Laguna natural – Río Morles – Calar de Navalperal – Puntal de las Acebeas – Piedras Horadadas – Pozo de la Nieve – Prado Chic

ABSTENERSE SENDERISTAS CON POCA EXPERIENCIA. TERRENO EN SU MAYORÍA DIFÍCIL CAMPO A TRAVÉS.

Quinta ruta oficial 2019 del Club Deportivo Montañeros de La Loma la que realizamos el día 27 de Abril. Desde la carretera que desciende sobre la Cuesta del Rey nos dirigimos de inicio a una laguna natural a partir de la cual buscaremos un abrevadero junto al Morles o Arroyo de la Hueta. Nuestra intención es encontrar un paso remontando el cauce para buscar un tranco de acceso al Calar de Navalperal. Como opción B si el ascenso no es viable, tenemos un enlace por la zona de las ruinas de Rolamiel, aunque finalmente conseguimos buscar un acceso que de camino nos permite asomarnos a un par de poyos con vistas impresionantes, eso sí, con un notable ascenso campo a través de casi cuatrocientos metros en poco más de kilómetro y medio. Una vez en el calar, ascendiendo por un tranco de piedra natural, nos dirigimos a la cuidada y bonita caseta de fogueros de Navalperal, un lugar cuya particular belleza consiste en su visión sobre el emblemático Yelmo, los diversos calares de Segura, parte de Cazorla y Las Villas, la Cabrilla, la Sagra y las vistas de lejanía sobre parte también de la sierra albaceteña.

Desde la caseta ponemos paso al vértice de Navalperal con sus 1620 metros y continuamos recorrido en dirección Norte hacia el otro extremo del calar, el Puntal de las Acebeas. El tránsito por este altiplano es agradable, enormes manchas de narcisos y flores entre hierba y salgareños le dan en este momento del año un esplendor especial. Tras divisar lo que se avecina, el pozo de la Nieve, las Piedras Horadadas y el Cerro Bucentaina, desde arriba, nos lanzamos a un descenso bastante vertical, aunque por terreno blando. Sorprende especialmente la Piedra de los Agujeros o Piedras Horadadas, ya que hasta que uno no está bajo ellas no se da cuenta de la tremenda mole rocosa que le domina, un lugar que impacta. Tras el disfrute, toca poner dirección por senda ahora hacia el cerro Bucentaina, aunque al poco de dicha senda buscamos entre la maleza acceso campo a través hacia el cerro. Una trapada que con el calor que va apretando invita a tomar refrigerio desde la atalaya de bucentaina que nos da vistas hacia Siles y la presa. Cuando hacemos el descenso hacia la pista a la altura de Puente Honda, las ganas nos juegan una pequeña mala pasada y la llegada a la hueta se nos hace algo pesada por carretera.

Pero todo esfuerzo tiene compensación una vez en la Hueta, preciosa aldea con generosas fuentes que nos sirven para aliviar calor y dirigirnos hacia las cascadas del Morles. Poco debo decir que no digan las imágenes por deficientes que sean, este conjunto de cascadas han colmado mis expectativas. En dos palabras que diría el ínclito, IM-PRESIONANTES.

Exigente ruta ya que el trazado transcurre campo a través en su mayor parte, y es muy rompepiernas por los distintos repechos, pero…sarna con gusto…