Lagunas de Grullas, Sin Nombre y Bargallanta. La Pedraja. Montes de Oca. (Burgos)

Salida a los montes de la Pedraja, los famosos Montes de Oca, al día siguiente de una nevada que nos sorprendió en la ciudad de Burgos. Era para disfrutarla porque, con el cambio climático, esto dentro de poco será ciencia ficción.
Como era una salida corta no hemos madrugado mucho. Salimos de Burgos Miguel Ángel, Eusebio, Jesús y quien esto escribe. Nos dirigimos por la carretera de Logroño y nos detenemos en las inmediaciones del puerto de la Pedraja, unos cuatro kilómetros antes de llegar a Villafranca Montes de Oca. Aparcamos el vehículo en el kilómetro 82,5 de la N-120. Y es aquí donde iniciamos nuestra marcha, la cual nos va a llevar a unas lagunas que ya conocemos por haberlas visitado en ocasiones anteriores y que suelen estar secas la mayor parte del año. Con las llovidas recientes, y que incluso han provocado desbordamientos en distintos tramos del Ebro en sus cursos alto, medio y bajo, muy mal se nos tenía que dar para seguir viéndolas sin agua. Pero eso solo se comprobaría una vez que llegáramos a ellas.
Comenzamos nuestra ruta a las 10.55 por la pista que se denomina Camino de Úzquiza. Hemos estacionado en el asfalto, hoy cubierto de nieve, de lo que fue la antigua carretera.
La pista es ancha y llegamos al cabo de 23 minutos a un cruce de caminos. Nos salimos de nuestra pista y nos adentramos por el pinar en dirección a la laguna de Grullas, la más grande de la zona y una de las dos únicas que figuran representadas en la cartografía. Como los surcos y roderas están todos anegados de agua, somos optimistas y damos por hecho que habrá agua en las lagunas. No fue así la anterior vez que estuvimos por esta zona. Y en la ruta de Wikiloc que en su día colgué, me vi obligado a incluir fotografías anteriores que no pertenecían a aquella marcha..
Hemos avanzado paralelos al Arroyo de Valdefuentes que nace en las inmediaciones del cruce que he aludido. Ya una vez en el pinar seguimos hacia el sur. Nos desviamos de forma accidental un poco del camino de Úzquiza que nos llevaría directos a la Laguna de las Grullas y eso nos permite encontrarnos con dos charcas de tamaño considerable, lo suficiente como para que las consignemos y marquemos los oportunos waypoints. Dos nuevos cromos para la colección.
Estas lagunas hay que localizarlas a través de la fotografía aérea. Nos las encontramos en un lapso de dos y siete minutos respectivamente, después de habernos salido del cruce que he mencionado. Por el bosque bastante cerrado el GPS pierde la señal en ocasiones.
El paisaje de la nieve cubriendo las ramas es sencillamente impresionante. Como no es época de setas no nos encontramos a nadie.
A las 11.37 llegamos por fin a la laguna de Grullas, la cual encontramos cubierta de una fina capa de hielo y montoncitos de nieve sobresaliendo de la superficie. Hubiera preferido encontrármela con agua para ver los reflejos pero también tiene su encanto tal y como la hallamos. Bien vale un reportaje fotográfico. Eusebio desenfunda su dron y nos quedamos unos buenos tres cuartos de hora recreándonos con el paisaje.
Salvando las distancias y con un poco de imaginación, las vistas aéreas de esta laguna rodeada de un inmenso bosque pueden recordarnos la taiga siberiana o un paisaje típico de los bosques de Laponia aunque sin las miríadas de lagos que los pueblan. Bueno. Ya sé que me estoy pasando tres pueblos. Pero aquello es precioso.
Reiniciada la marcha proseguimos por el camino de Úzquiza.- Se trata de unas roderas en medio del bosque. Por esta zona superamos los 1.200 metros de altura, la cota máxima de nuestra ruta.
Llegados a un punto tras un recorrido por el camino de unos mil metros en dirección sur-sureste, giramos bruscamente noventa grados a nuestra derecha para ir al encuentro de la siguiente laguna. Se trata en esta ocasión de una laguna sin nombre a la que tengo mucho cariño porque, en su día la encontré, escudriñando las vistas de satélite. No figura en la cartografía y no me consta que el IGN la tenga catalogada. Ya la menciono en la ruta que subí a Wikiloc el año pasado.
Llegamos a esta laguna sin nombre (que bien podríamos denominar Laguna Sin Nombre, así, con mayúsculas) recorriendo el pinar unos seiscientos metros hacia el sur-suroeste. Es característica la masa arbórea que sale de sus aguas y nos impide ver las aguas de un solo golpe de vista en toda su extensión. Llegamos a este punto a las 12.54 y Eusebio vuelve a su protocolo de preparar el dron para el vuelo.
Después de la sesión fotográfica de esta gran charca rodeada de pinos y algún roble, volvemos a ponernos en camino. Vamos en esta ocasión a la laguna de Bargallanta. Esta tiene nombre pero es más pequeña. Para llegar a ella tenemos que mantener nuestro rumbo hacia el oeste por el bosque, descendiendo primero y luego subiendo las suaves laderas de un pequeño barranco que va a unirse al río de Valdecarros. Se alcanza de esta manera una nueva pista en cuyas inmediaciones se encuentra la última laguna. La pista discurre hacia el sur y divide los términos de Arlanzón y de Villafranca Montes de Oca. Si continuáramos hacia el sur, llegaríamos a una charca artificial en la vega de Valdecarros, utilizada, imagino, como balsa para recoger agua en caso de incendios. Pero como es artificial, para más inri con una regular forma rectangular, no nos despierta mayor interés y la descartamos en nuestro paseo lagunar de hoy.
Una vez en Bargallanta, y después del preceptivo vuelo del dron, ya no nos queda más que regresar al punto de inicio para terminar nuestra ruta. Lo hacemos por la pista que recorre los parajes de Robles Gordos, la Solana y Dehesa Nueva antes de unirse al camino de Úzquiza que traíamos al inicio de la ruta. Llegamos al coche a las 15.06 dando por finalizado nuestro paseo de hoy.
Cuidado con el perfil de la ruta que figura pues, al perderse a veces la señal del satélite, se percibe una cuesta ascendente desproporcionada en el lugar de la laguna sin nombre. Al estar detenidos mucho tiempo olvidé apagar el GPS y aunque estuviéramos parados los satélites hicieron que la señal se moviera de un lado para otro sin rumbo y de arriba abajo. El desnivel acumulado realizado es considerablemente inferior al que se marca en la ruta. Y con toda seguridad pasa lo mismo con los kilómetros recorridos.
Espero que disfrutes de las maravillosas vistas de un paraje casi totalmente desconocido salvo por los nativos de la zona y algunos seteros. Está claro que este es otro recorrido de la serie “Out of the beaten track”.