La Velilla, Pajares de Pedraza y el valle del río Santa Águeda (Opción II: Algo más larga)

1.- FICHA TÉCNICA:

Distancia total: 15,26 km
Fecha de realización: 30 de junio de 2022
Fecha de subida: 30 de junio de 2022
Dificultad: De fácil a moderada
Índice IBP: 46
Tiempo total: 5:04:53 h
Tiempo en movimiento: 4:33:06 h
Tiempo parado: 0:31:47 h
Altitud al inicio/al final: 886 m / 886 m
Altitud mínima/máxima: 886 m / 1065 m
Señalización: Solo entre La Velilla y Pajares de Pedraza.
Posible con BTT: No

2.- ACCESO AL INICIO DE LA RUTA

El comienzo de la ruta está situado a la entrada del pueblo de La Velilla, justo antes de cruzar el puente sobre el río Cega, casi enfrente de la Ermita de San Salvador. La ermita es de construcción reciente y lo más notable que atesora, es una talla de la Virgen del Rosario del siglo XVII.
Hay una zona amplia para aparcar, en la que también hay una caseta y una báscula para vehículos pesados.
Para llegar hasta dicho punto, la forma más sencilla, es utilizar la carretera SG–P–2322, que sale de la N–110 (Segovia a Soria).
Las coordenadas del aparcamiento en sistema sexagesimal o GSM, son 41° 09'19,6” N y 3° 48'16,2” W. En sistema decimal o GD, son 41.155452, -3.804505.
Otra alternativa que tenemos para llegar al punto de inicio, es la de utilizar la función “¿Como llegar al punto de inicio?” que tiene Wikiloc a nuestra disposición. Al abrir la ruta que queremos hacer, justo a continuación de las características técnicas de la misma (distancia, dificultad, fecha, etc.) aparece dentro de un recuadro la mencionada pregunta. Al picar en dicha opción, desde tu ubicación, estés donde estés, aparecerá en Google Maps, el trayecto que se ha de realizar para acceder al punto de partida de la ruta.

3.- INFORMACION GENERAL SOBRE LA RUTA

3.1.- CARACTERISTICAS GENERALES:

Es una ruta circular interesante, bonita, poco transitada (sobre todo su última parte) y que tiene un poquito de todo. Se puede hacer en una mañana o en una tarde, pero si nos la tomamos con calma para disfrutar del caminar, de los ríos y del paisaje, y le echamos algo más que medio día, vamos a sacarle más jugo a la ruta.
Tiene tres partes claramente definidas y con diferente interés desde el punto de vista paisajístico. La primera parte del circuito, entre La Velilla y Pajares de Pedraza, está balizada con postes de PR (Pequeño Recorrido) y tiene unos 5,2 km aproximadamente, con un corto tramo “aventurero” una vez pasado el Molino de la Cubeta. No hay opción alguna a equivocarse al caminar en esta parte, pues solo hay que ir siguiendo el cauce del río Cega.
La segunda parte de la ruta, entre Pajares de Pedraza y Arahuetes a través del valle del río Santa Águeda, carece de señalización alguna. A pesar de ello, esta parte de la ruta tampoco presenta muchas complicaciones a la hora de caminar en cuanto a orientación y elección de los caminos por los que progresar, pues varios de los elementos orográficos existentes (cauce del río, los Castillejos y el puente de Santa Águeda) facilitan siempre el encontrar por donde transitar y evitan posibles errores de orientación.
La tercera parte de la ruta, entre Arahuetes y La Velilla, carece también de señalización y es un poco menos atractiva, aunque la zona de la lastra de Arahuetes rompe un poco la monotonía de la llanada de parcelas de secano y de pastos de los alrededores del pueblo. El subir y caminar por la lastra, evita que tengamos que caminar durante algo más de 1 km por la carretera asfaltada SG-V-2314 que va desde Arahuetes a La Velilla.
Se puede realizar en cualquier época del año. Pero teniendo presente por donde vamos a caminar, paisajísticamente hablando, el tipo de caminos que vamos a seguir y el clima de la provincia de Segovia, a mi juicio, el momento idóneo para hacerla son los meses de mayo y junio, cuando la primavera está en todo su esplendor y con la floración en todo su apogeo. lo que le va a dar un añadido de color al entorno por el que vamos a transitar.
En el verano, lo más aconsejable sería madrugar para hacerla antes de que el calor comience a apretar. O se puede hacer en sentido contrario al que nosotros lo hicimos, para llegar cuando el calor sea mayor, a la orilla del río Cega, en donde en alguno de sus pozas o bodones se podrá dar un remojón, si el estiaje lo permite. Esta opción del baño en el río Cega, no es segura. El estiaje suele afectar con cierta intensidad al caudal del río, llegando a secarlo. Aunque si no hay agua en el río Cega para bañarnos, siempre nos quedará la opción de un chapuzón en la piscina municipal de La Velilla, que está a escasos 100 m de donde hemos dejado el coche.
El otoño es también un buen momento para hacer esta ruta, pues dada las numerosas plantaciones de chopos que hay en las vegas del río Cega y del río Santa Águeda, el amarillo otoñal de sus copas, le dará un toque especial de color al paisaje.
No hay fuente de agua tratada en todo el recorrido, salvo en los pueblos de Pajares de Pedraza y de Arahuetes, por lo que es imprescindible el llevar agua en cantidad suficiente.
Ni que decir tiene que es prácticamente “obligatorio” el llevar protección solar, lápiz labial y un sombrero o gorra (aunque esto es aplicable no solo en el verano).
En nuestro caso, hicimos este recorrido el 30/Junio/2022, en un soleado y no muy caluroso día estival. La cubierta vegetal herbácea estaba ya agostada, salvo en las zonas próximas a los cauces fluviales, cuya mayor humedad edáfica, auspiciaba el verdor de la misma.
La primera parte de la ruta, hasta Pajares de Pedraza, puede tener en determinados momentos, sobre todo en el verano y fines de semana, cierta afluencia de gente, aunque la mayoría se limita a hacer el recorrido hasta Pajares de Pedraza para regresar a La Velilla bien por la carretera SG-V-2313, lo que implica el caminar alrededor de 3,6 km por asfalto o bien desandar el camino por el cañón del río Cega.
La segunda y la tercera parte de la ruta, va a tener un ambiente solitario casi siempre, siendo infrecuente el cruzarse o encontrarse con alguna persona. Si exceptuamos el cruce de Arahuetes, donde podemos encontrarnos con algún paisano, el resto del camino lo haremos casi seguro en soledad.
Físicamente no es exigente. Lo más “duro” del recorrido es la subida por una buena pista agrícola, desde el fondo del valle del río Santa Águeda hasta llegar a la plaza mayor de Arahuetes. Es una cuesta de 1,8 km con una pendiente media de alrededor del 7 %.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, se puede catalogar a este circuito, como una ruta de fácil a moderada (el índice IBP es de 46).

3.2.- GEOLOGÍA DE LA ZONA

Geológicamente, el terreno por el que vamos a caminar está constituido por dos tipos de rocas, pues la zona está en un área de contacto entre dos formaciones geológicas.
Una parte está formada por rocas metamórficas, básicamente gneis, y otra parte está formada por rocas calcáreas, fundamentalmente dolomías.
Desde que se comienza a caminar en La Velilla, hasta la confluencia con el Camino del Tuero o de Tejadilla, en las proximidades de las ruinas de la ermita románica de La Vega, es territorio de gneis. A partir de las ruinas de la ermita, las dolomías son las que vamos a percibir a nuestro alrededor hasta que lleguemos al puente rústico sobre el río Santa Águeda, en pleno valle del río del mismo nombre. Cuando crucemos dicho río, para iniciar la subida hacia Arahuetes, volveremos a entrar en terreno de tipo metamórfico.
Dejado atrás Arahuetes, volvemos a terreno calizo al subir a la lastra de dicho pueblo.
En el cañón-desfiladero del río Cega, entre el molino de la Cubeta y el camino del Tuero, es donde veremos las mayores cantidades de gneises, con grandes rocas y bonitas paredes verticales erosionadas por el río.

3.3.- VEGETACIÓN DE LA ZONA

La cubierta vegetal arbórea va a estar en consonancia con el tipo de terreno. En la zona del valle del río Cega, en su parte no calcárea, vamos a ver mayoritariamente las laderas cubiertas por encinas, con algún ejemplar suelto de sabina, y pinos. En la parte calcárea, la sabina albar va a ser la especie dominante con algunos ejemplares de quejigos y enebros entre ellas.
En el fondo de los valles fluviales, hay una buena muestra de la clásica vegetación de galería de río en la que abundan fresnos, sauces y plantaciones de chopos.
El sotobosque va a estar formado por jaras, chaparras, retamas, retoños de sabinas, artemisias, zarzas, escaramujos y plantas aromáticas (espliego, tomillos, salvias, etc.), como especies más conocidas. Las jaras, van a ser las más abundantes.
En el último tercio del recorrido, ya fuera del valle del río Santa Águeda, y dejado atrás el pueblo de Arahuetes, las parcelas dedicadas a cultivos cerealistas y a pastos, serán mayoritarias. Algunas manchas de pinares y enebral-sabinar veremos en la zona de llano y lastra.

4.- ITINERARIO

Dejamos el coche en la pequeña explanada que hay a pocos metros de la Ermita de San Salvador, a la entrada de La Velilla, antes de cruzar el puente sobre el río Cega.
Frente a nosotros sale la ancha pista por la que comenzaremos a caminar. Es el Camino de La Velilla y va a discurrir paralelo al cauce del río Cega. Al cabo de 1,4 km aproximadamente, llegaremos al Molino de la Cubeta, un antiguo molino harinero rehabilitado para uso residencial. Cruzamos el río por un puente de piedra, giramos a la izquierda y bajamos hasta la orilla del río, para comenzar el descenso del tramo más abrupto del cañón del río Cega.
Tenemos dos opciones: una “aventurera”, que discurre por la misma orilla del río y otra “seca”, que discurre a media ladera por dicho cañón y también paralela al cauce del río, solo que a cierta distancia del mismo.
Si elegimos la opción “aventurera”, que está balizada, vamos a caminar por todo el cañón a no más de 5 m de la orilla del río. Esto, en la zona más “salvaje” del cañón, va a hacer que tengamos que subir, bajar o caminar entre grandes rocas de gneis, por escaleras y pasarelas de madera que han colocado para facilitar la progresión. Si se va con perro, las escaleras plantearán un problema para su bajada al animal. En algunos puntos, hay instaladas en las rocas cadenas a modo de líneas de vida, para facilitar el tránsito a los caminantes. Le da un puntito de aventura a nuestro paso por este tramo, lo que, junto a la belleza del cañón, con enormes rocas, paredones y la abundante vegetación de galería de río, hace interesante y atractiva el seguir esta opción “aventurera”. Hará las delicias de los más pequeños.
Tiene dos pegas a tener en cuenta. La primera es que a veces, fuera de la época seca, puede estar algo resbaladizo tanto el camino por las escaleras y pasarelas de madera, como por las rocas, por lo que hay que tener cierto cuidado si las vemos mojadas, sobre todo si se va con gente menuda.
La segunda es que cuando ha habido una época de lluvias y el río baja o ha bajado crecido, el nivel de las aguas puede llegar a cubrir algún tramo de escaleras y pasarelas, llegando incluso a arrancar y destrozar alguna de estas estructuras, lo que hace que sea imposible el transitar por esta ruta con seguridad. En este caso, solo nos queda la opción “seca”.
Si elegimos la opción “seca”, que no está balizada, vamos a caminar por una senda a media ladera a través del encinar. Esta senda a veces puede desaparecer durante unos pocos metros. Cruzaremos un par de pequeños barrancos secos, que nos obligarán a un pequeño baja y sube de sus laderas, aunque nada exigentes físicamente hablando. Esta senda, tiene alguna bifurcación que puede inducirnos a error. En todas ellas, siempre tomaremos hacia la izquierda, con dirección a la salida del cañón por el que vamos caminando, es decir, lo más paralelos al cauce del río Cega que podamos.
Elijamos la opción que elijamos, vamos a terminar en el mismo punto, es decir, cuando el cañón del río Cega empieza a abrirse. En su parte final, veremos alguna bonita poza o bodón en el que darse un chapuzón si es momento adecuado para ello y el estiaje no ha hecho de las suyas, dejando sin agua al Cega.
Cuando el cañón se termina y aparecen las terrazas aluviales, aparecerán las primeras choperas de repoblación mezcladas con tierras dedicadas a cultivos cerealistas y los primeros bosquetes de sabinas.
La pista por la que vamos, desemboca en el Camino del Tuero, así llamado por estar situado bajo las peñas del mismo nombre. Unos 500 m más adelante, a nuestra derecha y casi en la base de la pared caliza, vamos a ver las ruinas de la ermita románica de la Vega, que en sus tiempos perteneció al arciprestazgo de Pedraza. Se cree que fue edificada entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII. Su advocación fue doble, a las santas Justa y Rufina, cuyas tallas están hoy en día en la iglesia parroquial de Pajares de Pedraza. Consta de una nave rectangular y de un ábside. Fue utilizada como cementerio por los habitantes de Pajares de Pedraza. Ya a mediados del siglo XIX, en el conocido Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de Pascual Madoz, aparece citada como que estaba en ruinas y que se utilizaba como cementerio.
Unos 800 m más adelante, llegamos a Pajares de Pedraza, en donde termina la parte balizada de la ruta.
Cruzamos el Puente Pajares de la carretera SG-V-2313, sobre el río Cega, y a nuestra derecha, sale una pista más o menos paralela a la carretera. Por ahí tendremos que continuar. Veremos unas casas y al fondo la silueta en V del final del valle del río Santa Águeda, hacia el que nos encaminaremos. A unos 200 m de la carretera aproximadamente, hay una pequeña pasarela de cemento, que nos servirá para cruzar por primera vez el río Santa Águeda.
Avanzaremos por una pista aledaña al río, entre huertas y alguna chopera, qué al cabo de un tiempo, perderá anchura y se transformará en una senda. Iremos adentrándonos en el valle, en un suave y continuo ascenso por la senda, que al cabo de un tiempo desaparecerá y aparecerá, como si jugara al escondite con nosotros. Nos “buscaremos la vida” para continuar nuestra progresión, así como para evitar la densa vegetación arbustiva y arbórea que nos vamos a encontrar de vez en cuando. A pesar de esto, no hay posibilidad alguna de extravío, ya que solo hay que caminar cerca del cauce del río y valle arriba.
Es aconsejable no cruzar el río Santa Águeda, aunque se pueda, y mantenerse siempre en su orilla hidrográfica izquierda. Nosotros lo cruzamos para ver una zona que nos interesaba, cuando llevábamos alrededor de 1 km caminando por el valle del Santa Águeda. Dado que el río en esa zona acusaba estiaje e iba prácticamente seco, no hubo problemas para cruzar a la orilla hidrográfica derecha y luego, un poco más adelante, regresar a la orilla hidrográfica izquierda. En épocas con circulación de agua, los cruces del río son algo más complicados.
Al cabo de una media hora larga aproximadamente, veremos a nuestra izquierda casi 200 m por encima de nuestras cabezas dos cerros de forma troncocónica cubiertos de sabinas, Los Castillejos. El primero que veremos es el Castillejillo y el segundo el Castillejo Grande (no hace falta explicar el porqué de ambos nombres). Estamos a menos de 1 km de encontrarnos con una senda entre dos filas de árboles que baja por la ladera del valle por la que vamos caminando, y que es más o menos perpendicular al sentido de nuestra marcha. Tenemos que girar a nuestra izquierda por ella, y antes de llegar a un pequeño puente de lajas, el Puente de Santa Águeda, veremos a nuestra derecha un hueco en la pared de piedra de una finca. Este hueco está “cerrado” con unos cuantos troncos de árboles secos, que se superan fácilmente.
Cruzamos dicha finca un poco en oblicuo hacia nuestra izquierda, como si fuéramos hacia el cauce del río y al otro lado de la finca, veremos una puerta de barras metálica, por la que se sale a una pista ancha con rodadas, que discurre por la orilla del río Santa Águeda. Durante unos 700 m caminaremos por ella, hasta encontrar un puente rústico construido con dos troncos de chopo y una pequeña barandilla, que nos servirá para cruzar el río por segunda vez.
Ya en la otra orilla del río avanzaremos por una clara pista y unos 100 m más adelante, la pista da un giro hacia la izquierda, para desembocar en otra pista que en claro ascenso, nos aleja del río y dirige nuestros pasos hacia el pueblo de Arahuetes. La pista de subida hacia el pueblo tiene alrededor de unos 1,8 km y una pendiente media del 7 %
Llegados a la Plaza Mayor, tenemos dos opciones: salimos del pueblo por la carretera SG-V-2314, lo que implica caminar por asfalto los últimos 3,5 km de la ruta o hacemos una pequeña derivación por la lastra, y evitamos el caminar por asfalto durante 1 km aproximadamente, aunque esto implica hacer 1,3 km más que si vamos por la carretera.
En nuestro caso, decidimos ir por la lastra, por lo que cruzamos Arahuetes por la calle Terrero, todo ello en dirección a la lastra, que veremos frente a nosotros. Salimos del pueblo por un camino entre parcelas de secano, que en unos 300 m nos llevó al pie de la subida a la lastra.
Subiremos la ladera norte de la lastra de Arahuetes, en la que puede que nos encontremos alguna finca con alambre de espino a modo de cierre medio caída, pero que es fácil de superar. Llegados a la parte superior de la lastra, alcanzamos un camino claro por el que giramos a la izquierda. Durante unos 800 m caminaremos entre sabinas por la lastra, viendo a nuestra izquierda una bonita perspectiva de esta parte de la provincia de Segovia. El camino por el que vamos, gira a la izquierda y comienza a bajar hacia la carretera SG-V-2314, a la que llegaremos al cabo de unos 400 m.
Al entrar en la carretera, giramos a nuestra derecha y por esta vía asfaltada, de acceso y salida de Arahuetes, caminaremos unos 600 m, hasta que veamos que a la derecha sale una clara pista agrícola, por la que continuaremos hasta desembocar en la carretera SG-V-2313.
Por dicha carretera, y caminando por su arcén izquierdo, en media hora escasa llegaremos a la ermita de San Salvador, frente a la cual habíamos dejado aparcado el coche.

Todo aquel que utilice total o parcialmente la ruta aquí descrita, así como su correspondiente track para GPS y la información complementaria que lo acompaña, lo hace bajo su responsabilidad. Por los riesgos que toda actividad en la naturaleza conlleva, queda igualmente bajo la responsabilidad de quien lo utilice, el tomar las medidas de seguridad adecuadas para realizar el itinerario descrito, que va a depender de las condiciones meteorológicas, del estado y preparación física de quien lo vaya a realizar y del grado de conocimientos técnicos del que use dicho track. La información que has leído, es de carácter informativo y orientativo.