La Ruta del Flysch: de Deba a Zumaia (GR.121)

Aparco en la playa de Deba, el primer problema que me encuentro, es que, el estacionamiento aun siendo de pago, es limitado, así que el tiempo máximo son unas cinco horas (9 €), aunque a las afueras de la población hay un aparcamiento gratuito, a lo que habría que añadir entre uno y dos kilómetros más.

Unos minutos más tarde, comienzo a caminar, callejeo por Deba, hasta localizar las marcas blancas y rojas del GR.121, por el que comienzo a ganar desnivel, alternando tramos de escaleras con fuertes rampas de hormigón, hasta salir a un camino asfaltado, por el que llego a la ermita de San Roke, donde tomo un camino a mano izquierda, por el que realizo una largo flanqueo a media ladera, atravesando una preciosa zona de pastos, donde compruebo lo abajo que ha quedado la playa de Santiago de Deba, punto de inicio del recorrido, pasando junto a una zona de caseríos, hasta llegar a la ermita de Santa Katalina, donde me refresco en una fuente, mientras disfruto de las vistas hacia la costa.

Luego, regreso al camino que se transforma en un bonito sendero, por el que inicio un agradable descenso, atravesando unas campas con algunos árboles, donde pasta el ganado mientras el sendero traza largas lazadas, hasta llegar a una pasarela por la que cruzo la carretera nacional, bajo a la altura del asfalto, para acto seguido, continuar bajando por el sendero, qué, rápidamente, me obliga a ganar el desnivel perdido, introduciéndome en un espectacular bosque de hayas y pinos, por el que accedo al mirador de Itxaspe, desde el que disfruto de las vistas hacia el Cantábrico.

Unos minutos más tarde, continúo caminando por el sendero, que me adentra de nuevo en el bosque, ofreciendo una agradable sombra, pasando bajo un túnel, para acto seguido, comenzar a ganar desnivel, hasta alcanzar una bifurcación donde el sendero se secciona en dos, tomando el ramal de la derecha, por el que sigo, tomando de referencia las marcas blancas y rojas, donde el bosque da paso a los verdes pastos, por los que remonto la pala final del monte Mendatagana (mirador Mendatagana), un magnífico mirador desde contemplo la Punta Aitzuri con vistas a la cala Mendakato y la playa Sakoneta, a las que más tarde bajaré, para caminar por la rasa mareal y al otro lado, la playa Itxaspe.

Después, regreso sobre mis pasos, a media altura, tomo un sendero alternativo, que me baja de forma más directa, a un camino asfaltado, que recorro tan solo un centenar de metros, para enlazar con un sendero, que va bordeando los acantilados, dejándolo por unos instantes, para bajar por un sendero roto hasta la cala Mendakato, donde tras echar un vistazo, regreso al sendero principal, por el que sigo rodeando los acantilados, pasando junto a la Punta Sakoneta, donde cojo una cuerda anudada, por la que desciendo a la playa Sakoneta, por la que camino, admirando y fotografiando la rasa mareal.

En este punto, podría caminar por la costa, si la marea esta baja, se puede llegar hasta cerca de Deba, pero, es un tramo de unos cuatro kilómetros, donde se va muy despacio y no tengo tiempo de sobra, además, aunque ayer estuve mirando las mareas, no me quedo del todo claro, así que voy a lo seguro, remonto la ladera por la cuerda y echo un bocado en la pradera, mientras disfruto de las vistas.

Después, continúo bordeando los acantilados, observando desde distintas perspectivas la playa Sakoneta, bajando por un camino, que desemboca en un puente de hormigón, al que podría haber llegado caminando por la rasa mareal ... pero bueno, para otra ocasión será, así que sigo caminando por el sendero, hasta alcanzar el mirador Portutxik, un punto elevado, desde el que observo la rasa mareal y el flych.

A partir de este punto, el sendero se aleja de la costa, aunque no por ello, es menos interesante, caminando a la sombra de un bonito bosque, de pinos, hayas y encinas, por el que llego a una loma herbosa, en la que pasta el ganado, desde la que obtengo unas fantásticas panorámicas y en la que, permanezco unos minutos fotografiando el entorno.

Por unos instantes, el mar Cantábrico, se vuelve hacer visible, el sendero da paso a un ancho camino, por el que atravieso una zona de campos, pasando por una cancela, donde atravieso una pequeña mancha de bosque, que rápidamente da paso, por el que camino, admirando las montañas que pueblan el entorno, que no solo de mar vive el hombre y aquí, las montañas son espectaculares.

Unos metros más adelante, alcanzo la población de Elorriaga, a la que me acerco para buscar una fuente, qué, aunque escondida, localizo, para acto seguido, continuar tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.121, por el que accedo al área recreativa de Elorriaga, acondicionado con mesas y un poco más abajo, una fuente y servicios (buen sitio para autocaravanas y furgonetas), donde el camino se bifurca en dos, tomando el ramal de la izquierda, donde la tierra da paso al asfalto, pasando junto a una zona de caseríos, hasta llegar a una fuente, en la que me refresco.

En este punto, abandono el camino asfaltado, para tomar a la mano izquierda, un camino, por el que desciendo hacia el mar Cantábrico, qué, un poco más abajo, se transforma en un bonito sendero, desde el que echo una mirada atrás, para contemplar todo el tramo de costa que va hasta Deba y al frente, la playa de Algorri, a la que accedo bajando por unas escaleras.

Admirando las tonalidades rojizas de está playa, regreso al sendero principal, que ofrece dos opciones, una por la parte baja que me llevaría directamente a Zumaia o acceder por la parte superior, que es la que escojo, subiendo primero al mirador de Algorri, que ofrece una bonita panorámica de la playa, para acto seguido, seguir subiendo hasta alcanzar la cresta rocosa, por la que camino por un panorámico sendero, desde el que observo la playa de Itzurún y por el que accedo a la ermita de San Telmo, donde finalizo este tramo lineal, que se podría seguir hasta Zarautz, pero, ni tengo tiempo ni el servicio de tren, que une Zarautz con Zumaia está disponible en estos momentos (obras).

La idea que llevo para hacer tiempo, es darme un baño en la playa, miro el reloj, pero, compruebo que le he ganado una hora al recorrido, me quedan quince minutos para coger el tren de las 15:29, (sale cada hora) así que, a paso ligero bajo hacia la iglesia de San Pedro, cruzo la ría y la carretera por un paso subterráneo, para acceder a la estación de tren, donde tomo el tren por los pelos.