LA PANERA-GR 88-ALTO DEL CASETÓN-PUERTO DE PASAPÁN-PEDRIZA DEL GAMONAL-OJOS DEL MOROS-EMBALSE TABLADILLAS

Marcha realizada el sábado 20 de febrero de 2021
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Ya hacía un tiempo que no nos acercábamos hasta el Valle del río Moros para hacer una ruta, y es que no nos gustó nada que desde hace unos cuantos años algún visionario/espabilado convirtiera la parte baja del valle (Panera) que ya de por sí era un área recreativa, en una especie de parque acuático/chiringuito, al que sólo se puede acceder (en época de baño) previo pago en la armatóstica caseta hay montada en el acceso por la pista de entrada. La verdad es que ya dudábamos entonces, y lo seguimos haciendo ahora, de que la legalidad de actos de acotamiento y uso empresarial de un entorno natural como éste, en el que lo único que debería primar es la máxima conservación del mismo, por no meternos más de lleno en la cuestionable ética y legalidad de una acción como ésta. La previsión es de rachas de fuerte viento sobre todo en las cumbres, y por ello no es un buen día para hacer ninguna cuerda, y menos crestear; pero al menos sí que nos apetecía acercarnos hasta el Puerto de Pasapán que forma parte de uno de los puntos del perfil de La Mujer Muerta.

Por ese motivo, los mejores momentos del año para recorrer esta zona desde la parte segoviana se limitan al invierno, y buena parte de la primavera y del otoño. Nosotros hemos aparcado en la explanada que para ello hay habilitada en la zona de la Panera, y desde ahí rápidamente hemos conectado con la misma pista asfaltada que nos trajo hasta aquí desde la estación FFCC del Espinar. Al poco más de medio kilómetro de haber tomado dicha pista salvamos el crecido río Moros por el mismo puente que también usan los coches para salir de la zona; y un poco antes de los doscientos metros de seguir ahora por el otro lado del río, y sin dejar la citada pista, se llega hasta una cancela con paso canadiense. Nada más pasar esta cancela tenemos que dejar la pista para coger un senderito que por la izquierda y bordeando una zona perimetrada con alambre, nos permite conectar rápidamente con el GR 88, que ya no dejaremos hasta el Puerto de Pasapán. A destacar que este corto tramo es el más exigente de la ruta de hoy. El motivo no es otro que el hecho de que en el primer tramo hasta llegar al Alto del Casetón (a más de mil setecientos metros) hay que salvar un desnivel de más de cuatrocientos metros en poco más de tres kilómetros y medio. Poco antes y justo a mitad de subida, hemos dejado por la derecha una amplia pista, que con una curva muy cerrada llegaba a tocar la especie de cortafuegos que algunos tramos estamos llevando de subida. Ni que decir tiene, que ya sólo por las vistas que hay desde el citado Alto del Casetón, merece la pena un esfuerzo que se supera sin mayor dificultad.

Desde el mirador anterior, y aunque el rumbo sigue siendo claramente a norte, la pendiente de subida se suaviza bastante ya que hasta el cruce señalizado con hitos, y que nos indica que ya toca dejar el GR, habremos hecho un kilómetro y cuarto. Aclarar también que dicho GR ha coincidido con la Cañada Real Leonesa. A la altura de dicho hito, dejamos la senda de frente, para tomar por la izquierda un senderito que bastante bien señalizado con hitos y todo el tiempo con pinos fuertemente azotados por las rachas de viento, nos permite plantarnos en unos ciento ochenta metros en el Puerto de Pasapán. Un gran mojón de granito deja muy claro que nos encontramos en una de las partes del perfil de la Mujer Muerta, y a su vez un poste informativo con varias señalizaciones también informa de los distintos puntos a los que se puede acceder desde aquí, junto con la distancia a recorrer. Estamos justo entre la cabeza y busto de la Mujer Muerta (Pinareja y Peña del Oso), y la parte baja ya en las extremidades inferiores formadas por el pico Pasapán, la Majada Pielera y el cerro Carmocho.

El fuerte viento que se preveía ha hecho acto de presencia en mayor medida en esta parte alta, por lo que tan sólo hemos parado unos pocos minutos y preferimos seguir la ruta para que las fuertes rachas no nos sigan maltratando. Continuamos ahora con rumbo este y por la senda del Cordel de Matarzarzal, que por cierto conserva mucha más nieve que otras partes de la ruta e incluso del puerto, para plantarnos en el impresionante chanchal que hay a la altura de la Pedriza del Gamonal. Estamos justamente bajo la Peña del Oso, y es de este impresionante macizo rocoso del que procede todo el material rocoso que supone que este vistoso canchal baje desde algo más de cuatrocientos metros desde la cumbre.

Trescientros metros más adelante tenemos que dar un brusco giro hacia el sur para enfilar una fuerte pendiente que en medio kilómetro de bajada un tanto descarnada nos conecta con la pista que ya no dejaremos practicamente en el resto de ruta. Aunque justo en la conexión con la misma y en una pequeña pradera junto al arroyo que baja desde la Pedriza del Gamonal, hemos aprovechado para recuperar las fuerzas y dar buena cuenta de la comida que traíamos. Una vez ya en dicha pista, y de momento otra vez con rumbo este durante el próximo kilómetro y cuarto, para acabar dibujando una cerrada curva a la derecha y ya iniciar la bajada a lo largo de todo el valle y desde haber llegado casi a la altura del nacimiento u Ojos del río Moros. A los dos kilómetros desde dicha curva y habiendo cambiado cambiado nuevamente el rumbo a suroeste, que ya no dejaremos hasta el final, llegamos hasta el embalse del Tejo o de las Tabladillas, al que nos hemos acercado para poder ver que está tan repleto de agua, que éste utiliza los desagües de sifón que sirven para mantener el nivel del líquido elemento.

Desde el citado embalse retrocedemos los casi doscientos metros que hay hasta la pista de bajada, para continuar por ella y así completar los seis kilómetros que nos quedan hasta el aparcamiento, en los que por cierto tan sólo nos cruzamos con el todoterreno de la guardia civil, que subiendo por la pista que nosotros llevamos de bajada, poco después los vimos salir de vuelta a la misma y muchos más abajo, habiendo recorrido la misma ladera que unas horas antes también recorríamos nosotros a lo largo de cotas más altas.