La ruta de las Aguas Santas de Pantón

Vamos a recorrer la llamada Rutas das Aguas Santas pero ampliando el recorrido por la zona circundante ya que está llena de paisajes y de lugares de interés.

Comenzamos en el moderno Balneario de Aguas Santas donde se puede aparcar el coche con facilidad.

Muy cerca de allí está la Fuente das Aguas Santas. De gran antigüedad son las creencias que vinculan estas aguas a curaciones y favores especiales. Así lo creyeron los antiguos pobladores y de este modo también lo reflejan los historiadores.

En esta zona existían ya ritos paganos a divinidades protectoras de las aguas y otros dioses. El párroco, que publicó su descripción allá por el año 1929, aseguraba que por la zona existía una piedra destinada a sacrificios y denominada «Coladeira dos Mouros».

Después de tomar las aguas sulfurosas de la fuente santa con demostradas propiedades físico químicas (los usos terapéuticos destacados son afecciones dermatológicas, de las vías respiratorias y aparato locomotor. Hay que poner especial atención en el hecho de que no está indicado beberlas directamente) nos acercamos al Santuario das Aguas Santas también llamado Santuario de Nuestra Señora de los Ojos Grandes de Augas Santas. En la fiesta que se celebra tradicionalmente el segundo domingo de setiembre se venera, tanto a la virgen, como a las aguas de la fuente a la que se atribuían poderes casi mágicos.

El templo de Augas Santas, o Aguasantas, no es el primitivo, sino que el santuario que vemos es una reconstrucción del siglo XX. Sabemos que con anterioridad al santuario cristiano hubo otro pagano, donde se rendía culto a los ídolos (el sol, la luna, las ninfas que protegían el agua,...). Cuando se cristianizó la comarca, se sustituye este culto por el de la nueva religión.

Lo más característico de esta romería es cumplir con el ritual de acercarse a la fuente (antes pequeña laguna) a cuyas aguas se atribuyen propiedades curativas. Dicen los expertos en medicina que al tratarse de aguas sulfurosas están especialmente indicadas para curar afecciones de la piel (eccemas, erupciones) y en procesos reumáticos de tipo inflamatorio, degenerativo y metabólico.

El santuario se sitúa junto al río Carabelos y es de piedra con una entrada porticada y un pequeño campanario. Al parecer la virgen de Nuestra Señora de los Ojos Grandes de Augas Santas se llevaba a la iglesia parroquial para la realización de una novena, devolviéndose posteriormente a la capilla en el día de la fiesta.

La actual iglesia es de una reconstrucción del siglo XX con elementos prerrománicos, románicos y góticos.

A partir del Santuario vamos a recorrer caminos, pistas y carreteras poco transitadas casi siempre a la sombra de centenarios castaños y robles en un ambiente de paz y tranquilidad siempre con preciosos paisajes.

Otro elemento digno de mencionar es la Iglesia parroquial de San Martño de Pantón y de la aledaña casa Rectoral, actualmente en obras de reforma.

No hay que dejar de admirar, un poco más adelante, el asombroso Castelo de Maside, con su torre almenada al cual vamos a acceder cruzando el Río de Ferreira por un puente típico de bloques de piedra, llamadas "poldras" en Galicia.
Se levanta en el lugar de Torre, primitivamente llamado Castillo de Ferreira y hoy llamado de Maside. Es un ejemplo de arquitectura feudal del siglo XI. El castillo tuvo que ser levantado de nuevo ya que fue abatido por el movimiento irmandiño,
Vinculado a la familia Arias de Maside y a los Lope de Lemos la fortaleza de Ferreira fue morada del caudillo irmandiño Diego de Lemos, muerto en 1492 y está enterrado en la iglesia del Monasterio de San Salvador de Ferreira.
Cuenta una de las leyendas sobre este castillo que esta fortaleza fue construida por los mouros en una sola noche.
En la fachada destaca una ventana, de estilo plateresco, enmarcada por dos columnas estriadas .
Está oculto en medio de un jardín de árboles enormes y sombríos que ocultan las almenas.
Es una propiedad privada no visitable.

Y para acabar con esta bonita excursión qué mejor que visitar el Monasterio de San Salvador de Ferreira, el único monasterio femenino de Ribeira Sacra que mantiene vida religiosa, también conocido como Monasterio de las Bernardas.
La fachada del monasterio es barroca del siglo XVIII, muy sencilla siguiendo las pautas del Císter. El claustro es renacentista del siglo XVI, con el primer cuerpo realizado en piedra y el segundo en madera.

Las monjas guardan en el interior del monasterio una imagen de una Virgen con el Niño, románica de finales del siglo XII o principios del XIII.
En el exterior de la cabecera, tenemos una variada colección de canecillos con interesante iconografía. Destacamos en el lado norte, los dedicados a la juglaría con la representación del trovador, el juglar y la soldadera. Están colocados jerárquicamente y el juglar perdió su cabeza, ya que eran imágenes que se mutilaban con frecuencia al considerarse indecoroso e inmoral actuar a cambio de dinero. En el muro sur, destacamos al basilisco, animal híbrido del que San Bernardo decía que con sólo mirarlo uno moría.

La ruta es muy sencilla y con poco desnivel.
Se trata de una excelente forma de conocer
esta zona de la Ribeira Sacra tan cargada de historia y tradiciones.