La Olmeda de Jadraque: a Santamera por los miradores del Alto del Cuerno

Esta marcha nos ha proporcionado muchas satisfacciones. La primera, observar que los muy pintorescos pueblos de La Olmeda de Jadraque y Santamera están siendo rehabilitados con esmero y tienen mucha vida, al menos en esta Semana Santa. Otras satisfacciones han sido: los paisajes ganaderos, con muchos restos de construcciones de tiempos pasados, perdidos entre bosques de roble; vistas del profundo cañón del río Salado y de otros farallones calizos desde los miradores naturales del Alto del Cuerno; amplias perspectivas desde el alto de La Muela, que alcanzan al castillo roquero de Atienza; paisajes agrícolas con el parcheado de múltiples tonos de verde en las vegas; las flores que empezaban a adornar discretamente el adusto páramo…

Advertencias: al salir de La Olmeda por una amplia pista encontramos una barrera abierta con un letrero de “prohibido el paso a toda persona no autorizada”, pero no habiendo valla que limitara la propiedad, continuamos libremente como los corzos que por allí nos sorprendieron. Es fácil prohibir sin derecho a ello. Más adelante, en el waypoint 2, sí entramos en un prado cercado, por una portilla que se dejaba abrir para seguir el camino del mapa.

Abandonamos pronto este camino para bajar atajando por áspera pendiente a la Fuente del Barranco, waypoint 3, totalmente seca. Luego hubimos de subir lo bajado; atravesamos una alambrada con facilidad para tomar un cómodo camino que bordea un cultivo de cereal, que abandonamos también para subir, cruzando tapias derruidas, al Alto del Cuerno. Desde él nos desplazamos hacia el cañón del río Salado para asomarnos a los miradores naturales de los waypoints 4 y 5. Este último es un auténtico balcón sobre le cañón y se está muy a gusto en él, no debería dar vértigo ni al más miedoso. Esperábamos sorprender buitres allí posados y darles un buen espantón, en venganza por las veces que desde allí nos observaban desdeñosos cuando íbamos por el fondo del barranco; pero no había. En cuanto nos marchamos, se colocaron allí.

Desde el waypoint 5 describimos un arco para bajar a Santamera porque no estaba claro que se pudiera seguir la línea recta, por farallones y vegetación pinchosa (luego vimos que se podía). Tuvimos la suerte de enlazar con un camino de cabras bien trazado por el que bajamos con relativa facilidad.

Había mucha vida en Santamera. Fue muy gratificante andar por el pueblo y comprobar la animación humana y ganadera (ver fotos y comentarios). Nos informamos sobre un camino que vimos señalizado que decía “a La Olmeda”. Es áspero y muy empinado; ataja pero es más cansado que el rodeo por el valle; ofrece magníficos paisajes, aunque al final, una vez en el Alto de La Muela, se hace monótono.

La marcha es más cansada de lo que revelan sus datos porque los caminos y los no-caminos son pedregosos y hay que cuidar cada pisada. Además, en el bosque de roble las ramas entorpecen hasta a los más bajitos. Con todo, la satisfacción que nos proporcionó la marcha fue muy grande.