LA JANDA - Torre Lascuta - Mesa del Esparragal - V.G. Esparragal - Peña Arpada

Aparcamiento

Cordel de los Espartales y Corredera

Alcalá de Los Gazules

Vereda de Miranda

Vadeo río Álamo

Lo encontramos seco.

Izquierda

Cordel de los Espartales y Corredera

Vadeo río Álamo

Nos lo encontramos seco.

Vadeo Arroyo de Los Llanos de la Higuera

También seco hoy.

Pontón sobre el río Álamo

Pilón

Cañada Flor de Lis

Pozo

Vereda del Esparragal

Panel informativo

Fuente de las Pilas

La Fuente de las Pilas está situada en un talud de la vertiente norte de un cerro conocido como Mesa del Esparragal. El agua proviene de una captación del manantial situado a escasos metros por encima. Está compuesta por una pila o abrevadero rectangular de mampuestos y mortero al que se le ha añadido una lechada de cemento. El agua sobrante cae a una bañera metálica adosada y saliendo al exterior por un orificio lateral causando un encharcamiento del terreno adyacente. De diversos puntos salen tuberías de PVC que van a parar a una alberca situada más abajo en una finca colindante. A unos 50 m de la fuente, en lo alto del cerro emergen los restos de la Torre de Lascuta, una vieja atalaya de piedra, único vestigio del asentamiento de la ciudad romana de Lascuta, una importante fundación de origen fenicio y romano que tuvo un notable desarrollo en la época visigoda. Quizás la Fuente de las Pilas fuese uno de los principales puntos de abastecimiento de agua de estas civilizaciones.

Torre Lascuta

En Mesa del Esparragal se encuentran los restos de una importante ciudad de origen romano, Lascuta, que tuvo continuación en la Alta Edad Media con asentamiento visigodo. La torre fue construida por los romanos y reutilizada por los visigodos. En la explanada de la Mesa del Esparragal se encuentran la torre, restos de muros, la calzada romana y restos del puente. La torre se encuentra en relativo buen estado. Mantiene completa la bóveda de pañuelo del techo de la planta baja y la escalera interior de subida a la planta alta. Sin embargo, la cubierta de la terraza y los extremos superiores de cada lado, sobre todo la cara suroeste, están muy deteriorados. Se trata de un lugar apto para el asentamiento de un núcleo de población y, como tal, ocupado desde el calcolítico, aunque de esta época no hay evidencias arqueológicas salvo la propia situación del terreno y sus condiciones naturales que ofrecen defensa, reforzada con estructuras de fábrica hoy desmoronadas.

V.G. Esparragal (229 msnm)

En el punto más alto, a 229 msnm, hay un vértice geodésico, a partir del cual se extiende una gran explanada rectangular, suficiente para asentarse una ciudad de dimensiones respetables. Entre torre y vértice hay una distancia de cuatrocientos cincuenta metros. Toda la explanada está cubierta de piedras amontonadas y fragmentos cerámicos, clarísimos restos de construcciones en abundancia y disposición tales que indican la existencia de un núcleo urbano. Esos montones de cascajos constituyen un hábitat ideal para el desarrollo de esparragueras, originando un esparragal, lo que ha dado lugar al nombre de la mesa. Se trata, en opinión generalizada, de un asentamiento de origen feniciopúnico y romano, que se conoce por las monedas libiofenices encontradas, acuñadas en fecha indeterminada, con iconografía púnica (palmas, espigas, altares semíticos, Melkart helenizado, elefantes mirando a un lado, elefantes mirando al otro lado...) y leyendas bilingües

Angarilla

Fuente

Angarilla

Paso alambrada

Paso habilitado

Cortijo de la Miranda

Vereda de la Miranda

Angarilla

Este atajo puede evitarse continuando la vereda.

Paso alambrada

Pasamos la alambrada y seguimos por la Vereda Miranda.

Garganta de las Viñas de la Alquería

Ruinas

Vadeo Garganta Labrada

Doble angarilla

Cortijo Arpada

Paso

Salto de valla

Peña Arpada

Existe un peñasco de roca caliza de singulares características entre las localidades gaditanas de Alcalá de los Gazules y Paterna de Rivera, que con una elevación de unos 220m. de altura, destaca en un paisaje de monte medio-bajo, un lugar mágico lleno de misterios y secretos, rocas volcánicas, sal, torres, ruedas de molino, flores endémicas .......... Es sin duda ese carácter de promontorio rocoso, de oteadero, de zona protegida por la orografía, lo que ha convertido a estas peñas en un lugar buscado secularmente por el hombre para establecerse y encontrar un lugar seguro desde donde dominar las tierras de los alrededores y los pasos naturales que se encuentran en sus inmediaciones. Pero también el tratarse de una especie de isla ecológica rocosa frente a su entorno, ha convertido a Peña Arpada en un lugar singular para establecerse determinadas especies de flora y fauna o donde explotar ciertos recursos inexistentes en otros parajes. Paisajísticamente es un elemento de primer orden que destaca claramente de todo lo que le rodea, un auténtico monumento natural que aún no goza de ningún tipo de protección. En su base, por la cara sur, existe un pequeño taller de sílex posiblemente del calcolítico a tenor de la cantidad de pequeñas piezas que se hallan en superficie. En la subida empezamos a descubrir sus secretos. Ya en el interior de las peñas abundan los restos de sílex y cerámicos de diferentes épocas. La presencia de una torre confundida entre la roca y casi en ruina total nos habla, según algunas fuentes biográficas no fundamentadas, de una posible Turres Hannibalis (de época cartaginense), que se utilizó en dicho lugar como avanzadilla para la defensa y vigilancia de la campiña, así como de la ciudad romana de Lascuta, situada a unos 3 Km. en línea recta sobre el llamado cerro de la Mesa del Esparragal. Sea o no, una torre Hannibalis, lo cierto es que desde este privilegiado balcón sobre la campiña, la torre mantenía contacto visual tanto con la Torre del Esparragal o de Lascuta, como con Torrestrella (en Medina Sidonia). Y quién sabe si su construcción se debió para facilitar el contacto visual entre la Torre de Lascuta y Torrestrella. Es el primero de los misterios. Subir no es fácil, no hay senda y la fuerte inclinación del terreno con piedras sueltas pueden provocarnos un resbalón. Otro de los misterios de Peña Arpada es la existencia de una rueda de molino. ¿Qué hace allí una rueda de molino? La respuesta aparentemente es sencilla, Peña Arpada debió ser hace un tiempo una cantera de piedras de molino como en su día fue El Berrueco (en Medina Sidonia) quedando atestiguado por los grandes huecos excavados en la roca de donde se extrajeron las ruedas. ¿Y como las transportaban desde aquí? Las referencias biográficas a una cantera en el lugar son nulas o desconocidas. Segundo misterio. En las zonas aledañas hay una especie de solería hecha con ladrillos de barro que creemos puede pertenecer a una antigua salina interior de hace pocos siglos. El alto grado de sal de las aguas subterráneas que nacen de Peña Arpada, con una salinidad superior al 60% respecto al agua del mar, es causa de la existencia de una antigua salina que se sitúa a los pies de la estructura rocosa. Hay dos teorías sobre su datación. La primera de ellas afirma que se trata de una salina de origen romano. La segunda sostiene que la salina tiene una antigüedad de "sólo" unos cuantos siglos. Sea como fuere, la salina es antiquísima y de la misma sólo se conservan unas especies de canales de ladrillo sepultados bajo los sedimentos que arrastra el arroyo. Sin embargo, según las riadas, o si se aparta un poco la tierra, se aprecian con facilidad los restos cerámicos perfectamente colocados. La salina tomaba el agua de un manantial salado que emana en el lugar, siendo un tipo de acuífero habitual en la zona, así podemos citar el que se encuentra en el Cortijo de la Joya, enclave donde se ubicó una industria salinera hasta tiempos recientes. Pero la joya de la corona, geológicamente hablando, la tenemos en que Peña Arpada cuenta con un volcán de fango... Este volcán de fango fue descrito por el ilustre geólogo José Macpherson de la siguiente forma: «Al pié de la Peña Arpada entre Paterna y Alcalá de los Gazules, es el único otro punto de la Provincia en donde también he visto estas salsas bien caracterizadas. En este sitio como a doscientos ó trescientos metros del apuntamiento de ofota que sale a la luz del pié de esta roca, observé en Mayo de 1870 un pequeño volcán de fango, notable por lo perfectamente regular de su forma. Este cono truncado tenía unos dos metros de elevación por unos tres ó cuatro de diámetro en su base, y estaba formado por un finísimo barro. En la parte superior había un pequeño charco de agua del que se desprendían abundantes burbujas de gases con fuerte olor de hidrógeno sulfurado. Era tanta la sal que el agua contenía, tan grande el estado de concentración en que estaba, que á la sazón cristalizaba por los lados del cono y por ciertos sitios parecía éste un montón de nieve. Estas emanaciones gaseosas acompañadas de fango son frecuentes, pero en lo general no forman conos, y ocurren en el fondo de los arroyos.» Por si todo ello fuera poco Peña Arpá es la cuna de una planta incluida en el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España, la Silene gazulensis. A fecha de hoy, es el único lugar donde se encuentra de todo el mundo y porta el sobrenombre del pueblo al que pertenece este predio, Alcalá de los Gazules. Otras plantas llevadas allí por el hombre son también dignas de mención. En su lado noroeste hay un denso matorral de un arbusto maloliente que sólo atravesarlo resulta molesto. Se trata de Anagyris foetida una planta venenosa usada en la antigüedad para emponzoñar flechas y lanzas. Su presencia aún hoy día denota la existencia de un asentamiento militar importante y continuado en el tiempo. No podemos dejar de hacer referencia a las aves rapaces que usan las rocas para anidar o como posadero y lugar de descanso y alimentación: Buitres leonados, Cernícalos y varias nocturnas como Lechuzas, Búhos reales o Mochuelos son habitantes asiduos de este roquedo jurásico. Para conocer algo de la geología de la zona nos remitimos a la primera guía provincial redactada en el siglo XIX que contiene dos citas a esta Peña: una más científica y otra bastante curiosa porque el autor, cuando visitaba la zona, pudo contemplar en directo justo allí un volcán de fango, sal y gases. Dice lo suguiente: Entre Paterna y Alcalá de los Gazules y en medio de los terrenos Terciarios se encuentran dos protuberancias de los mármoles blancos. La conocida con el nombre de Peña Arpada es especialmente notable por lo agudo y dentado de su forma; el otro cerro es conocido como Peña de la Bastida, y la distancia que los separa escasamente pasará de un kilómetro. Los yesos buzan por debajo de la caliza secundaria de la Peña Arpada, mientras que á corta distancia se encuentran en contacto con los terrenos Terciarios. Si se supone que estos depósitos yesosos son equivalentes del Trías habrá que suponer necesariamente que mientras a corta distancia los depósitos Jurásicos adquirían centenares de metros en éste sitio, ó no se depositaron absolutamente, ó si se depositaron fueron lavados con anterioridad á la época Cretácea. Pero además hay que suponer que antes de la época terciaria fueron estos terrenos nuevamente lavados quedando como testigos de los depósitos Neocomianos estos dos pequeños islotes por entre los cuales vino á romper la ofita que ha levantado los estratos Terciarios más modernos. VOLCAN DE FANGO «Al pié de la Peña Arpada entre Paterna y Alcalá de los Gazules, es el único otro punto de la Provincia en donde también he visto estas salsas bien caracterizadas. En este sitio como á doscientos ó trescientos metros del apuntamiento de ofota que sale á la luz del pié de esta roca, observé en Mayo de 1870 un pequeño volcán de fango, notable por lo perfectamente regular de su forma. Este cono truncado tenía unos dos metros de elevación por unos tres ó cuatro de diámetro en su base, y estaba formado por un finísimo barro. En la parte superior había un pequeño charco de agua del que se desprendían abundantes burbujas de gases con fuerte olor de hidrógeno sulfurado. Era tanta la sal que el agua contenía, tan grande el estado de concentración en que estaba, que á la sazón cristalizaba por los lados del cono y por ciertos sitios parecía éste un montón de nieve. Estas emanaciones gaseosas acompañadas de fango son frecuentes, pero en lo general no forman conos, y ocurren en el fondo de los arroyos.»

Restos de la torre

Vistas desde a Peña Arpada

Cantera piedras de molino

Una cantera de piedras de molino, de tipo jabaluna, contribuye si cabe a otorgar al lugar otro toque de misterio y exclusividad. Aún pueden verse los huecos desde donde se extrajeron meticulosamente las ruedas e incluso otras a medio sacar.

Manantial de Peña Arpada

La fuente está cubierta por una hornacina de mampostería y cerrada con una puerta metálica, para evitar que el ganado la ensucie. Fuera hay varios abrevaderos que se llenan con agua de la fuente.

Angarilla