La Montaña - Los Tablones - Los Toscones - Peña del Silbo - Las Mesas - Maja Vieja - Valle Grande 04022023

Jornada organizada por Senderismo Lanzarote (https://senderismolanzarote.com/programa/) y comandada por Blas Fernández que tenia como objetivo alcanzar el pueblo de Mala desde La Montaña (inmediaciones del Las Peñas del Chache) recorriendo las mesetas que separa los Valles del Palomo y La Triguera para terminar descendiendo por El Lomo de La Cruz.
Partimos desde la carretera LZ-10, en el naciente de La Triguera, y por la pista de tierra que se adentra en Los Tablones.
Unos metros después de dejar atrás El Cortijo de Domingo Armas dejamos la pista y ascendimos por un sendero que recorre, por su parte mas alta, el lomo de la degollada que separa los dos Valles, el de La Triguera y el del Palomo, desde lo alto se puede contemplar ambos valles con mejores perspectivas.
Un rato después descendemos por el otro lado y alcanzamos de nuevo la pista para, después de un rato de andar por ella, dirigimos al Cortijo de Albarrán.
Fuimos descendiendo por el barranquillo que hay entre la Peña de La Iglesia y La Peña Matamoros aprovechando las terrazas hasta alcanzar la rofera existente en esta ladera, primera parada.
La rofera está escavada en la ladera y forma una concavidad con entrada y salida, una mas amplia situada casi encima de la otra con abertura menor. Un rato entrando y saliendo y seguimos la marcha.
Cogimos camino siguiendo por la ladera bajo la Peña Matamoros recorriendo una finca abandonada en la que quedan restos de un cuarto de aperos, o algo parecido.
Alcanzamos la Peña de Los Toscones y desde ella recorrimos la pequeña meseta del mismo nombre para atravesar La Degollada y alcanzar la Peña del Silbo. Un rato de asueto contemplando los alrededores: Guenia flanqueada por Arrecife y Costa Teguise, laderas de Tenegüime y sus molinos, Mala.
Avanzamos hacia la Peña del Silbo y las vistas del Valle Grande de Mala, impresionan: ese en nuestro próximo objetivo, por ahí vamos a bajar hasta Mala.
Alcanzamos la Peña del Silbo y de nuevo toca contemplaciones: Las roferas de La Triguera es casi lo primero en lo que me fijo, desde aquí es fácil ubicarlas para no perder ninguna; La Casa de Rey (En Tenegüime) y sus diferentes accesos también merecen contemplación; por el otro lado Arrieta, Punta Mujeres y la presa de Mala y sus alrededores; La Degollada por donde accedimos y su Cambuesa (lo que queda) se observan desde aquí con mayor Claridad.
Hechas las observaciones (y las fotos) tocaba continuar, nos dirigimos a Las Mesas, último reducto en altura del macizo por esta zona. Tocaba ir preparándose para la bajada pero antes nos dirigimos al borde de esta meseta para contemplar el Valle de La Higuera desde la altura. En esta parte de la meseta casi no se distinguen veredas pero el transito es normal y sin riesgos de ningún tipo. Hay muchos barranquillos que nos sirven de vías de paso sin problemas. En el valle de la Higuera destaca sobre todo la aridez de su laderas, casi no hay verde; parece que las cabras se han comido hasta las simientes. También hay buenas vistas de Guatiza flanqueada por sus montañas.
Seguimos la ruta dirigiéndonos a nuestra izquierda para acercarnos a la Maja Vieja por donde vamos a descender. Tampoco hay veredas claras, aquí hay un poco de pendiente y hay que llevar un poco de precaución por los derrapes. Descendemos en zigzag echando una mirada de vez en cuando a La Vega de Guatiza, Los Arrabales desde lo alto del Lomo de Los Linderos para bordear por lo alto el barranquillo que desciende hasta el Puente de Las Cabras. Seguimos hasta alcanzar el Lomo de la Cruz y aquí si luce muy clara la vereda que nos va a transportar por su ladera hasta el pequeño valle de La Maja Vieja.
Empieza la lluvia como aviso de lo que vendrá después, al principio muy suave y casi no hacia falta el chubasquero, pero a medida que nos íbamos acercando al camino de acceso próximo a Lomo Cumplido la lluvia arreció y con ella el granizo. Un poco asombrados de los que nos caía no quedo otra que parar para rebuscar en la mochila y sacar el chubasquero, a toda pastilla nos cubrimos mientras las gotas de hielo caían sobre nosotros y el ruido que hacia al caer sobre un invernadero cubierto de plástico que teníamos a nuestra derecha nos impactaba un poco. Pasamos el puente de mampostería y el retumbar de truenos nos hacia apurar el andar, ya no había que preocuparse por si nos mojábamos ó no, estábamos empapados y quedaba aún un buen trecho para llegar al coche. Afortunadamente la Iglesia de Las Mercedes estaba abierta y nos acogió con mimo, varios ciclistas nos acompañaban. Aquello no paraba y tuvimos que continuar hasta el coche, ya daba lo mismo un poco mas de agua, había que procurar no resbalar porque la carretera se había convertido en un pequeño rio ya que iba en pendiente. Llegue a casa, un café y una ducha, en ese orden; un día maravilloso gracias al bueno de Blas.