Laguna Grande de Peñalara. Anthercas

Desde el aparcamiento del Puerto de Cotos, cruzamos la carretera para tomar la pasarela hacia el Centro de Visitantes de Peñalara; por tramo empedrado llegamos a la cercana caseta de vigilancia, ya por pista ancha de tierra bajo los pinos silvestres y en progresivo ascenso, vemos la Fuente Cubeiro; alcanzamos el Mirador de la Gitana; doblada su curva, aparece el Cobertizo del Depósito con sus paneles informativos sobre las rutas del Parque.

Subimos los escalones abandonando la pista, el pateado sendero tiene una valla con portezuela, le siguen algunas chorreras, la Fuente Cedrón, muchos pedruscos y buenas vistas; aunque no presenta desnivel, hay que pisar con precaución, mientras faldeamos hacia el Circo de la Laguna Grande; un ternero baja a beber agua del arroyo; a partir de este punto, se puede subir a la Laguna de los Pájaros cruzando el puente; nosotros seguimos rectos encarando un ascenso, por recorrido preparado con tramos enmaderados, desde la caseta de vigilancia y la presilla.

Nos rodean las reses, pastando a sus anchas en este bucólico valle, donde solo crecen los piornos en su pradera (Hoya de la Laguna Grande); arriba, se alza vigilante el pequeño Refugio Zabala y abajo, un encargado del parque, no me deja acercarme al borde de la laguna, para ilustrar mis reportajes con alguna foto de la misma; el celo puesto en el desempeño de su labor es encomiable, al igual que las numerosas normas que gobiernan este parque, a mi juicio, echo en falta la instalación de una pasarela sobre las rocas, cercana a la laguna para disfrutarla como se merece; además, a la vuelta, un cartel prohibiendo salirse del recorrido impide ver la Laguna Chica, justo por donde iba a acceder, tampoco existe cartel que la indique; ascendemos por la pista degradada del Cerro del Cuco observando los caballos trotar.

Descendemos con cuidado por terreno roto de piedra suelta desde la Peña los Quesos, donde ha subido un todoterreno del parque; enlazamos con la pista al Mirador del Cancho, seguimos bajando por la pronunciada pendiente, volviendo al área de protección para los anfibios del Cobertizo.

Volvemos al aparcamiento a tomar un bocado, toca regresar a la aridez de Murcia, después de cuatro días de rutas por esta Sierra de Guadarrama, sobrada de agua, bosques y verdor; con la triste noticia del fallecimiento de Blanca Fernández Ochoa, por cuyos fueros hemos disfrutado.

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