La Peña Negra (Sierra del Cojo, MÁLAGA)

OBSERVACIONES:
Califico esta ruta de difícil porque técnicamente requiere de gran experiencia en montaña y más concretamente por terrenos calizos, pasos expuestos a la altitud, progresión por caos de bloques y descenso por pedrera con muchísima piedra suelta. No apta para personas con vértigo.

Para las PERSONAS SIN VÉRTIGO: Lo más fácil es hacer toda la cresta completa desde la Cruz de hierro hasta la cumbre.

Para las PERSONAS CON VÉRTIGO: Pueden seguir mi track, que discurre varias curvas de desnivel por debajo de la crestería, hasta unirme a la misma, poco antes de llegar a la cumbre. Ignorando los dos ramales lineales, que veréis a media subida, cuando intenté acceder ala cumbre, pero los grietas, caos de bloques o coscojas muy cerradas me impidieron el acceso a la cresta que me gustaría haber retomado por la mitad). Sirva como referencia, mantenernos siempre paralelo a la cresta, pero lo más cerca posible de la misa, de lo contrario, nos podemos enriscar y lo que al principio nos parece una progresión fácil a media ladera, se puede complicar paulatinamente con respecto avanzamos. Al final, aunque siempre con precaución, lo más fácil y directo es la misma cresta.

Ni que decir tiene que en días de LLUVIA este tipo de cumbres debe ser siempre descartada, por puro SENTIDO COMÚN.

Breve descripción:
Sin lugar a dudas la provincia de Málaga es un auténtico paraíso para los amantes del senderismo y la montaña, muchas y variadas es la tipología de sus sierras y montañas, pues si la geología varía, también lo hacen la forma de sus montañas, la flora y por ende su fauna. A poco más de media hora de Málaga capital, nos encontramos con una de las ascensiones más espectaculares de la provincia, como es la ascensión a la “Peña Negra”, nombre paradójico, pues de los numerosos colosos calizos de la provincia es uno de los más blanquecinos, sin embargo, con este nombre la bautizaron los lugareños, pues al encontrarse muy cerca del “Puerto de las Pedrizas”, punto clásico de concentración de nubes en muchas jornadas otoñales e invernales, en aquellos lejanos años de lluvias frecuentes, su silueta se oscurecía bastante vista desde la distancia, y es por ello que se la bautizó como “Peña Negra”.
Para llegar al punto de inicio debemos dirigirnos hacia el Puerto de las Pedrizas y tomar la salida que nos indica hacia la pequeña aldea de “Villanueva del Cauche” que dejaremos a nuestra derecha continuando en dirección Colmenar. Después de dejar atrás el Cortijo de la Fresneda (km.40), nos acercamos al pie del coloso, y poco después de dejar a nuestra izquierda los primeros espolones rocosos, veremos una primera explanada a la derecha de la carretera, ahí no es, la siguiente, unos 100 m más allá es más amplia y será el lugar ideal para dejar los vehículos. Un aparcamiento también muy utilizado por los alpinistas que a buen seguro nos encontraremos a la vuelta, escalando por la majestuosa pared sur.

Una vez estacionados nuestros vehículo en el mencionado aparcamiento, iniciamos la caminata por el margen izquierdo de la carretera, en el sentido contrario al que hemos venido, hasta situarnos frente a una pequeña cuevecilla, a la que accederemos en escasos cinco minutos, atravesando la carretera, y tomando como referencia un senderito, al principio, bien marcado, que ascendiendo y hacia nuestra izquierda nos lleva a una primera cuevecilla (más bien un abrigo rocoso), donde una pequeña “Higuerita” en su interior le da nombre a la misma. Una vez vista esta primera cuevecilla, descendemos unos metros por el senderillo que hemos venido, pero ya no tendremos que regresar a la todavía carretera carretera, ahora tomamos un ramal que se mantiene paralelo a los tajos que llevamos a nuestra izquierda y en apenas otros 5 minutos llegamos a una segunda cueva en realidad, un abrigo rocoso más profundo, “La Cueva del Arco”, en referencia al arco que nos encontramos en su interior, por debajo del cual pasaremos, antes de acceder a lo que Mathias bautizó como “la suite”. Resultan evidentes los restos de gruesas capas de hollín en el techo de la zona más profunda de la cueva, como fruto de muchas horas de hogueras con la que se calentaban los pastores que a buen seguro no sólo tenían en esta cueva un perfecto refugio, sino incluso su propio hogar temporal. Además de haber sido habitada en la Prehistoria a buen seguro. Al igual, que una tercera y última cueva que nos encontramos más adelante siguiendo el sendero y algunos hitos de piedra muy oportunos, por los que remontamos un veredón, que nos lleva hasta esta tercera cueva “La Cueva de Matías”, con un habitáculo muy amplio y ancho, donde hicimos una breve parada de reagrupamiento y una primera foto de grupo.

Reanudamos la marcha en permanente ascensión siendo muy de agradecer los hitos de piedra, el todavía visible sendero que nos lleva a través de las numerosas retamas, que dan paso a los cada vez más numerosos acebuches, entre los que seguimos ganando altura, la presencia cada vez más abundante de terreno caliz0o y algunas grietas con las que debemos tener mucho cuidado, serán el preludio de la famosa “Cruz de Hierro” desde donde ya podemos disfrutar de una magnífica panorámica: con la Sierra de las Cabras y El Torcal al N-O; Casabermeja (que también la veíamos desde el aparcamiento), los Montes de Málaga y la Sierra de Mijas al Sur; la Peña de los Enamorados al N-O y hacia el Este gran parte del espolón Occidental de la Peña Negra, por donde vamos a ir cresteando durante la primera parte de nuestra ascensión, no pudiendo bajar la guardia en ningún momento, pues a nuestra derecha, casi siempre vamos a tener una caída vertical a través de un tajo con mucho patio, que se irá haciendo más alto conforme vayamos ascendiendo y a la derecha, una serie de gradas, que nos dan tregua a quienes llevan peor el tema del vértigo. Pero que en caso de utilizar, debemos hacerlo siempre, intentando no separarnos demasiado de la crestería, pues de lo contrario, nos podemos ver obligados a rectificar en algunos puntos donde el caos de bloques, grietas y coscojas impenetrables, nos obligarán a rectificar una y otra vez, y es que al final, como bien diría Loren “El Rebeco de Dos Hermanas”: “lo más fácil y limpio es la cresta”.

El ascenso por la cresta, se cruza con dos pequeños praditos, donde el perfil de la montaña nos da un respiro, siendo estos un lugar ideal para las pausas de hidratación y reagrupamiento, para esperar a los compañeros que vienen más retrasados. Cuando una vieja alambrada que salvamos fácilmente, se interpone en nuestro camino, los bloques de la arista tienden a ser más redondeados y más fáciles de transitar, sin dejar de encarar algunas trepadas con mucho paso siempre a nuestra izquierda, que podremos evitar, a través de las escalonadas gradas que llevamos a nuestra derecha. Siendo esta la forma más segura de alcanzar la cumbre, donde nos encontramos con un pequeño pradito, que siempre sorprende a todo el que corona Peña Negra por primera vez.

De sus dos cumbres, fácilmente distinguibles desde la distancia esta es la más alta, la cumbre Sur (1.353 msnm), siendo esta el techo de la “Sierra del Cojo” (nombre original de esta sierra, que por deformación fonética, de algún antiguo topógrafo venido de tierras norteñas para ponerle el nombre a esta Sierra o montaña, al preguntarle a algún paisano de la zona con su acento andaluz, al pronunciar “Sierra del Cojo”, el topógrafo (digamos que madrileño) entendió “Sierra del Có”, uno de los ejemplos más llamativos de errores toponímicos que vienen desde muy antiguo en los mapas del IGN (Instituto Geográfico Nacional), comprensibles en la era analógica, pero no en la era digital, cuando eso podría tener una fácil corrección en el máster de su base de datos: cambiando nombres tan absurdos como erróneos, como por ejemplo: “Sierra del Có” (incorrecto), por “Sierra del Cojo” (correcto): Arroyo Coche (incorrecto) por “Arroyo del Cauche” (correcto); Camorro de Siete Meses (incorrecto), por “Camorro de Siete Mesas” (correcto). Y así una larga lista de errores en la toponimia de los mapas oficiales del IGN.

Anécdotas a parte, la “Sierra del Cojo” marca el extremo más Occidental de la hilera de subsierras que forma el conjunto de la Sierra de Camarolos, que de este a oeste serían: El Jobo (o “Chamizo Alto”); Cerro Pelado, “El Roaero”, Cruz de Camarolos, Realengo, Enebral, Morrión de Grajea y la Peña Negra, desde donde la contemplación de todas estas sierras mencionadas resulta un espectáculo, desde el mismo momento que hacemos cumbre, y nos disponemos a descender hasta el collado entre ambas cumbres, al que accedemos mediante una sucesión de cornisas en zig-zags, por donde debemos extremar la precaución, pues, al estar estas orientadas al norte, con abundante hierba y roca húmeda (incluso sin lluvias), hay que extremar la precaución, y si no que se lo digan al bueno de Cristóbal el “legendario Maestro Montañero” que venía cerrando el grupo y a punto estuvo de trastabillar estando todavía en la zona más alta.

Al llegar al colladito nos da un subidón por haber superado el que tal vez considero el paso más técnico de esta ruta tan montañera, a la izquierda del cual (vertiente norte), nos encontramos con la cabecera de una pedrera que podría servir como vía de escape en caso de necesidad. Pero en nuestro caso, nos encaminamos hacia la cumbre norte, a la que llegamos por los pasos más cómodos marcados sobre la roca o los mismos restos de tierra por el paso de las cabras, con pequeños pasillitos o tramos escalonados entre bloques que nos permitén acceder al bloque más alto de esta segunda cumbre Norte(1.337 msnm). Continuando dirección Este por la misma arista, o bien, por alguna grada paralela, siempre sobre o entre un caos de bloques, por donde nos resulte más cómoda y segura nuestra progresión hasta un bosquete de chaparos, que marca el punto más alto de la Pedrera sur (a nuestra derecha), por la que también podríamos bajar en caso de necesidad. Sin embargo, continuamos por la dorsal, en dirección E, N-E, encontrando poco después un veredón con algo de hierba, por la que no tardaremos en llegar a un hito de piedra, que nos marca el inicio de la Pedrera, de la vertiente N-E, por donde vamos a descender.

El inicio de esta Pedrera N-E, por la que vamos a realizar el descenso, es una canal que nos recuerda a paisajes montañosos típicos de los Picos de Europa, donde a mí particularmente me resulta muy útil el uso de los dos bastones. Más adelante nos encontramos con el inicio de la pedrera, que en sus comienzos es como un embudo, que poco a poco se va ensanchando, debiendo colocar los pies de lado en más de una ocasión para frenarnos o amortiguar el deslizamiento sobre el mar de piedras de pequeño y mediano tamaño que no sólo se irán desplazando a nuestro paso, bajo nuestros pies, sino que en más de una ocasión rodarán ladera abajo, obligándonos a gritarles a los compañeros que llevamos por delante, aquello de “¡piedra!”. Cerca ya del final de la pedrera, a nuestra derecha, nos llamará poderosamente la atención una yedra verdaderamente monumental, que bien se merece una o varias fotos, y poco después ya comenzamos a vislumbrar el final cada vez más cercano con el “sendero del antiguo “Cortijo del Enebral” cada vez más cerca, hasta que poco a poco todo el grupo nos vamos reagrupando en tan idílico paraje en umbría, al encontrarse al pie de monte de tan escarpada montaña en su vertiente norte.

Una vez en la Vereda del Enebral, la tomamos en dirección S-E, abandonándola poco después para rodear la base del extremo oriental de la Peña Negra, que vamos a tener siempre a nuestra derecha, sin dejar de disfrutar de sus maravillosos tajos y pedreras, tras dejar atrás una portilla cercana a un abrevadero, realizamos la parada del almuerzo a los pies del gran coloso, retomando después la marcha, para dejar a nuestra derecha las vías de escalada de la pared sur, el “Surco o Brecha de San Isidro”, y por último el tramo de abundante retama y bosque de acebuche por donde nos lleva el difuminado sendero, poco antes de desembocar en el talud por el que descendemos para venir a salir a la carretera, muy cerca ya de nuestros vehículos, completando de este modo una ruta circular corta en kilómetros (poco más de 6 km), pero muy grande en sensaciones montañeras.