La Pandera desde el Puerto de Las Coberteras

Con sus 1.872 msnm "La Pandera" (también conocida como "La Dama de la Sierra Sur de Jaén"), es el techo de la Sierra Sur de Jaén, y tal y como pudimos comprobar en esta jornada nos permite disfrutar de espectaculares vistas sobre el embalse del Quiebrajano y su entorno, así como del conjunto de la Sierra Sur de Jaén, con especial mención a la Sierra de Valdepeñas, por donde había discurrido nuestra ruta del día anterior, que a lo largo de gran parte de nuestro recorrido es nuestro telón de fondo en el horizonte sur, destacando también en la distancia: Jaén Capital al Norte, Sierra Mágina y Cazorla al Nordeste, así como Sierra Nevada al Sur y las Subbéticas Cordobesas al Suroeste.

En esta majestuosa montaña con tres cumbres bien diferenciadas como son de Este a Oeste: la Peña del Altar (1.818 msnm), Pandera Central (1.870 msnm) y Pandera “Oeste” (1.842 msnm) que también coronamos, confluyen los tt. mm. de Los Villares y Valdepeñas de Jaén.
Aunque actualmente está en desuso, a pocos metros de su cumbre principal nos encontramos con un antiguo “Centro Territorial de Mando” concebido como base militar de telecomunicaciones, que fue construida en la década de 1950 con asesoramiento del ejército estadounidense, contando con barracones, helipuerto, varios edificios y puestos de vigilancia. Pese a su rehabilitación en el año 2011 para uso turístico, las instalaciones se encuentran en un lamentable estado de abandono. Que en un país civilizado, o en una Comunidad Autónoma con menos demagogia barata y más acciones, ya estaría convertido en un Alojamiento o Gran Refugio, debidamente gestionado y con estrictas normas para respetar su entorno.

La planificación de esta base militar, requería de la construcción de una carretera que se llevo a cabo por la vertiente oeste de esta montaña (nosotros, sólo la vimos y tocamos para cubrir el corto trecho que va de “La Pandera Central” a “La Pandera Oeste”). Dicha carretera tiene pendientes superiores al 15%, habiendo sido final de varias ediciones recientes de la Vuelta Ciclista España.

Para los aficionados al senderismo y la montaña de la provincia de Jaén, la ruta que parte desde el Puerto de las Coberteras, pasando por el Puerto de la Nava y la Peña del Altar hasta hacer cumbre en La Pandera, (que en nuestro caso la hicimos para descender), no sólo es una de las más espectaculares de la Sierra Sur, sino de toda la provincia de Jaén, que ya tiene mérito, pues además de grandes extensiones de olivar, esta provincia atesora un gran número de sierras de gran belleza, incluido el mayor parque natural de Andalucía, como es el caso de Cazorla. Siendo un auténtico paraíso natural.

BREVE DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
Desde el Puerto de Las Coberteras, tomamos un antiguo sendero terrizo en dirección N-O, que en poco más de diez minutos viene a morir en una pradera alomada que nos va a servir para guiarnos hasta el pie de monte, de la imponente ladera sur de “La Pandera”, que vista desde allí abajo, se antoja cuasi imposible de subir entre tantos pináculos, tajos y enormes pedreras, por donde iremos ganando altura de forma inverosímil.

Pronto abandonamos la comodidad del prado, para abrirnos paso entre el matorral que afortunadamente no es “pinchoso”, y en pocos minutos ya le hincamos el diente a la zona rocosa, para ir ganando alturapor la zona conocida como “El Palenque”. Una auténtica jincana montañera, que no sólo pondrá a prueba nuestra forma física, sino nuestra experiencia en montaña para ascender por empinadas laderas con mucho roquedo y pedreras poco asentadas. (Abstenerse personas sin experiencia en montaña, que no sean auténticos todo terreno).
A lo largo de nuestra ascensión nos iremos deleitando con las fantasiosas formas que ha esculpido la erosión, cual pináculos catedralicios, que a veces puen recordarnos figuras de ajedrez, como las que José bautizó como “El Caballo” o “El Meñir”.

Al acercarnos a una pared de unos 9-10 m de altura que quedará a nuestra izquierda, habrá que echar mano de muy buena forma física y experiencia para remontar empinadas laderas con abundante piedra suelta, de la que siempre deberemos avisar inmediatamente al compañero que va detrás nuestra, siendo aquí muy útiles los bastones (en modo corto, casi “bastón piolet”). Una pequeña encina y unos 30 m ladera arriba, una segunda algo más grande, nos avisarán que ya estamos cerca de finalizar el tramo de pendiente más empinada. Y a partir de aquí la ascensión se hace mucho más llevadera, si bien vamos progresando por un terreno de lapiaz, hasta que por fin llegamos a la “Peña del Altar”, presidida por una caseta de vigilancia forestal (donde sólo se trabaja en los meses de verano) y un rudimentario refugio anexo, chimenea incluida. ¡Pero por supuesto!, abandonado como la mayoría de refugios en Andalucía, que sigue estando a años luz de las Comunidades Autónomas del Norte en cuanto a cultura montañera, conservación y puesta en valor de nuestro Patrimonio. (Por no hablar de otros temas para no herir sensibilidades, ni crear polémicas innecesarias).

Al llegar a La Peña del Altar, un panel descriptivo (que afortunadamente a día 19/04/2024, si se encontraba en buen estado), nos ayuda a identificar los principales hitos orográficos que desde allí podemos contemplar, destacando el embalse del Quiebrajano en pleno corazón de la Sierra Sur, a nuestros pies.

Una vez nos hemos recreado con las vistas, nos encaminamos dirección Oeste, hacia “La Pandera” presidida por una gran torre de radar y la enorme construcción del antiguo acuartelamiento, que lejos de estar unida a la Peña del Altar por un cordal montañoso, está unida por una dócil meseta, atravesada por la pista terriza que se construyó para facilitar el acceso a las personas que trabajan como guardas forestales, destinados a la “caseta del Altar” y que llean hasta aquí, después de haber subido por la carretera que conduce hasta “La Pandera”.

Cuando nos disponíamos a subir al vértice geodésico de “La Pandera”, nos pareció que la tercera cumbre, que está como un kilómetro más allá, era más alta o al menos, igual de alta que “La Pandera Central”, aunque una vez que llegamos a esta “tercera cumbre” nos dimos cuenta que sólo era un efecto óptico; Así que, ya de vuelta sobre nuestros pasos, nos desviamos para ascender hasta el v.g, de “La Parapanda central”, encarando unos últimos metros algo empinados que nada tienen que ver con la dócil progresión con la cercana meseta de cumbre.

Para realizar el descenso, caminamos en dirección hacia la “Peña del Altar” y a medio camino entre las dos cumbre, nos desviamos a la izquierda, para descender por la vertiente norte, por el pedregoso sendero del Portillo del Lobo, que de tanta piedra, a veces, casi ni se ve”.

Superada la zona de pedrera atravesamos una zona preciosa de sotobosque con llamativo predominio de “boj”, y después nos adentramos en un bosque mágico donde se alternan pinos, encinas y majuelos de un tamaño tremendo. Donde estuvimos disfrutando de un bucólico almuerzo con los pajarillos cantando a nuestro alrededor.
Una vez que llegamos al Pilar de la Nava, encaramos una corta ascensión hasta el Puerto de La Nava, a partir del cual nos vamos a ir encontrando con varios miradores naturales con preciosas vistas hacia el embalse del Quiebrajano como protagonista principal de este tramo.
Más adelante este precioso sendero zigzaguea para llevarnos a la zona de “La Lancha” que reconoceremos cuando estemos atravesando un precioso encinar joven donde también nos encontramos con algunas peonías.

Más abajo llegamos a la clásica zona de olivos, donde enlazaremos con la antigua carretera que une El Perrizo con el Puerto de Las Coberteras, al que llegaremos tomando esta solitaria carretera agrícola a la derecha, disfrutando en el último tramo de la majestuosa silueta de “la Peña del Altar” a nuestra derecha y de frente la vertiente norte de la Sierra de Valdepeñas, abarcando desde el Alto de “La Covezuela” hasta “la Peña de Gil López” pasando por el cerro de La Horca, el espectacular “púlpito” de La Peña Almacén y el Alto de la Bermejuela, que también llevamos a nuestra espalda a lo largo del tramo de ascensión en el primer tercio de ruta. Un auténtico espectáculo visual, a lo que si le añadimos la gran diversidad paisajística y la gran variedad botánica y faunística, al menos, en lo que a aves se refiere, es una ruta de diez, y me quedo corto.

NOTA: La foto de portada pertenece a "Alexander Mágina"