L'Ametlla de Mar R16-Castell i Capella de Sant Jordi d'Alfama-Les Tres Cales
near l'Ametlla de Mar, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
La ruta está catalogada como moderada, por las características intrínsecas del "Camí de Ronda" por el que discurre. Un tiempo revuelto, loco y variable de final de verano nos recibe en L'Ametlla de Mar. Las personas menos afortunadas, o no, nos medio atropellan al salir del andén, y nos preceden hacia las calles casi desiertas de veraneantes, pero con animadas terrazas en las que se combinan desayunos con almuerzos. Las urbanas arterias de estrechas aceras, forman un dédalo que a veces deviene en vericueto, pero no impiden a sus habituales transeúntes alternar el paso con los escasos vehículos que aseguran el aprovisionamiento de unos y otros. Tras detenernos boquiabiertos antes las imponentes embarcaciones de lujo y observar que hay múltiples casetas ofertando alquilar motos de agua, barcos, o contratar excursiones marítimas o inmersiones submarinas, llegamos a la "Platja de l'Alguer", que a pesar de estar unida al casco de la población, está practicamente desierta, hasta el extremo de que las gaviotas ganan por goleada a los humanos. Esperamos romper la racha en la "Platja de Pixavaques", puesto que además de estar muy próxima, cuenta con un camping y piscina en el restaurante. Y se cumple, aunque por el lado de ganar por goleada las palomas. Estando aparentemente vacía la playa, el camping y la piscina. Tan sólo unos padres enseñan a bucear a su hijo en un extremo alejado de la orilla, y a un lado, sentada en un banco con preocupado semblante, una joven sirena parece desesperar ante la ausencia de su apreciado marinero. A partir de aquí pasamos por una ristra de variadas calas, de curiosos y llamativos nombres, de las cuales no sabría cual escoger, para no desmerecer al resto. El tiempo y el agua han jugado con las pétreas rocas, creando a su antojo incontables formas de aspectos y tamaños singulares. Socavando la costa hasta el extremo de crear multitud de cuevas, algunas de las cuales, ubicadas bajo el camino (como en la "Cala del Llop Marí"),hacen temer un cruento derrumbe del propio camino, o de las señoriales mansiones construidas casi al borde del mar. Como en "Cala Nova", donde la semejanza de su muro de piedra y una verja desmontada para permitir el paso, hace dudar de si quisieron usurpar el público dominio. Estas construcciones podrían explicar la presencia de escaleras para acceder al agua, en el afán de tener cerca un recodo privado donde solazarse. No es el caso de la no tan pequeña "Platgeta de Xelin", donde divisamos a lo lejos a unos relajados nudistas, que pueden disfrutar sin competencia de toda ella. Aunque parece que hoy no harán muchos amigos. En la "Punta de Cala Mosques" pasamos de nuevo junto a bellas mansiones, en este caso gemelas, que comparten jardín y piscina, y no podemos por menos que envidiar la suerte de los inquilinos, puesto que sólo se alquiló una y disponen de todas las instalaciones comunes, para usarlas a sus anchas en exclusividad. No explicaré el motivo del nombre de "Cala Bufador", puesto que confío en vuestra fértil imaginación al ver las fotos del agua silbando entre las oquedades de las rocas, pero si llamaré vuestra atención sobre la osada bañista, que usando previamente una escalera para descender a las aguas, se enfrenta al frío y bravura del contenido oleaje. Aunque parece que oficialmente se la denomina "Cala Forn", tal vez para justificar lo de "Les Tres Cales", la postulo para ascender a playa, puesto que dispone de chiringuito, lavabos y una pareja de socorristas, que aunque careciendo de torre y aposentados en una mesa de la citada guingueta, cumplen con creces su función. Como no se permite la entrada al "Castell de Sant Jordi" y ya recorrimos el búnker en otra ocasión, jugueteamos entre las rocas, para descubrir un hermoso arco de piedra y un ágora por cortesía del mar regaladas. A su lado, una construcción humana que tuvo la función de frenar al enemigo con ametralladoras. Se acaba aquí el periplo por la costa, y girando a la izquierda junto al "Estany de Sant Jordi", enfilamos hacia los túneles que nos llevarán al otro lado de las modernas infraestructuras, tanto viarias como ferroviarias. Caminamos por las calles ahora invadidas por la vegetación, de la que teniendo que ser urbanización de lujo, devino en paraiso de las ardillas, que correteando entre los pinos, se nutren y juguetean sin aparente preocupación. Debemos cruzar dos veces el "Barranc de Sant Jordi", ahora sin agua y sin puentes que unan las urbanizaciones hermanas, como paises enfrentados que desean mantener sus fronteras. Vale la pena la travesía para visitar la "Capella de Sant Jordi", contemporánea construcción que sorprende por los grandes ventanales que sustituyen a las habituales paredes opacas, y que permiten contemplar su hermoso interior aunque esté cerrada. Tal vez os inquiete saber el motivo de que aparentemente la ruta acabe en medio de la nada, pero por motivos de secreto de sumario, sólo puedo revelar que existe una cierta pero directa relación con las pausas de hidratación y nutrición, y que el apetecible aroma que nos trae el familiar humillo, hace que aligeremos el paso sin hacer caso del asfixiante sol que ahora reina sin compasión.
Waypoints
Comments (2)
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Preciós recorregut
Bona passejada pel litoral