La Vuelta al Mundo en Cuatro Libros. Rocas de Suesca, Cundinamarca; Noviembre de 2023
near Suesca, Departamento de Cundinamarca (Republic of Colombia)
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Itinerary description
Si haces un viaje como nosotros, hay una especie de magia que se brinda y hace dudar de la realidad. Lo fantástico de la pequeñez del mundo, las casualidades, aquellos déjà vu, o el presenciar con incredulidad, que todo salga tan bien, que aquel síndrome de Truman Show, surja entre las cenizas y nos haga sentir que todo el mundo se acomoda para uno mismo.
Mi recordada amiga Laura, a quien conocí viajando junto a Adriana su compañera, en bicicleta por todo el centro del país, quien me ha recibido después en su casa en Suesca, cuando yo viajaba a ese sur curativo, con quienes decidimos pasar de los páramos al bosque andino selvático en un día, con la tándem, o quien me acompañó en los primeros kilómetros a emprender ese último gran viaje, que lo ha cambiado todo, esta vez, ella me recibía en su casa, en Suesca, lugar emblemático para mí, pues allí pasé la primera noche acampando en aquel ya distante primer viaje en bicicleta, por la nación Muisca, más de una década atrás y allí tenía la alegría de volverla a ver y de conocer que ella y su padre, estaban por emprender un periplo épico, también hacia el sur, en motocicleta. Me emocionaba verla feliz, por sus planes, no solo de viajes sino de vida.
Juntos dimos la vuelta al mundo en cuatro libros, cuyas líneas narraban un viaje de cuento, en bicicleta, por cuatro continentes en casi diez años y nosotros nos hemos tomado también un buen tiempo, para poder pasar de página en página, de país en país y de libro o continente, en continente. Desde nuestra lectura, pedaleamos con la mirada, navegamos con cada párrafo, las sabanas africanas y sus tribus, las selvas y montañas de Asia, la belleza de la gente y diversidad de América y la melancolía del viejo mundo europeo, al que le faltaba humanidad, pero brillaba por su reflexividad.
Llegué a Suesca para ceremonialmente, llevarla al último continente, aquel que leyó con una velocidad antónima a la mía, pues yo definitivamente y en mi condición de a veces, dañina melancolía, no quería que acabara, pero justo allí, reservé esas últimas páginas para ese hermoso lugar, para por fin compartirlo con ella.
Fuimos a rodear las hermosas y famosas rocas de Suesca, escuela para quienes alguna vez, escalarán las montañas más altas en este hermoso mundo y así caminando poco a poco, hemos cruzado bosques, bellas praderas y por su puesto en un inicio, aquella carrilera que cuenta historias y viajes de antaño.
Cuando llegamos a su casa para descansar y preparar mi despedida, me ha escrito Salvador Rodríguez, quien alguna vez ha escrito sus vivencias de viaje en cuatro libros llamados, Un Viaje de Cuento, luego de un año en el que desde el Trampolín de la Muerte, en un video le saludaba y agradecía por inspirar ese mismo viaje al sur, cuyo inicio fue en precisamente en sus libros y luego lo he hecho realidad, pedaleando hacia ese soñado punto cardinal y él como respuesta, un año después, me agradecía mi mensaje y el saber que sus libros han servido, no solo para recordar su propio viaje sino para gestar el de otros. En el libro de Europa, cuenta como en Alemania se encontraba con Jamerboi, aquel primer cicloturista que he conocido quince años atrás y quien me enseñaría con su ejemplo y presencia, todo lo que debía saber para un viaje de cicloturismo, gracias a su gran aventura de años por todo el continente americano.
No podría haber mejor confirmación de aquella realidad vivida en los viajes, de aquellas casualidades que se convierten en inolvidables y de todo lo especial que hace viajar y sobre todo compartir con gente maravillosa como aquellos viajeros y como tú, querida amiga Laura.
Esperando nuestra próxima aventura, siempre agradeceré y recordaré lo compartido contigo.
Mi recordada amiga Laura, a quien conocí viajando junto a Adriana su compañera, en bicicleta por todo el centro del país, quien me ha recibido después en su casa en Suesca, cuando yo viajaba a ese sur curativo, con quienes decidimos pasar de los páramos al bosque andino selvático en un día, con la tándem, o quien me acompañó en los primeros kilómetros a emprender ese último gran viaje, que lo ha cambiado todo, esta vez, ella me recibía en su casa, en Suesca, lugar emblemático para mí, pues allí pasé la primera noche acampando en aquel ya distante primer viaje en bicicleta, por la nación Muisca, más de una década atrás y allí tenía la alegría de volverla a ver y de conocer que ella y su padre, estaban por emprender un periplo épico, también hacia el sur, en motocicleta. Me emocionaba verla feliz, por sus planes, no solo de viajes sino de vida.
Juntos dimos la vuelta al mundo en cuatro libros, cuyas líneas narraban un viaje de cuento, en bicicleta, por cuatro continentes en casi diez años y nosotros nos hemos tomado también un buen tiempo, para poder pasar de página en página, de país en país y de libro o continente, en continente. Desde nuestra lectura, pedaleamos con la mirada, navegamos con cada párrafo, las sabanas africanas y sus tribus, las selvas y montañas de Asia, la belleza de la gente y diversidad de América y la melancolía del viejo mundo europeo, al que le faltaba humanidad, pero brillaba por su reflexividad.
Llegué a Suesca para ceremonialmente, llevarla al último continente, aquel que leyó con una velocidad antónima a la mía, pues yo definitivamente y en mi condición de a veces, dañina melancolía, no quería que acabara, pero justo allí, reservé esas últimas páginas para ese hermoso lugar, para por fin compartirlo con ella.
Fuimos a rodear las hermosas y famosas rocas de Suesca, escuela para quienes alguna vez, escalarán las montañas más altas en este hermoso mundo y así caminando poco a poco, hemos cruzado bosques, bellas praderas y por su puesto en un inicio, aquella carrilera que cuenta historias y viajes de antaño.
Cuando llegamos a su casa para descansar y preparar mi despedida, me ha escrito Salvador Rodríguez, quien alguna vez ha escrito sus vivencias de viaje en cuatro libros llamados, Un Viaje de Cuento, luego de un año en el que desde el Trampolín de la Muerte, en un video le saludaba y agradecía por inspirar ese mismo viaje al sur, cuyo inicio fue en precisamente en sus libros y luego lo he hecho realidad, pedaleando hacia ese soñado punto cardinal y él como respuesta, un año después, me agradecía mi mensaje y el saber que sus libros han servido, no solo para recordar su propio viaje sino para gestar el de otros. En el libro de Europa, cuenta como en Alemania se encontraba con Jamerboi, aquel primer cicloturista que he conocido quince años atrás y quien me enseñaría con su ejemplo y presencia, todo lo que debía saber para un viaje de cicloturismo, gracias a su gran aventura de años por todo el continente americano.
No podría haber mejor confirmación de aquella realidad vivida en los viajes, de aquellas casualidades que se convierten en inolvidables y de todo lo especial que hace viajar y sobre todo compartir con gente maravillosa como aquellos viajeros y como tú, querida amiga Laura.
Esperando nuestra próxima aventura, siempre agradeceré y recordaré lo compartido contigo.
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Comments (3)
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Una ruta bien interesante hacia ese bonito lugar y en buena compañía, las fotos están fabulosas, la verdad provoca visitar ese lindo paraje, para intentar escalar esas rocas.
Saludos Amigo, solo voz tenés el placer de rodar por cuatro continentes, todo un ejemplo a seguir.
Gracias, mi estimado. Ese municipio es muy hermoso por su laguna y sus caminos para andar o pedalear. Por eso en aquel primer viaje en bicicleta, allá por inicios de siglo, lo he escogido para conocerlo y disfrutar de su naturaleza.
Amigo Óscar, olvidé mencionar que la vuelta al mundo es literaria, leyendo las memorias de una persona a quien admiro mucho, que ha dado la vuelta al mundo en bicicleta por casi una década. Un saludo.