La Granja: Cerro Morete-Alto Poyales-Pico Neveros
near San Ildefonso, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Con la excusa de cepillarme de una tacada los tres dosmiles madrileños de los que aún no tenía muesca en mi bastón, organicé esta ruta añadiendo algún punto interesante.
Se aparca en una zona de urbanizaciones a las afueras de San Ildefonso, sin problema, y el primer tramo es por una carretera que están construyendo llena de puentes por donde van a acanalizar un arroyo. La verdad es que tiene buena pinta.
Se empieza a coger altura rápidamente por un sendero escarpado pegado a una valla de piedra, y después de llegar a un claro-descansillo, más progresivamente por camino ancho. El primer punto es un bonito mirador hacia La Granja y la estepa segoviana, pero más arriba, enfrente de una fuente que no vi (ni busqué), en un desvío del camino, se llega a Poyo Judío, un tesoro escondido de esta ruta con unas vistas más espectaculares que antes y una zona con un ambiente muy especial, sitio de contemplación y de grandes rocas que sugieren restos de construcciones megalíticas milenarias. Una pena no conocer los orígenes de tantos nombres de lugares de nuestras tierras, seguramente cargados de historia y de historias.
Vuelta al camino, pasamos la Puerta del Reventón, donde está la Fuente del Infante y un chozo o pequeño refugio construido en conmemoración, desde donde ya se prepara el ascenso al Puerto, hora sí en subida más dura.
Llegados al Puerto del Reventón, vistas a la enorme llanura segoviana a un lado, plana como un lienzo, con muchos kilómetros de vista limpia en el horizonte, y al otro lado Madrid, del que solo se alcanza a ver su sierra de montañas escarpadas. A un lado queda el Pico del Reventón, por el que ya estuve en otra ocasión desde Rascafría, así que me dirijo al lado contrario, siguiendo la dirección que llevaría a Peñalara pasando por los riscos, para visitar así los tres dosmiles objetivos del día, comenzando por Cerro Morete, que está más lejos de lo que parecía en principio y caminando ya todo el tiempo por encima de los dos mil metros, con vistas fabulosas según por dónde a Peñalara, al embalse de Lozoya, a todo Segovia, a partes de la Sierra de Guadarrama,... en una soledad y un silencio inmensos y exquisitos, sólo rotos por algunas cabezas de ganado pastando por algunas zonas a sus anchas, bastante más tranquilas y relajadas de lo que suelen estar en primavera, época de cría.
El siguiente es el Alto de los Poyales, que para llegar hay que desviarse un poco del camino, y el tercero el Pico de los Neveros, por el que se puede hacer un poco el cabra por las rocas para llegar a su punto más alto. De ahí se baja a un auténtico cruce de caminos, que me olió a música blues y a pactos con el diablo, el Collado de Quebrantaherraduras o Puerto de los Neveros. Si siguiéramos recto, comenzaríamos la ascensión a Peñalara por su lado chungo, pero mi camino era seguir bajando ya de regreso, por bosques de pinos, caminos y alguna fuente de rica agua fresca.
El segundo añadido a esta ruta fue dar un pequeño rodeo para dirigirme a la Silla del Rey, nombre que es algo así como el poyo judío pero más rimbombante. Es esta una especie de monte-isla con una pequeña subida que a estas alturas del camino y después de haber llevado un ritmo alto desde el principio para que no se me hiciera de noche, se hace realmente dura. Arriba, se intuyen unas vistas espectaculares, pero tapadas por pinos gigantes que han crecido por todas partes. También aquí rocas gigantes que evocan otras épocas desconocidas de la historia. Para bajar, en vez de volver por donde subí para coger el camino y rodear, decidí bajar buscando la línea recta para coger el camino más adelante. Esta bajada es imponente en su pendiente, y vista posteriormente desde abajo parece una locura hacerla, pero el terreno es de bosque, muy mullido y blandito, y yendo con cuidado, haciendo eses y clavando tacones se hace bien, aunque te cayeras caerías en blandito, además descarga y alivia bastante la planta de los pies después de pisar tanta piedra y roca. Tiene el aliciente de ir viendo en la bajada más rocas gigantes que pudieron haber ido cayendo rodando desde su construcción inicial en la cumbre desde hace miles de años, e ir rodeado de árboles por un bosque que provoca y evoca una especie de actitud reverencial y ancestral. Visto desde abajo, y después de pensar que a quién se le ocurre bajar por ahí, le viene a uno a la mente antiguas pirámides construidas, tapadas por la naturaleza a lo largo de los milenios, como las hay en tantas otras partes del mundo.
Desde ahí, ya es coger senderos que vayan lo más en línea recta posible hacia el punto de partida, muy agradables, cruzando arroyos y sin castigar más las piernas, pasando por alguna fuente-regalo más y bajando en el último tramo por un camino ancho que da más rodeo que el camino de subida pero que lleva menos pendiente y sin piedras sueltas. Llegada justo al anochecer.
Volviendo ya en el coche, paradita en una cervecería del pueblo, El Paso, que había fichado al ir, para celebrar y saborear el éxito del día con un jarrote de cerveza y una rica racioncilla. Así se asienta lo vivido, se relajan la mente y las piernas y se afronta el largo viaje de vuelta con otro talante. Un gusto de día.
Se aparca en una zona de urbanizaciones a las afueras de San Ildefonso, sin problema, y el primer tramo es por una carretera que están construyendo llena de puentes por donde van a acanalizar un arroyo. La verdad es que tiene buena pinta.
Se empieza a coger altura rápidamente por un sendero escarpado pegado a una valla de piedra, y después de llegar a un claro-descansillo, más progresivamente por camino ancho. El primer punto es un bonito mirador hacia La Granja y la estepa segoviana, pero más arriba, enfrente de una fuente que no vi (ni busqué), en un desvío del camino, se llega a Poyo Judío, un tesoro escondido de esta ruta con unas vistas más espectaculares que antes y una zona con un ambiente muy especial, sitio de contemplación y de grandes rocas que sugieren restos de construcciones megalíticas milenarias. Una pena no conocer los orígenes de tantos nombres de lugares de nuestras tierras, seguramente cargados de historia y de historias.
Vuelta al camino, pasamos la Puerta del Reventón, donde está la Fuente del Infante y un chozo o pequeño refugio construido en conmemoración, desde donde ya se prepara el ascenso al Puerto, hora sí en subida más dura.
Llegados al Puerto del Reventón, vistas a la enorme llanura segoviana a un lado, plana como un lienzo, con muchos kilómetros de vista limpia en el horizonte, y al otro lado Madrid, del que solo se alcanza a ver su sierra de montañas escarpadas. A un lado queda el Pico del Reventón, por el que ya estuve en otra ocasión desde Rascafría, así que me dirijo al lado contrario, siguiendo la dirección que llevaría a Peñalara pasando por los riscos, para visitar así los tres dosmiles objetivos del día, comenzando por Cerro Morete, que está más lejos de lo que parecía en principio y caminando ya todo el tiempo por encima de los dos mil metros, con vistas fabulosas según por dónde a Peñalara, al embalse de Lozoya, a todo Segovia, a partes de la Sierra de Guadarrama,... en una soledad y un silencio inmensos y exquisitos, sólo rotos por algunas cabezas de ganado pastando por algunas zonas a sus anchas, bastante más tranquilas y relajadas de lo que suelen estar en primavera, época de cría.
El siguiente es el Alto de los Poyales, que para llegar hay que desviarse un poco del camino, y el tercero el Pico de los Neveros, por el que se puede hacer un poco el cabra por las rocas para llegar a su punto más alto. De ahí se baja a un auténtico cruce de caminos, que me olió a música blues y a pactos con el diablo, el Collado de Quebrantaherraduras o Puerto de los Neveros. Si siguiéramos recto, comenzaríamos la ascensión a Peñalara por su lado chungo, pero mi camino era seguir bajando ya de regreso, por bosques de pinos, caminos y alguna fuente de rica agua fresca.
El segundo añadido a esta ruta fue dar un pequeño rodeo para dirigirme a la Silla del Rey, nombre que es algo así como el poyo judío pero más rimbombante. Es esta una especie de monte-isla con una pequeña subida que a estas alturas del camino y después de haber llevado un ritmo alto desde el principio para que no se me hiciera de noche, se hace realmente dura. Arriba, se intuyen unas vistas espectaculares, pero tapadas por pinos gigantes que han crecido por todas partes. También aquí rocas gigantes que evocan otras épocas desconocidas de la historia. Para bajar, en vez de volver por donde subí para coger el camino y rodear, decidí bajar buscando la línea recta para coger el camino más adelante. Esta bajada es imponente en su pendiente, y vista posteriormente desde abajo parece una locura hacerla, pero el terreno es de bosque, muy mullido y blandito, y yendo con cuidado, haciendo eses y clavando tacones se hace bien, aunque te cayeras caerías en blandito, además descarga y alivia bastante la planta de los pies después de pisar tanta piedra y roca. Tiene el aliciente de ir viendo en la bajada más rocas gigantes que pudieron haber ido cayendo rodando desde su construcción inicial en la cumbre desde hace miles de años, e ir rodeado de árboles por un bosque que provoca y evoca una especie de actitud reverencial y ancestral. Visto desde abajo, y después de pensar que a quién se le ocurre bajar por ahí, le viene a uno a la mente antiguas pirámides construidas, tapadas por la naturaleza a lo largo de los milenios, como las hay en tantas otras partes del mundo.
Desde ahí, ya es coger senderos que vayan lo más en línea recta posible hacia el punto de partida, muy agradables, cruzando arroyos y sin castigar más las piernas, pasando por alguna fuente-regalo más y bajando en el último tramo por un camino ancho que da más rodeo que el camino de subida pero que lleva menos pendiente y sin piedras sueltas. Llegada justo al anochecer.
Volviendo ya en el coche, paradita en una cervecería del pueblo, El Paso, que había fichado al ir, para celebrar y saborear el éxito del día con un jarrote de cerveza y una rica racioncilla. Así se asienta lo vivido, se relajan la mente y las piernas y se afronta el largo viaje de vuelta con otro talante. Un gusto de día.
Waypoints
Intersection
6,061 ft
Puerta del Reventón
Mountain hut
6,067 ft
Chozo de la Fuente del Infante
Fountain
6,060 ft
Fuente del Infante
Fountain
4,859 ft
Fuente
Comments (6)
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Qué puntazo de aventura , me la apunto fijo. Una pregunta , si quisiera hacer también reventon , cancho y flecha , se dispara el tiempo? Te lo pregunto porque esa zona iba a hacerla desde cotos y volver , pero este camino me llama mucho. Sería excesivo ? Son subidas bestias? No conozco la zona y tú ya has subido los que te digo y por eso te lo pregunto. Un saludo
... Pues calculo que desde Cotos hasta Flecha (se puede ir por Peñalara y los Riscos o por las Lagunas, o usar un camino para ir y otro para volver) habrá más de 15 km., y luego volver. Es un trayecto que no tendría subidas especialmente duras, ni tampoco mucho desnivel total, pero el terreno es algo rompepiernas de subebajas, y son muchos kilómetros, y con la dificultad añadida en su caso de los Riscos...
Si haces esta ruta desde La Granja pero añadiendo el Pico del Reventón, Cancho y Flecha y volver, son 10 km. más, por lo que también te vas a más de 30, y con subidas más duras que desde Cotos (no bestias excepto algún repecho, pero hay que salvar 600 m. más de desnivel total, y mucho más acumulado, que si es desde Cotos, por lo que se hace mucho más dura por la acumulación).
Yo te recomendaría hacerlo en dos veces. Flecha, Cancho y Reventón (Pico y Puerto) desde Rascafría (http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7145610 al revés) y esta como he hecho yo o desde Cotos hasta el Puerto del Reventón y volver, así también es más variado, y son rutas de más de 20 km. cada una.
Un saludo!
Me lo has dejado en bandeja! Ya tenia en favoritos la ruta tuya desde Rascafria y se me habia olvidado. Tienes toda la razón, disfrutaré mucho más como dices, desde luego. Muchísimas gracias por tu interés. Un abrazo
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Bueno compi, este domingo pude por fín hacer esta pedazo de ruta. Inenarrable hacerla ahora ,con toda la parte de arriba nevada. Qué maravilla. Esto hay que hacerlo sí o sí. Pero claro , tus seis horas se me convirtieron en ocho y media , memos mal que salimos con la conjelá a las nueve ,que si no se me hace de noche bajando el Cerro del Moño ( pipa me lo pasé bajando , porque fuí de listo y dije...por aquí mismo...maaaadre mía , era yo contra todas las raices , plantas , piedras y demás ). Ese último repecho de la Silla del Rey me terminó de matar , no me lo esperaba tan durillo después de lo que llevaba. Las vistas desde Poyo Judío espectaculares. La aventura por la nieve alucinante. Un diez ,macho. La próxima la que me dijiste del Reventón , Cancho y Flecha. De verdad que ha sido de mis mejores experiencias. Un fuerte abrazo.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Excelente ruta. Dificultad moderada/dificil. Larga (incluso sin paradas es dificil bajar de 6 horas). Vistas espectaculares. Al llegar al puerto de los Neveros si se continúa en linea recta por la senda en vez de girar como corresponde en el track en un km se llega a la laguna de los pajarillos de Peñalara. Diría que imprescindible llevar el track. Se pueden ver jabalíes y corzos.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
La ruta es, en general, muy cómoda de realizar salvo por la bajada desde la silla del rey para enlazar la pista forestal que resulta muy forzada, es mejor volver a bajar por donde se accede a ella y seguir la pista.
La ruta esta muy bien para conseguir los tres dosmiles que se buscan. La descripción es muy completa y realista.