L'Ametlla de Mar Castell de Sant Jordi d'Alfama-Platja de l'Almadrava

La ruta está calificada como moderada en general, por las características propias del "Camí de Ronda" por el que discurre, y en particular por el tramo fuera de sendero y entre vegetación marcado como "Esquerra a Prop Vies". Realmente puedo afirmar que hoy ha sido un dia de película. No tan sólo por la excelente luminosidad, con los habituales espléndidos juegos de luces entre el sol y el mar, sino también por las localizaciones únicas que brinda este hermoso rincón de la Costa Dorada, que, salvando las distancias, se hermana con la querida Costa Brava por las singulares calas y bellos rincones que menudean en la zona. Nos recibe el modesto pero imponente Castell de Sant Jordi, con el que no podemos por menos que rememorar el asedio a "El Álamo", (aunque en aquel caso estaban algo lejos del mar), puesto que aunque ahora la zona está casi desierta, seguro que es la calma que precede a la tempestad. A su lado, las ruinas de una antigua "Torre del Telègraf", que se presta a bromear con el consabido antes y después (del asedio). Un poco más allá, un bunquer de la guerra civil, como clara alusión a "Ladykillers", o poniéndonos serios a "Operación Ogro", y como comedia a "Los del Túnel". Sea como sea, nos permite juguetear y recorrer los pasillos, pagando como precio algún que otro coscorrón por no prestar atención a la altura del techo. Como jugueteamos también con el GR y el track, saltando entre las piedras y creando nuestro propio itinerario, por el capricho de llegar hasta el borde del agua, u observar mejor las desprendidas rocas. Algunas de las cuales podrían ser las rodantes protagonistas de la famosa escena de "En Busca del Arca Perdida". O los recuerdos de naufragios de "A la Deriva" o "El Arrecife" que aparecen al pasar junto a los yates amarrados en el puerto. Igual que cala tras cala, a cuál más singular, no podemos por menos que recordar la intrigante "La Playa", tal es la impresión que causan al aparecer ante nuestros ojos de la nada, al doblar cualquier recodo. Puestos en situación, nos sentimos tentados a ser el enigmático personaje que al ser preguntado en este caso por Cala Llobeta, envía a su perdición a los desprevenidos turistas hacia un cruento final. Mas volviendo a la realidad, los dirigimos "Por el sendero si llevais bambas, o por la calle si ,como viene siendo habitual, vais con chanclas". Aprovechando el parón para observar el apuro de un torpe submarinista, con perdón, que se adentra en el agua sin ponerse las aletas, siendo imposible por razones obvias mantenerse de pie en equilibrio entre las olas para calzarlas, y teniendo que suplicar la ayuda de los otros para lograr encajarlas. Esta cómica escena real, en que uno le sujeta por los hombros y la otra se las pone, sirve como homenaje a la entrañable comedia "The Life Aquatic". Un poco más adelante, se completa el cuadro con un quieto naturalista, que después de lanzarnos una mirada de reproche por nuestras cantarinas risas, se agacha para , poniendo la lente encima de la hoja de la planta, tirar varias fotos con deslumbrante flash??? a pleno sol. Nos guardamos por ignorantes de criticar este método, ya que igual descubre la cura contra el cáncer como en "Los Últimos Días del Edén", pero inconscientes como somos, no podemos por menos que tomarnos a guasa su miedo a que el ruido hiciera salir huyendo al vegetal. Cerca del Port de Calafat el Gr se aleja del mar y se pierden las marcas, por puro instinto pasamos entre los edificios para tomar las fotos, y volver luego a la transitada calle para, dejándola de nuevo, abrazar el Gr junto a la costa. Aquí tenemos la suerte de ver en exclusiva una danza con motos de agua, que parecen practicar una armóniosa coreografía para "Waterworld". En la lejanía, elegantes cruceros albergan, imaginamos, hilarantes escenas como en "Una noche en la Ópera", que familiarmente conocemos como "El Camarote de los Hermanos Marx". Llegamos a la Platja de l'Almadrava, donde una estatua de un recio y aguerrido marinero se postula para "Moby Dick". Con los ojos muy abiertos observamos a lo lejos la Central Nuclear de Vandellós, y giramos a la izquierda, no por prevención, sino para evitar la valla que parece aislar el recinto, mientras vamos musitando "Chernóbil", "Fukushima" y la clásica "El Síndrome de China". Como no podía ser menos con estos precedentes, en el intento de no repetir el camino de vuelta por la costa, nos acercamos a la vía puesto que hemos visto varios tracks que pasaban junto a ella, pero una valla impide el paso, y aunque alguien la ha combado para saltarla al estilo de "La Gran Evasión", nosotros dados a correr menos riesgos nos conformamos con caminar junto a ella. Entre desechos del arreglo de la vía y que la vegetación ha ido creciendo, en algunos puntos se hace difícil pasar y nos obliga a dar un rodeo o abrirnos paso como en "La Jungla", aunque conseguimos salvar el trance al precio de algún pequeño arañazo y la piel levemente rasgada. Llegados a un punto en que no hay paso, nos vemos obligados a volver hacia L'Almadrava, procurando repetir el menor tramo posible. El retorno por calles y avenidas por la umbría sirve, para buscando alivio del bochorno, recordar "En el Calor de la Noche" o suspirar por ser "El Hombre sin Sombra". Llegando de nuevo al Castell vemos de primera mano el incesante ataque al lugar, la playa repleta, el agua invadida, en el chiringuito trabajando sin descanso, y un paciente conductor nos sonríe con alborozo en el aparcamiento, cuando ve que sacamos las llaves para irnos con el coche. Nada que ver en este caso con P2:El Nivel del Pánico".