LA SECUITA (Tarragonès, Tarragona): L'Argilaga desde La Secuita

Aparcamos el coche en el Carrer del Progrés, por donde pasa el PR-C 159 (Camí de l'Aigua: Tarragona - Puigpelat), que seguiremos durante un buen tramo de esta ruta. Subimos el Carrer del Progrés y posteriormente por el Carrer del Gaià. Deberemos de cruzar la carretera TV-2231 (De l'Argilaga a la N-240 por la Secuita y Perafort) antes de llegar al final del Carrer del Gaià ya que en ese momento no será posible. Otra opción es seguir ya dicha carretera por el arcén izquierdo desde la rotonda, hasta el próximo giro señalizado del PR-C 159 a mano izquierda.

Bajamos por una pista de tierra en la que nos aborda ya una edificación abandonada a mano derecha que no tenemos identificada. En la próxima curva a derechas, iremos bordeando el Bosc de Vallera y seguimos las marcas amarillas y blancas del PR-C 159. Las vamos a seguir en todo momento, entre campos de cultivo, pasando por un respirador, en concreto el 34. Los respiradores servían para ventilar los conductos de agua.

Llegamos a un poste de señalización que seguiremos dirección a L'Argilaga, abandonando en este caso el PR-C 159. Seguimos la pista asfaltada hasta llegar a la rotonda de la TP-2031, que deberemos cruzar extremando precauciones para llegar a L'Argilaga, pequeña pedanía de La Secuita. La cruzamos, pasando por el Carrer de Catalunya, llegando a la iglesia de Sant Roc y girando a mano derecha por el Carrer Nou a través de la Plaça Domingo y finalmente por el Carrer de Tarragona, deberemos volver a cruzar la TP-2031, por otra rotonda, hacia el Camí Vell del Catllar.

Una vez cruzada la rotonda hacia el Camí del Catllar, dejamos a mano izquierda las ruinas del Mas de Fortuny, en muy mal estado y llegamos a La Secuita a través del Carrer Guillem de Claramunt. Seguimos dicha calle hasta llegar a la Avinguda dels Països Catalans, girando a mano izquierda y bajamos dicha avenida hasta encontrarnos con el Carrer del Priorat, que giraremos a mano derecha dirección al Carrer del Progrés, justo donde teníamos estacinado nuestro vehículo, es decir, nuestro punto de partida.