LaHINO - subida al Fuerte San Carlos desde Ahedo 2022

Habiendo ascendido tiempo atrás al Sancarazo, hoy toca completar el otro pico meseta de esta sierra: “El Fuerte San Carlos”.
Dejamos el coche a la salida del pueblo de Ahedo, en una curva de la pista y seguimos la pista unos cientos de metros. Hacemos un fuera de pista vertical para empalmar con la senda del ascenso al pico, ya que no la iniciamos correctamente.
Seguimos la senda y después de una subida bastante empinada vamos a dar con la señal que indica el Fuerte San Carlos.
Continuamos ascendiendo ahora ya más suavemente hasta llegar al Collado de la Rasa 1361m que separa las mesetas Sancarazo y Fuerte San Carlos.
Seguimos el collado durante unos cientos de metros hasta llevarnos a la falda del pico. Aquí ascendemos un tramo y bordeamos la meseta por el lado sudoeste donde podemos ver parte de la muralla y buenas vistas del valle y del cementerio de Sad Hill, hasta subir al altiplano.
En esta elevación ya hubo, al parecer, un asentamiento humano en la edad de Hierro, habiendo sido ocupada a lo largo de la historia por celtas, romanos, moros y cristianos.
El nombre medieval fue “Las Peñas de Carazo” o “Las mis Peñas o fortaleza de Carazo” como la llamaba el conde de Haro en 1414, y finalmente el nombre de “El Fuerte San Carlos”, proviene de la ocupación del lugar por el ejército carlista.
Es un sinclinal de 1 km de longitud y 200 metros de ancho que se nos presenta como una enorme fortaleza que domina toda la zona. En su aplanada cima, todavía pueden verse restos de 5 cubos o torreones circulares y de una torre cuadrada, un vértice geodésico y un monumento a un general del aire que murió aquí durante unas maniobras de paracaidismo celebradas aquí en 1955. Tiene difícil acceso, por lo que durante las contiendas de la Edad Media tuvo un gran valor estratégico. Su misión en aquella época era controlar el paso entre las ciudades de Clunia y Lara, cabeza del Alfoz. Se sabe que tuvo también una importancia decisiva en las luchas de los ejércitos musulmanes y cristianos, en las guerras entre Navarra y Castilla en el siglo XI, y, en el siglo XIX, en la Primera Guerra Carlista.
Recorremos todo el altiplano siguiendo la muralla y disfrutando de las fabulosas vistas en todas direcciones.
Después de un merecido desayuno, a refugio del incómodo viento que nos acompaña, iniciamos el descenso en zig zag que nos lleva de nuevo al Collado la Rasa.
Evaristo, mi compañero de excursión, quiere ver de cerca los fabulosos tejos tan característicos de esta zona y decidimos seguir (¿abrir?) una senda que bordea toda la meseta de Sancarazo por la base de los peñascos. Vamos con cuidado ya que la pendiente lateral impresiona, aunque la senda es suficientemente ancha para ir con seguridad.
En esta zona se nos levantan a poca distancia numerosos buitres que anidan en estos riscos y que parecen sorprendidos de ver excursionistas a esta altura.
Una vez vistos los tejos y viendo que la senda llega un momento en la que ya no parece tener salida, decidimos bajar recto por una gravera que nos lleva directamente a la senda y está a la pista de vuelta al coche.