La Peña de los Enamorados por la arista en recorrido cuasi circular
near Cartaojal, Andalucía (España)
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Itinerary description
Dice la leyenda que en tiempos de Al-Andalus, en Archidona, surgió el amor entre una joven mora de familia bien y un joven guerrero cristiano que atendía en su casa tras haber sido apresado. Decidieron huir para poder vivir su idilio en libertad. Perseguidos por la familia de ella, escalaron una montaña hasta su cumbre. Desde allí, viendo que su amor era imposible, se tiraron al vacío. Y esta es la historia que dio nombre a la Peña de los Enamorados de Antequera, una mole caliza que se yergue imponente desde los campos de cultivo de la depresión antequerana. Su forma antropomórfica ha hecho que también se la conozca como “El Indio”, aunque los antropólogos nos digan que para los primeros pobladores de estas tierras, representaría, más bien, el rostro de una diosa emergiendo de la madre tierra a cuyo culto dedicarían la construcción de dos dólmenes: Menga y Viera. Sea como fuere, el caso es que para cualquier montañero que se precie, subir esta gran roca es uno de los atractivos que nos ofrece la provincia de Málaga.
El punto de inicio de la ruta se halla en la cuneta de la carretera A-7282. Hay suficiente espacio ahí para dejar bastantes vehículos. Descendemos el talud y cruzamos la antigua vía del tren. Continuamos andando por los márgenes de la vía, atravesando un antiguo apeadero. Tenemos a nuestra izquierda el curso del río Guadalhorce, el río "silencioso", que así lo llamaron los árabes y de donde procede su etimología. A pocos metros, la vía atraviesa el río y es entonces cuando la abandonamos para bajar el terraplén y dirigirnos hacia una angarilla que nos permite sortear un terreno vallado y salir de la finca perteneciente al cortijo de la Peña Chica, que se encuentra aguas arriba. Nos encontramos, entonces, a pie de vía.
Se puede subir la Peña por varios itinerarios. Nosotros escogimos hacerlo por la arista. Al principio, impresiona, porque desde abajo se nos muestra con una gran verticalidad, pero, la verdad es que, siguiendo el track podrá observarse que la ascensión no presenta dificultades técnicas, más que la dureza del desnivel y algún punto en el que nos ayudaremos levemente de las manos. Este itinerario ofrece el atractivo de ser muy montañero porque el contacto con la piedra caliza es permanente y las vistas durante todo el recorrido son de las que quitan el hipo. Desde abajo, da la impresión de que la montaña carece de vegetación, pero lo cierto es que está cubierta, en gran parte, por un extendido acebuchal de gran valor ecológico. Algunos de los acebuches son de gran porte, posiblemente centenarios y sus copas redondeadas bien que nos sirven para aportarnos sombra durante los merecidos descansos.
En la parte final de la ascensión, la verticalidad de la roca se agudiza y es necesario efectuar algunas trepadas donde hay que extremar las precauciones porque cualquier resbalón puede entrañar cierto peligro. Para personas que estén acostumbradas a la escalada, esto es un juego de niños, pero para el senderista medio, este último tramo, hasta la cumbre, puede ser un tanto arriesgado, sobre todo, la bajada, donde estaremos más expuestos y será necesario un mayor sentido del equilibrio. Por ello, califico la ruta como DIFÍCIL. Ni que decir tiene que si no se lleva el calzado adecuado o si las condiciones meteorológicas no son favorables, es mejor abstenerse.
La cumbre, a 874 m.s.n.m., nos ofrece unas vistas absolutamente espectaculares de todo el entorno. Frente a nosotros, toda la extensión de la depresión de Antequera y las montañas que la circundan, que forman parte del arco calizo malagueño. Destacan, por su cercanía, la sierra de las Cabras, el Torcal y el Camorro Alto. A nuestra espalda, Archidona, rodeada de la Sierra de Gracia. Y, a nuestra izquierda, las sierras que conforman el arco calizo central de Málaga. En la cima, el geodésico se encuentra semi destruido y, junto a él, la base de una cafetera torneada ejerce las funciones de buzón.
La bajada, sin duda, nos requerirá mayor cuidado que la subida, principalmente, la creta cimera, muy aérea y expuesta, y el primer tramo, el más empinado. Tras destrepar el farallón rocoso, dejamos el itinerario que hemos seguido en la ida para virar a la izquierda hasta un bonito collado cubierto de hierbecilla. Se ha superado ya lo más difícil. Seguimos bajando, pero ya por terrenos más dóciles, si bien habrá que tener aquí mucho cuidado con los resbalones porque hay mucha piedra suelta. Poco a poco, aparecerá de nuevo, nítidamente en nuestro campo de visión, la lámina de agua que conforma el río Guadalhorce. Hacia ahí dirigiremos nuestros pasos. Cuando ya estamos bastante bajos, dejaremos a la izquierda unas antiguas canteras. Bordearemos, ahora, la base de la Peña, conformada por estratos totalmente verticalizados que hacen las delicias de los escaladores, que tienen aquí un significativo número de vías instaladas. Enfrente, al otro lado del río, destaca una chimenea de ladrillo y unas construcciones aledañas, vestigios de una antigua fábrica de jabones.
Y en poco más llegaremos nuevamente a la angarilla que atravesamos esta mañana. Ya solo resta volver sobre nuestros pasos hasta el vehículo.
El punto de inicio de la ruta se halla en la cuneta de la carretera A-7282. Hay suficiente espacio ahí para dejar bastantes vehículos. Descendemos el talud y cruzamos la antigua vía del tren. Continuamos andando por los márgenes de la vía, atravesando un antiguo apeadero. Tenemos a nuestra izquierda el curso del río Guadalhorce, el río "silencioso", que así lo llamaron los árabes y de donde procede su etimología. A pocos metros, la vía atraviesa el río y es entonces cuando la abandonamos para bajar el terraplén y dirigirnos hacia una angarilla que nos permite sortear un terreno vallado y salir de la finca perteneciente al cortijo de la Peña Chica, que se encuentra aguas arriba. Nos encontramos, entonces, a pie de vía.
Se puede subir la Peña por varios itinerarios. Nosotros escogimos hacerlo por la arista. Al principio, impresiona, porque desde abajo se nos muestra con una gran verticalidad, pero, la verdad es que, siguiendo el track podrá observarse que la ascensión no presenta dificultades técnicas, más que la dureza del desnivel y algún punto en el que nos ayudaremos levemente de las manos. Este itinerario ofrece el atractivo de ser muy montañero porque el contacto con la piedra caliza es permanente y las vistas durante todo el recorrido son de las que quitan el hipo. Desde abajo, da la impresión de que la montaña carece de vegetación, pero lo cierto es que está cubierta, en gran parte, por un extendido acebuchal de gran valor ecológico. Algunos de los acebuches son de gran porte, posiblemente centenarios y sus copas redondeadas bien que nos sirven para aportarnos sombra durante los merecidos descansos.
En la parte final de la ascensión, la verticalidad de la roca se agudiza y es necesario efectuar algunas trepadas donde hay que extremar las precauciones porque cualquier resbalón puede entrañar cierto peligro. Para personas que estén acostumbradas a la escalada, esto es un juego de niños, pero para el senderista medio, este último tramo, hasta la cumbre, puede ser un tanto arriesgado, sobre todo, la bajada, donde estaremos más expuestos y será necesario un mayor sentido del equilibrio. Por ello, califico la ruta como DIFÍCIL. Ni que decir tiene que si no se lleva el calzado adecuado o si las condiciones meteorológicas no son favorables, es mejor abstenerse.
La cumbre, a 874 m.s.n.m., nos ofrece unas vistas absolutamente espectaculares de todo el entorno. Frente a nosotros, toda la extensión de la depresión de Antequera y las montañas que la circundan, que forman parte del arco calizo malagueño. Destacan, por su cercanía, la sierra de las Cabras, el Torcal y el Camorro Alto. A nuestra espalda, Archidona, rodeada de la Sierra de Gracia. Y, a nuestra izquierda, las sierras que conforman el arco calizo central de Málaga. En la cima, el geodésico se encuentra semi destruido y, junto a él, la base de una cafetera torneada ejerce las funciones de buzón.
La bajada, sin duda, nos requerirá mayor cuidado que la subida, principalmente, la creta cimera, muy aérea y expuesta, y el primer tramo, el más empinado. Tras destrepar el farallón rocoso, dejamos el itinerario que hemos seguido en la ida para virar a la izquierda hasta un bonito collado cubierto de hierbecilla. Se ha superado ya lo más difícil. Seguimos bajando, pero ya por terrenos más dóciles, si bien habrá que tener aquí mucho cuidado con los resbalones porque hay mucha piedra suelta. Poco a poco, aparecerá de nuevo, nítidamente en nuestro campo de visión, la lámina de agua que conforma el río Guadalhorce. Hacia ahí dirigiremos nuestros pasos. Cuando ya estamos bastante bajos, dejaremos a la izquierda unas antiguas canteras. Bordearemos, ahora, la base de la Peña, conformada por estratos totalmente verticalizados que hacen las delicias de los escaladores, que tienen aquí un significativo número de vías instaladas. Enfrente, al otro lado del río, destaca una chimenea de ladrillo y unas construcciones aledañas, vestigios de una antigua fábrica de jabones.
Y en poco más llegaremos nuevamente a la angarilla que atravesamos esta mañana. Ya solo resta volver sobre nuestros pasos hasta el vehículo.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Magnífica ruta.
Sí que lo fue.