La ruta de los Bécquer

Dejamos el coche en el aparcamiento del Monasterio de Veruela, cruzamos la carretera, y llegamos a la Cruz Negra, primera parada del día. Desde allí continuamos rectos por una pista asfaltada durante unos metros, y enlazamos con un amplio camino perteneciente al PR-2 y a la ruta de los Bécquer marcadas con franjas blancas y lilas.

El camino va en un ligero ascenso, cuando llegamos al punto más alto, caminamos unos metros más y llegamos junto a lo que parece un refugio, aquí dejamos por unos minutos el camino, y nos dirigimos por un camino acondicionado con barandilla para ver el despoblado de Oruña, que se encuentra en lo alto de un cerro, y con unas fantásticas vistas del Moncayo.

Visto el despoblado, regresamos hasta el camino principal, y continuamos la marcha entre campos de almendros y trigo, siguiendo las marcas amarillas del pr y de la ruta de los Béquers, que compartén trayecto durante este tramo.

Después de un largo, pero suave descenso, llegamos a una intersección de caminos, debidamente señalizada, giramos a la derecha, con vistas al castillo de Trasmoz.

Tras una corta subida, ya en las estribaciones de Trasmoz, abandonamos el pr que lleva hasta el interior del pueblo, y enlazamos con un camino señalizado con las marcas blancas y lilas, que nos lleva bordeando Trasmoz hasta el cemenrio, desde aquí por un sendero acondiconado con barandilla, llegamos hasta el Castillo de Trasmoz, donde se encuentra una estatua en honor al poeta.

Como es tarde y la hora de visitas ha terminado, regresamos hasta el cementerio, y desde allí continuamos rectos en un largo descenso con vistas al embalse de la Juncosa y la población de Litago, que debe ser nuestro próximo destino.

Cuando el castillo desaparece de nuestra vista, paramos a comer junto a la pista, el sol pega de lo lindo, y hace un día primaveral, después de comer seguimos unos metros por la pista y tras ver una cruz indicandonos que por ahí no es el camino, giramos a la derecha y enlazamos con otro camino, donde unos metros más tarde, podemos ver en un piedra, las famosas marcas blancas y lilas, que nos indican que vamos por buen camino.

Como el día es fantástico nos lo vamos tomando con tranquilidad, el camino transcurre paralelo al barranco de rioval, cuyo embalse se encuentra en el fondo del barranco, como está parte del recorrido es más húmeda, encontramos alguna seta de cardo, cosa sorprendente para estar a mediados de diciembre.

Cerca de Litago, enlazamos con el PR-2, seguimos caminando cerca de varias granjas, y tras un pronunciado, pero corto descenso con el piso rocoso, enlazamos con un camino asfaltado, que tras cruzar el río viejo, y dejar a la izquierda el GR.90, nos deja en Litago.

Como mi mujer está cansada, ella se queda allí y se acerca a tomar un café en el bar, así que me toca regresar solo hasta el Monasterio, como alternativa lo puedo hacer por el PR-2, pero como son más de las tres y media, se me puede hacer de noche, así que regreso por el mismo camino.

Cuando llego al camino que baja de Trasmoz, y para hacer un pequeño tramo de la ruta diferente, decido descender por ella durante un par de kilómetros, hasta enlazar de nuevo con el PR-2 a las afueras de Trasmoz.

Desde aquí sigo por el mismo camino por el que hemos ido, hasta el Monasterio de Veruela, dando por finalizada esta entretenida y desconocida ruta.