenemos un panel que nos describirá la ruta (figura 1).

Cruzamos el río Celorno para tomar una pista de gran anchura que se desvía por el valle secundario del arroyo Patina, por las faldas del pico Susarón que preside las tierras del alto Porma (figura 2). Nos dirigimos pues, en ascenso y sin sombras hacia el monte de la Cervatina (figura 3).

Alcanzamos en el kilómetro 3 el desvío que permite acortar la ruta (9 kilómetros). El giro se debe realizar a la derecha por el collado de las Posadas (figura 4). Nosotros decidimos seguir por la pista hasta llegar a la pradería de Vega Ternillo, donde tendremos una buena panorámica de los pinares y las hayas (figuras 5 y 6).

Podemos decir, que lo más peliagudo de la subida lo hemos hecho (kilómetro 3,5). A partir de aquí el recorrido se interna en el hayedo, el cual no abandonaremos hasta el kilómetro 8,7 (figuras 7 y 8). Continuando por la senda, alcanzamos un primer salto, que nos da una bonita panorámica de lo que hemos subido y de la cabecera del arroyo de Ruidosos (figura 9).

En el kilómetro 4,5 cruzamos el arroyo continuando sin perder casi altura por el frondoso hayedo (figuras 10 y 11). Avanzamos hasta una nueva bifurcación que nos llevará hasta el Canto del Oso, donde aparecen los primeros crestones calizos (figura 12).

Tras ello, comienza el descenso, aproximadamente en el kilómetro 5,6. Recomiendo que si llevas bocadillo hagas esta parte de la ruta antes. Nosotros optamos por comer en la bifurcación hacia el monte La Cervatina, al lado de los tejos centenarios, sin duda el lugar más bello de la ruta (figuras 13, 14, 15, 16 y 17). El recinto se encuentra vallado para evitar la erosión que sufren los tejos debido a los cuernos de los ciervos.

Tras este breve desvío seguiremos bajando en busca del valle. Con la bajada, habiendo repuesto fuerzas y entre las sombras de los hayedos mucho más fácil (figura 18). En el kiómetro 8,6 alcanzamos el fondo de valle al pie de la confluencia de los arroyos de la Támbado y Rebueno (figura 19).

A partir de aquí la pista llanea al encuentro de la fuente Fombea, que no contaba con agua y del área recreativa de Pegarúas, donde se recibe por la derecha el camino del circuito corto. Yo tomé un desvío de unos 400 metros ida y vuelta para ver la ermita de Pegarúas (figuras 20 y 21). Tras una breve parada en el área recreativa nos quedan 4,1 kilómetros para llegar al final (figura 22).

Salimos a una pista asfaltada, que da servicio a las minas de talco de Respina, en el valle vecino. Volvemos a desviarnos a mano derecha, al pie de un refugio para volver a Puebla de Lillo, por la vega del río Silván y con los ruidos de la carretera (figuras 23 y 24). La ruta finaliza en un nuevo punto de información (figura 25). Yo la di por finalizada con la visita a la Casa del Parque del Torreón, centro interpretativo del Parque Regional de Picos de Europa (figura 26).

Impresiones.

En el alto Porma se puede realizar multitud de rutas de más larga o corta duración pero pocas de ellas cuentan con tanta fama como la de "La Cervatina". Se trata de un paseo por unos bosques de hayas, robles y tejos, probablemente infravalorados, que cuentan con un estado de conservación exquisito. También veremos construcciones emblemáticas de la comarca como el Torreón de Puebla de Lillo, todo un referente.

Recomiendo realizar el itinerario al contrario que hice yo, pues el desnivel varía sustancialmente, en especial durante los primeros cuatro kilómetros de ruta, donde nos podremos evitar el pindio ascenso inicial.