La Gándara y su Regidor. Desde Crespos; camino a Villanueva Carrales; Perros; Munilla y Crespos. Entre Rojos y Nacionales.

Circular impresionante y espectacular con salida desde Crespos, el pueblo más lejano del Valle de Manzanedo.

Esta localidad es una de las más bellas de España.

Su maravillosa iglesia románica, su arquitectura popular y su entorno hacen que sea un auténtico paraíso soñado.

Salimos desde el aparcamiento que el hotel rural La Gándara ha acondicionado a la entrada del poblado.
Bajo los nogales y robles partimos en dirección a La Gándara, que es una depresión longitudinal entre los riscos de Campino y Bricia a la izquierda según andamos y los imponentes farallones calcáreos de Tureña, Cielma y Valdericanes al otro lado.

Para comenzar a descubrir este salvaje entorno debemos atravesar por completo Crespos, pero antes de dejarlo es ineludible adentrarnos en su original iglesia románica y quedar embelesados por las casas revestidas de hiedra.

Continuamos adelante y el camino hacia Villanueva Carrales no tiene pérdida.
Un primer tramo de bosque de galería creado por robles y avellanos nos refrescan en un día caluroso, a pesar de estar a mediados de septiembre.

Entre este bosquejo se encuentran unas modestas tumbas antropomorfas.

Continuamos avanzando y tras salir al sol pisamos un suelo arenoso que se encuentra escoltado por abundante vegetación de arbusto.
Aquí, las argomas y el brezo son claros protagonistas de esta vaguada.

A la altura de un pinar junto al camino encontramos un sendero a la derecha que nos lleva en un claro del arbolado hasta una valla cinegética.
Buscamos el mejor acceso y decidimos pasar por debajo de ella a la altura de un remiendo con cuerdas azules.
No hay pérdida.
AVISO: existe un paso con una escalera doble de hierro.
Yo hoy no la he localizado, pero debe estar cerca del paso que yo he hecho.
También debo resaltar que la vuelta desde El Regidor al camino debe realizarse por los mismos pasos andados y no por donde yo he ido.

Descubrimos así, una vez salvada esta adversidad, un menhir natural de arenisca impresionante.
Sujeto como por arte de magia en una peña arenisca y escondido entre robles, su figura resalta con orgullo al poder entreverse por encima de las ramas que intentan esconderlo.
Una cara de este monolito está impecable, pero al rodearlo podemos comprobar las mellas de disparos que padeció en tiempos de la Guerra Civil.
Realmente impresiona.

Lo dicho, se debe volver al camino por donde nos habíamos acercado aquí y no otra alternativa, pues el suelo turboso y húmedo junto a una alambrada y argomas, zarzas y helechos dificultan en exceso pisar de nuevo nuestro itinerario marcado.

Seguimos así, una vez ganado con buen marruyeo, por el camino a Carrales pasando por La Pozona y más adelante subiendo cómodamente hasta el cruce a Villanueva Carrales entre mucho pino.

Nosotros giramos a la derecha y nos encaramos hacia el despoblado de Perros.

Continuamos atendiendo entre un bosque de pinos hasta llegar a un Collado desde el que podemos otear al otro lado de la Gándara el cerro de Umarul con su ruinoso nido de ametralladoras.
A su vera se deja ver en un equilibrio vital el poblado de Bricia.
La caída hacia La Gándara resulta vertiginosa con esas casas en el borde.