La ruta de la Sal. La Hoz de Santamera las Salinas de Imón

La provincia de Guadalajara es una enorme despensa de sensaciones para e senderista. Su variada geografía va mucho más allá de lo que se observa al atraversarla por la A2. Desde las sierras del norte, en las Tierras de Ayllón y Atienza, hasta el Alto Tajo, se suceden una multitud de paisajes agrículas de vegas y secanos, bosques, ríos y gargantas que conforman la nada pequeña comarca de La Alcarria.

Pocas comarcas tienen tanto que agradecder a la literatura, pues fue Camilo José Cela quien, junto con la miel, ha grabado este topónimo para siempre en nuestras mentes. De la infinidad de pueblecitos y rincones con encanto de La Alcarria, ésta es una travesía entre dos de ellos, pasando por otros dos.

Antes de realizar la marcha, se comienza en el pueblecito de Imón, a cuyos pies se extienden unas antiguas salinas que desde tiempos inmemoriales extraían la sal de este afluente del Henares que debe su nombre a la sal que transportan sus aguas.

Desde esta interesante visita se comienza la ruta, saliendo de Santamera hacia la zona del Horcajo para tomar enseguida el modesto Barranco del Hocino en dirección al Embalse del Atance, una obra hidráulica de reciente construcción que forma parte del complejo sistema de suministro de agua y regadío de la zona alcarreña.

Al llegar a la cola del pantano, hay que desviarse de nuevo hacia el norte para hacer un tramo de ida y vuelta que descubre las imponentes Peñas de los Abantos, formadas por el Río Salado y habitadas por los majestuosos buitres leonados. Es la Hoz de Santamera, un pequeño estrecho calizo en el que se asienta este otro pueblecito, casi como si de un Belén se tratara.

Después se retoma de nuevo la ruta por el embalse par recorrerlo por el lado occidental. Esta construcción sepultó bajo sus aguas El Atance, que no pasaba de ser un pueblecito perdido de La Alcarria, perteneciente al municipio de Sigüenza, ahora casi puede decir que tiene playa, y en torno a él se ha desarrollado un área recreativa a la que acuden con frecuencia familias y amantes del relax campestre. Se puede observar al lado contrario de las aguas algunos restos de lo que fue la población, majadas de pastores y un pequeña ermita.

La ruta finaliza en Huércemes del Cerro, pueblo de 70 habitantes en el que destaca su iglesia parroquial con espadaña barroca.

Ruta hecha el 13 de abril de 2019. Ideal para otoño. En verano sería muy calurosa y en algunos tramos no hay ni una sombra.