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La Isabela-Despoblado y Balneario (Pantano Buendía)

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Trail stats

Distance
1.91 mi
Elevation gain
23 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
125 ft
Max elevation
2,418 ft
TrailRank 
28
Min elevation
2,198 ft
Trail type
One Way
Time
51 minutes
Coordinates
285
Uploaded
December 30, 2017
Recorded
December 2017
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near La Isabela, Castilla-La Mancha (España)

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Itinerary description

REAL SITIO DE LA ISABELA - Balneario y Despoblado a orillas del río Guadiela (Pantano de Buendía) SACEDÓN

Pequeño recorrido senderista por el entorno del Real Sitio de La Isabela en la localidad de Sacedón (Guadalajara) ubicado en el ahora esquilmado embalse de Buendía, en el río Guadiela, que actualmente se puede visitar dado el bajo nivel de las aguas en un amplio llano donde se ubicaba un poblado de calles en cuadrícula y un enorme palacio rectangular. Había unas 50 viviendas y muchas habitaciones para los visitantes y los residentes que iban a beneficiarse de las aguas termales del balneario. La gente acudía para buscar alivio de enfermedades varias como la gota, la epilepsia, las convulsiones, el reuma, las erupciones de la piel, etc. También había un puente de piedra reconstruido sobre el río Guadiela.
Como en tantos balnearios, sus aguas podían tomarse bebidas o en baño. La gente prefería emplearlas como bebida, a pesar del mal sabor que, incluso a baja temperatura, suelen tener las aguas termales sulfurosas. Con los años se añadieron la Casa de Oficios, la Casa de Servidumbre, la iglesia y unas cuantas fuentes que adornaban las calles y paseos. En las inmediaciones se trabajaba un gran huerto. La vegetación del valle era muy abundante.

Son muchos los reportajes que se han hecho y las historias que se cuentan sobre este pequeño pueblo que tanta importancia tuvo entre 1826 y 1930 y que la época de la los romanos ya se aprovechaban sus aguas sulfurosas posiblemente por los ocupantes de la cercana ciudad romana de Ercávica. Las ruinas de este vasto espacio se encuentran a unos 8 kilómetros de Sacedón accediéndose por un camino que se inicia en la carretera que une este pueblo con el de Buendía.

Las obras del Real Balneario se iniciaron en marzo de 1817. Los tiempos del trienio liberal y de la primera guerra carlista demoraron la terminación de las obras casi nueve años. Se encargó de ellas el arquitecto Antonio López Aguado. Fue declarado Real Sitio el 25 de enero de 1826, con el nombre de La Isabela en homenaje póstumo a la reina fundadora, María Isabel de Braganza (1797-1818). Desaparecido Fernando VII, la reina regente, María Cristina, siguió visitando el real sitio, llevando a su hija niña, la futura Isabel II, buscando alivio para un eccema que tenía en las manos. Vistos los buenos resultados y la belleza del lugar creó un nuevo título nobiliario, Marquesado de La Isabela, que concedió a su hija María Cristina Muñoz y Borbón (1840-1921), fruto de su matrimonio morganático con Fernando Muñoz y Sánchez (1808-1873).8​

A consecuencia de la desamortización de Madoz, se enajenó del patrimonio real y pasó a manos del Ministerio de la Gobernación (1865), que lo puso a la venta en 1869. En 1876, el pueblo de La Isabela solicitó infructuosamente la independencia de Sacedón y ayuntamiento propio.

La economía de los habitantes de La Isabela de todo el año dependía del balneario, a donde se acercaba la burguesía de la época en busca de salud y bienestar. Los balnearios estaban de moda en la Europa del siglo XIX. Ese mismo año, según reflejan las Memorias anuales (los médicos de los Baños tenían obligación de elaborar Memorias científicas y estadísticas de cada temporada; de La Isabela hay unas 50 Memorias), los baños pertenecían a don José de Fontagno y Gargollo. Este señor los reformó totalmente, haciéndolos de hierro esmaltado e individuales, editando incluso publicidad para darlos a conocer. También modernizó el alojamiento y facilitó, por medio de coches, combinados con el ferrocarril, el viaje de Madrid a la Isabela. En 1878 acuden casi un millar de bañistas, entre las que predominan las personas afectadas de enfermedades del sistema nervioso. Las propiedades sedantes de las termas están entonces suficientemente probadas por ser sus aguas radioactivas. A partir de este año, durante la la Restauración, se inicia un lento y paulatino descenso de la concurrencia a los baños.

No obstante, aún guardan el suficiente encanto para lograr que Gregorio Marañón (1887-1960) hable bien de ellos en el prólogo a la obra del marqués de la Vega Inclán (1858-1942), el propietario de los baños en 1930. Este decide reformarlos y en 1931, publica un folleto muy cuidado sobre La Isabela. Pero su desarrollo y explotación quedaron parados al desatarse la Guerra civil. Las instalaciones de La Isabela dejaron de ser lugar de recreo y salud de la gente pudiente para ser destinadas a cuarteles y alojamientos para evacuados del ejército de la República, entre ellos enfermos mentales. Acabada la guerra, los muertos en el balneario son enterrados en una fosa común y los locos llevados a un psiquiátrico. No se pensó en volver a poner los baños en uso. Cuando, en 1942, muere Vega Inclán, sus posesiones pasan a ser propiedad del Estado, entre ellas, el pueblo de La Isabela.

Entre los planes de reconstrucción de España de la postguerra estaban los proyectos hidráulicos y de regadío. La Confederación Hidrográfica del Tajo aprobó el proyecto del embalse de Buendía en diciembre de 1941 e inició las obras en 1946. En 1950, los últimos habitantes de aquel lugar único tuvieron que abandonarlo. El profesor Antonio Castillo de Lucas (1898-1972) en su obra titulada: Thermidas, Salmbir, Sacedón, La Isabela, de 1955, cuenta que fueron despedidos por las autoridades y acompañados por el propio gobernador civil de Guadalajara, Juan Casas Fernández (de 1941 a 1953), hasta el nuevo lugar de residencia, dispuesto por el Instituto de Colonización en el coto de San Bernardo, partido judicial de Peñafiel (Provincia de Valladolid). El 15 de julio de 1958 se inauguraron los pantanos y todo el lugar de La Isabela y el pueblo de Santa María de Poyos quedaron definitivamente cubiertos por las aguas.​

La Isabela forma parte de la lista de pueblos sepultados por los pantanos que en los años 50 inauguró Franco.​ Estas grandes obras públicas del régimen pasaron por encima de conjuntos histórico-artísticos importantes, como éste u otros (por ejemplo, Augustobriga en Talavera la Vieja), y su justificación es discutible.

El lugar tiene un encanto especial por su situación y soledad así como un cierto halo de misterio que se acrecienta si se recorre en días brumosos o con cielos nublados como el de hoy 30 de diciembre de 2017. El lugar merece una atención especial y al menos la recuperación de los manantiales.

Waypoints

PictographPanorama Altitude 2,291 ft
Photo ofPantano de Buendía

Pantano de Buendía

Pantano de Buendía

PictographFountain Altitude 2,242 ft
Photo ofDepósito de aguas medicinales

Depósito de aguas medicinales

Depósito

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La Isabela (Despoblado)

La Isabela ruinas

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