Lagoa da Lucenza
near A Seara, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
SENDEROS DE GLORIA (XXV)
Tan sólo el paseo por la Serra do Courel para llegar al punto de partida de mi ruta de hoy, ya merece la pena.
Estrecha carretera al borde del precipicio cada vez subiendo a mayor altura, un rebaño de cabras en medio de la carretera, caballos, vacas, enormes perros mastines y hasta un halcón posado sobre un poste, añadido al acojone conduciendo a escasísima velocidad, hicieron que me pasase el cruce hacia A Seara, punto de partida de la ruta PR-G 184 y llegase hasta una pequeña aldea llamada Villarbacú, ubicada en un lugar espectacular y en el que la carretera termina frente a una gran explotación minera.
Metido en el estrecho espacio entre la media docena de viejas casas de piedra de la aldea, casi totalmente abandonada, me encontré con una mujer que me indicó que debía dar la vuelta y no pude resistirme a decirle la suerte que tenía por vivir allí, a lo que me respondió con una extraña cara de circunstancias. Al momento apareció una anciana, muy anciana, con un bastón que, sin lugar a dudas, era la jefa del poblado desde los tiempos en que algún desertor de la legión romana se enamoró de ella hace unos siglos y se estableció en aquel lugar para siempre, disfrutando del paisaje en los ratos en los que no retozaba entre las flores con la que por aquel entonces sería moza (esta novelería mía no tiene remedio).
─Ten que dar a volta pra chegar á Lucenza, me reiteró la Jefa.
Y ahí entendí que la gente de la zona llama así, por el apellido, a la laguna del mismo modo que los madrileños dicen "el Bernabeu" para referirse al Estadio del Real Madrid.
Desde la coqueta aldea de A Seara, situada a mil metros de altitud, parte el sendero que conduce a seiscientos metros más arriba en un recorrido circular que te devuelve al punto de partida.
La Ruta da Lagoa da Lucenza ─que a mí me suena a algún lugar en los Alpes suizos─ está catalogado como "difícil" y, aunque cuando comencé a subir no me lo parecía tanto, les aseguro que la calificación es, como mínimo, adecuada.
Además de la extremada pendiente para un recorrido que apenas es de unos once kilómetros, el irregular terreno empedrado durante la mayor parte del camino al borde de cortadas laderas, lo convierten en un auténtico suplicio para rodillas y tobillos fundamentalmente en la bajada.
Al final de la ruta en la que estuve unas cinco horas (tres y media caminando), imagino yo que para refrescar los pieses, el camino se confunde durante un buen trecho con un resbaladizo arroyo. ¡Toda una delicia!
En cuanto a la famosa laguna de origen glaciar y de la época del pleistoceno (o sea, algo muy antiguo), siento decirles que, al menos hoy, estaba totalmente seca. ¡La pertinaz sequía! diría el generalísimo.
Por útlimo decirles que a 1600 metros de altura hace fresco incluso en un día soleado como el de hoy y el silencio reinante impresiona.
A pesar de todas mis quejas, estoy absolutamente satisfecho de mi pequeña proeza y de los incomparables paisajes de los que he podido disfrutar y que, una vez más, no he sido capaz de plasmar en fotografía.
Y ahora les dejo, que voy a hacer estiramientos para poder moverme mañana.
Tan sólo el paseo por la Serra do Courel para llegar al punto de partida de mi ruta de hoy, ya merece la pena.
Estrecha carretera al borde del precipicio cada vez subiendo a mayor altura, un rebaño de cabras en medio de la carretera, caballos, vacas, enormes perros mastines y hasta un halcón posado sobre un poste, añadido al acojone conduciendo a escasísima velocidad, hicieron que me pasase el cruce hacia A Seara, punto de partida de la ruta PR-G 184 y llegase hasta una pequeña aldea llamada Villarbacú, ubicada en un lugar espectacular y en el que la carretera termina frente a una gran explotación minera.
Metido en el estrecho espacio entre la media docena de viejas casas de piedra de la aldea, casi totalmente abandonada, me encontré con una mujer que me indicó que debía dar la vuelta y no pude resistirme a decirle la suerte que tenía por vivir allí, a lo que me respondió con una extraña cara de circunstancias. Al momento apareció una anciana, muy anciana, con un bastón que, sin lugar a dudas, era la jefa del poblado desde los tiempos en que algún desertor de la legión romana se enamoró de ella hace unos siglos y se estableció en aquel lugar para siempre, disfrutando del paisaje en los ratos en los que no retozaba entre las flores con la que por aquel entonces sería moza (esta novelería mía no tiene remedio).
─Ten que dar a volta pra chegar á Lucenza, me reiteró la Jefa.
Y ahí entendí que la gente de la zona llama así, por el apellido, a la laguna del mismo modo que los madrileños dicen "el Bernabeu" para referirse al Estadio del Real Madrid.
Desde la coqueta aldea de A Seara, situada a mil metros de altitud, parte el sendero que conduce a seiscientos metros más arriba en un recorrido circular que te devuelve al punto de partida.
La Ruta da Lagoa da Lucenza ─que a mí me suena a algún lugar en los Alpes suizos─ está catalogado como "difícil" y, aunque cuando comencé a subir no me lo parecía tanto, les aseguro que la calificación es, como mínimo, adecuada.
Además de la extremada pendiente para un recorrido que apenas es de unos once kilómetros, el irregular terreno empedrado durante la mayor parte del camino al borde de cortadas laderas, lo convierten en un auténtico suplicio para rodillas y tobillos fundamentalmente en la bajada.
Al final de la ruta en la que estuve unas cinco horas (tres y media caminando), imagino yo que para refrescar los pieses, el camino se confunde durante un buen trecho con un resbaladizo arroyo. ¡Toda una delicia!
En cuanto a la famosa laguna de origen glaciar y de la época del pleistoceno (o sea, algo muy antiguo), siento decirles que, al menos hoy, estaba totalmente seca. ¡La pertinaz sequía! diría el generalísimo.
Por útlimo decirles que a 1600 metros de altura hace fresco incluso en un día soleado como el de hoy y el silencio reinante impresiona.
A pesar de todas mis quejas, estoy absolutamente satisfecho de mi pequeña proeza y de los incomparables paisajes de los que he podido disfrutar y que, una vez más, no he sido capaz de plasmar en fotografía.
Y ahora les dejo, que voy a hacer estiramientos para poder moverme mañana.
Waypoints
Photo
3,578 ft
Foto
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